Olvido

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POV Luiza

"Recordar es fácil para quien tiene memoria; olvidar es difícil para quien tiene corazón".
Gabriel García Márquez

Estoy retrocediendo. Soy incapaz de encontrarme. Tantos años de terapia y no consigo rescatar nada de lo que fui. Es completamente frustrante. Debería ser feliz, pero me siendo incompleta. Hay una parte de mi que no conozco. Siento que mi familia me oculta cosas. No me han contado toda la verdad. Tonta no soy. Por eso he decidido volver a mi lugar de origen. Si no han mentido también en ese aspecto. Pasaré tres meses y espero conseguir controlar esta ansiedad. Sufro mucho, cuando me quedo sola soy un manojo de nervios. Las noches, son una pesadilla. Hay una imagen que suele visitarme constantemente. Es la sombra de una mujer. No logro ponerle cara. Quizás me están intentando proteger al no contarme. ¿Será que hice algo malo? Todo es muy borroso. Ojalá consiga rescatar ese tiempo perdido, porque vivir en esta página en blanco es una sensación horrible.

Lo único que me salva es el baile y eso que según dicen estudiaba derecho. Mis horas felices son encima de un escenario o dando clases a personas que como yo comparten la misma ilusión. He conseguido tener varios recuerdos de cuando era pequeña. Siempre moviéndome por los rincones, inventando coreografías. Quizás por eso lo amo tanto, es lo único que siento verdaderamente mío. Desde que aterricé me estoy sintiendo inquieta, como si algo importante me estuviese por suceder. Una mezcla de sensaciones bastante raras. Que bueno que Carol me acompaña en esta ocasión, puede que logre convencerla de llevarme a lugares que sean importantes para mi proceso de construcción. Después del accidente tuve que hacer fisioterapia y es prácticamente un milagro que no tenga secuelas físicas. Fue bastante grave. Según mis padres salí corriendo de casa ese día después de una discusión sobre mis estudios. No lo tengo claro, me parece que no es una razón de peso. Necesito descubrir tantas cosas.

-Te juro que después de la sección fotográfica voy a llevarte a nuestra antigua casa. Deja de molestar- se queja Carol.

-¿Por qué nos fuimos? Me gusta bastante aquí. El clima es mejor- comento para sacar más información.

-Cosas de trabajo Luiza, nada importante- responde Carol algo nerviosa.

-Quiero quedar con nuestros amigos. ¿Como dijiste que se llamaban?- cuestiono.

-Duda, Igor y Roger. Éramos un grupo bastante unido pero perdimos el contacto. Lo voy a intentar pero no sé si los pueda encontrar- acepta Carol bastante incómoda con la idea de volver a verlos.

-Inténtalo por favor. No sabes lo que se siente. Estoy muy mal- le ruego.

-Tranquila. Vas a recordar poco a poco. Hay esperanzas- afirma Carol sosteniendo mi mano.

Me da la impresión de que Carol quiere ayudarme, ella desea ser más sincera pero se frena por ciertos motivos. Voy a conseguir demostrarle que sea lo que sea, es mejor que me lo cuente. Puedo aceptar la gravedad pero tengo que salir de este callejón oscuro. Llego temprano a la sección fotográfica pero solo me encuentro a la asistente del fotógrafo. No me gustan sus aires, prácticamente me desnuda con la mirada. Es muy incisiva. Estoy de mal humor, no tolero para nada esperar. Tengo un carácter bastante fuerte y he de reconocer que la puntualidad es mi condición número uno para lograr un buen ambiente de trabajo. Es mi primer compromiso del día, pero no el único.

-¿Como te llamas?- pregunta la mujer abriendo su libreta.

-Luiza- contesto bastante molesta.

-Marcela, un placer- se presenta sin que se lo pida. Me estoy comportando como una maleducada, pero es que no estoy de humor.

-Tienes cinco minutos. No tengo todo el día- reclamo.

Decido salir a tomar aire. Me cae fatal esa mujer y ni siquiera se la razón. Soy muy lineal y no me oculto. En ocasiones como estas me arrepiento de la decisión apresurada que tomé. Volver me tiene de los nervios. Después de mis diez minutos de meditación, me levanto del escalón y me llevan por delante. Soy arrastrada por una persona que inmediatamente y por inercia me sostiene en el aire antes de caer al suelo. Apenas descubro su rostro todo se apaga en mi. No sé cuánto tiempo estoy inconsciente. Despierto y la tal Marcela me ofrece un vaso de agua. ¿Que me ha pasado? Tengo que llamar a mi psicóloga.

-Mejor las dejo solas- propone Marcela marchándose. Me percato de la presencia de alguien más. Es la chica que casi me mata por pasar corriendo. Está sentada en un sofá y me mira con intensidad.

-¿Estás bien?- pregunta con la mirada perdida.

-Casi me matas- protesto un poco inquieta también. Es muy atractiva y logra desconcentrarme.

-¿Cuando has regresado?- suelta sin querer aquella mujer. Me conoce. Ahora me queda claro. Su mirada verde se clava en mi por segunda vez y me quiero desmayar nuevamente. ¿Qué me pasa?

-¿Quien eres?- me levanto de la silla alarmada.

-¿Estás de broma? Vas a fingir que no me conoces ahora. Eres lo peor- reclama la desconocida entrando en cólera.

-Escucha, no recuerdo nada. Probablemente te parezca raro pero es la verdad- protesto sintiéndome herida por la manera en la que reacciona. Sea quien sea. Parece que me desprecia.

-Será mejor que me vaya- intenta alejarse pero la tomo del brazo.

-¿Como te llamas?- insisto muy cerca de ella.

-Si es verdad eso de que lo olvidaste todo. Es lo mejor que pudo haber pasado. No quiero tener nada que ver contigo- reclama totalmente indignada. Pareciera que no cree en mi.

-Ayúdame por favor. Dime tu nombre- le ordeno sin poder controlar mis lágrimas. No sé lo que me pasa, pero ella me afecta muchísimo.

-Valentina- confiesa resignada. Cediendo un poco ante mi.

-Y dime Valentina, aceptarías tomar un café conmigo- propongo a pesar de su actitud tan hiriente.

-No me siento muy bien. Perdona. Otro día- niega Valentina amenazando con marcharse otra vez. Tiene los ojos llorosos y se está conteniendo. Me duele mucho verla así y ni siquiera sé quien es, ni el motivo por el cual se comporta así.

-Espera. Si hice algo mal contigo. Perdóname- me pongo en frente de la puerta para evitar que se marche.

-¿Como pasó?, quiero decir. ¿Por que no recuerdas nada?- cuestiona Valentina agobiada por las circunstancias.

-Un accidente- le dejo saber y queda completamente en shock.

-Me tengo que ir- insiste Valentina. Se nota que le hice daño en el pasado y necesita tiempo para dirigir este encuentro.

-Se que estoy pidiendo mucho, pero me gustaría hablar de lo qué pasó entre nosotras. Quizás me ayude. A lo mejor ni siquiera deseas ayudarme, pero significaría un montón. Por favor llámame cuando te sientas mejor- le ruego entregándole una tarjeta con mi nombre. Estoy nerviosa ante su presencia. Además de tener unos ojos profundos. Presiento que ha sido importante en mi vida.

-Cuídate Luiza- agacha la cabeza Valentina. No parece con intención de querer hablar conmigo, ni ahora, ni nunca. Eso me pone triste.

-Me debes unas fotos Valentina.

No te odio, te amo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora