Dime que lo vas a intentar

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POV Luiza

Cuando llego a la casa de Valentina entro sin tocar pues tengo la llave y me encuentro con la peor escena que podía esperar. Verla abrazada a otra mujer me rompe el corazón en mil pedazos. No sólo por imaginar que exista algo romántico entre ellas sino que también quizás tiene la confianza con esa extraña que le falta conmigo. Es un jarro de agua fría, me quedo sin reacción, entro en pánico y no sé qué decir. Valentina llama mi nombre pero lo escucho lejos. Quiero desaparecer y eso hago. Salgo corriendo con la llave del coche en las manos. Valentina intenta detenerme, pero aparto sus brazos de mi, no quiero que me toque. Forcejeamos porque me intenta sacar la llave. Son momentos de confusión, ni siquiera se lo que hago solo no necesito tenerla cerca de mi en estos momentos porque puedo hacer algo de lo que después me arrepienta. Es más fuerte que yo y consigue su cometido. Lanza la llave lejos en medio de tanta oscuridad me va a resultar difícil encontrarla. Quiero matarla, es una estúpida. La empujo con rabia.

-Luiza, para por favor- exige Valentina al ver que no desisto de buscar la dichosa llave. Como no aparezca me las va a pagar.

-Cállate, no voy a oírte- respondo tapándome los oídos. Si estoy muy enfadada y pienso actuar todo lo inmadura que pueda.

-Mírame, no te voy a dejar marchar así- insiste Valentina tomándome del brazo para acercarme a ella.

-Estoy tratando de entender el porqué desapareciste de un momento tan familiar y tan intimo para venir corriendo a los brazos de una desconocida. Bueno al menos para mi. Tú se ve que la conoces muy bien. Sé muy feliz, te lo mereces- saco toda la rabia que tengo dentro y contengo mis lágrimas tratando de parecer inquebrantable, cuando estoy en la mierda.

-Cálmate, te voy explicar- avisa Valentina entrando en desesperación.

-Ahora la que no quiere hablar soy yo. Me pediste tiempo, te lo di. Comprensión, cariño, todo. Y tú ni siquiera confías en mi. Encima si tú problema es una confusión y estás pensando en largarte con otra. Te estás tardando porque no te voy a rogar- entro en una nube de reproches y acusaciones porque estoy sobrepasada y en parte es su culpa por no decirme la verdad y tenerme mareada.

-No es nada de eso, me lástima que pienses que te haría algo así. Escúchame, te amo y lo siento por estar así de rara.  No te merezco, soy una basura- repite Valentina llorando destruida como pocas veces la vi. Mi corazón me pide que la abrace, mi cabeza me dice que me aleje.

-Prometiste que estarías siempre conmigo y que no me mentirías- me rompo a llorar también.

-También prometí darte muchos hijos y no puedo- confiesa Valentina con los ojos completamente rojos. Odio verla así.

-¿De que estás hablando Valentina?- tengo muchas preguntas.

-Esa de allá adentro es la doctora con la que me hice unas pruebas algunos meses atrás cuando estabas de viaje. Quería darte una sorpresa y comenzar el tratamiento para tener a nuestro segundo bebé. Y resulta que soy una inútil, que no puede quedar embarazada. Ya lo intenté y no pude. Le fallé a nuestra familia. ¿Entiendes eso? Te fallé y no te puedo mirar a la cara por esa razón porque me duele oírte hablar de los hijos que no te puedo dar. No soy buena para ti, ni para nadie. Llamaré un taxi y mañana te busco las llaves. Lo siento por eso- suelta Valentina tranquilamente toda esa información y yo me quedo navegando en cada palabra, subrayando los detalles, sintiendo por primera vez esa clase de dolor, su dolor que también es mío. Ella cargando con todo eso sola y yo cumpliendo mis sueños en otro rincón del mundo. Siendo egoísta sin saberlo. Nos quedamos mirando a los ojos por un buen rato.

La abrazo inmediatamente cuando se intenta alejar porque está a punto de romperse de vuelta. Valentina y Leo son mi vida entera. Yo sería capaz de todo por ellos dos. No la voy a dejar sola ni en este siglo ni en el siguiente, me da igual lo que diga. Se lo orgullosa que es y puedo entender su silencio y el que no me contara, pero jamás entenderé ese afán de rendirse sin dar pelea. Esa no es mi Valentina y yo la voy a ayudar a reencontrarse. La última palabra no está escrita. Nuestra familia seguirá creciendo y nos amaremos mucho hasta el final de los días, por encima de las dudas y las turbulencias del camino.

-Era mi deber hablarlo contigo pero no sabía- asegura Valentina al separarnos.

-Tendría que haberlo visto. Soy una idiota- no puedo no culparme. Algo no andaba bien y preferí ignorarlo por el momento en el que estaba viviendo y no era precisamente una tontería.

-¿Como pudimos desconectarnos tanto?- pregunta Valentina afligida.

-No lo sé, pero no quiero que sigamos separadas. Déjame demostrarte todo el amor que siento. Sanemos juntas por favor. No te escondas más. Quiero llorar contigo, reír, luchar, dormir, cuidar tus pesadillas. Valentina yo no me voy a rendir ni aunque tú me lo pidas- aseguro tomando sus manos con fuerza.

-Estoy un poco jodida- teme mi esposa mostrándome su vulnerabilidad.

-Lo sé, pero vas a estar bien- acaricio su pelo y seco sus lágrimas pero entonces comienza a llover.

-Creo que el cielo está intentando decirnos algo- dice Valentina mirando para arriba.

-¿Qué vayamos para adentro?- pregunto sonriendo.

-Yo creo que más bien quiere que me beses- pide Valentina mirándome con esos hermosos ojos verdes

Sostengo su rostro para regalarle un beso dulce y apasionado a la vez, me pierden sus labios, lo suave que son, el sabor caliente de su lengua recorriéndome de memoria aunque también improvisa para escuchar nuevos suspiros. Me lleva corriendo de vuelta a la casa para que esto no termine convirtiéndose en pulmonía. Encontramos un papel en la puerta de la doctora.

"Espero que esto haya terminado en reconciliación. La verdad siempre es el camino Valentina y por cierto espero que lo quieras intentar otra vez, ya sabes lo que dicen donde hay un por ciento de probabilidad ten un noventa y nueve por ciento de fe. Besos para las dos"

-Me gusta- decido al leer la nota y yo muerta de celos.

-Por cierto es casada- aclara Valentina.

-Como si las casadas se resistieran a ti- bromeo.

-Sabes de sobra que esa fama quedó atrás- protesta Valentina rodeando mi cintura con cariño.

-Tienes razón, soy irremplazable- juego subiéndome a su regazo.

-Deberíamos quitarnos esta ropa mojada- propone Valentina.

-No es lo único mojado aquí- provoco mordiéndome el labio. No sé cómo pasamos de la tensión a la pasión.

-Estás loca- sonríe Valentina completamente rendida.

-Dime que lo vas a intentar- me aferro más a ella buscando una respuesta en su mirada.

Continuará....

No te odio, te amo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora