POV Luiza
No quiero presionar a Valentina pero mi intuición me dice que está embarazada. Más es un tema complicado para hablar con ella. A pesar de haber accedido al proceso es como si no quisiera ilusionarse y yo sé que en el fondo si que le da esperanza por fin tener a nuestro segundo hijo. Voy a mimarla tanto. Me la paso soñando con acariciar su barriga y contarle historias a nuestro pequeño. Me imagino la alegría de Leo. Por otro lado me asustan los riesgos, si algo le pasa a Valentina yo me muero con ella. Muchas veces no sé lidiar con su dolor porque es como si consiguiera dolerme el doble de cualquier cosa que sintiese antes. En cambio reconozco que tengo que ser fuerte por las dos, es el momento de dar un paso al frente. Tiene que salir bien. Valentina lo merece todo y yo voy a estar sosteniendo su mano en las buenas y en las malas.
-Se puede saber que estás haciendo- la sorprendo hablando por teléfono.
-Amor es un proyecto súper importante- se excusa Valentina cortando la comunicación inmediatamente. Me da risa recordar que Duda la llama esposa gobernada. Ella siempre actúa como una niña que está en problemas.
-Valentina dijimos que nada de trabajo- la regaño pero con esta cara de estupida enamorada es muy difícil parecer seria.
-Ha sido un pequeño momento de debilidad- argumenta con esa voz de bebé que me parece irresistible.
-Creo que me estoy volviendo demasiado blanda- me temo abrazándola y rindiéndome a sus caricias.
-Tú culo no piensa lo mismo- asegura Valentina tocándome descaradamente. Maldita mujer. Por suerte Leo está entretenido con sus videojuegos.
-Valentina- le reprocho deshaciéndome de su agarre. Pareciera que tiene fuego por dentro y yo reconozco me prendo con facilidad.
-¿Qué? ¿Acaso es mentira? Has visto lo duro que está- juega mostrándome su lengua y yo le respondo con mi dedo medio. Amo cuando actuamos como dos adolescentes.
-El uber estará aquí en siete minutos, mejor termina de arreglarte- es una niña pequeña con una mente perversa y la adoro. Dijimos que cenaríamos en un restaurante que nos recomendaron. El pueblo queda un poco lejos pero no perderemos la oportunidad. Ya casi tenemos que regresar a nuestra realidad.
-Por uber te refieres a ese tonto que babea por ti desde que te vio en traje de baño- insinúa Valentina cambiando el rostro completamente.
-Tienes una esposa sexy. Acostúmbrate- la provoco restándole importancia.
-Creída. Estoy cansada y si mejor nos quedamos aquí y te preparo lo que quieras- propone Valentina.
-Pero mamá yo quiero salir- interrumpe Leo convenciéndola.
Logramos sacarla de la casa aunque está muy perezosa. Es incapaz de negarle nada a Leo. Diego, el chico del carro es demasiado cariñoso y Valentina solo nos mira desde el retrovisor todo el rato. Me pidió que fuese delante con él para estar más cómodos pues el vehículo no es para nada grande. Son solo unos celos tontos, pero el saber que no nos damos por ganadas la una a la otra y el verla tan alerta con respecto a mi me hace sentir relajada y deseada. Aunque en honor a la verdad es imposible fijarme en nadie más cuando estoy con ella. Menos en un hombre. Más el chico tenía razón el restaurante es increíble con una vista privilegiada de las montañas, atracciones, buena música y excelente ambiente familiar. Me pido una copa de vino y le recuerdo a Valentina que nada de alcohol.
-Voy a querer un jugo de naranja entonces- acepta mi esposa refunfuñando.
-Yo también mamá- repite Leo emocionado por elegir la misma bebida que ella.
-Mira cariño tienen nuggets- señala Valentina el menú y Leo la besa apasionado. Sus ojos brillan tanto cuando el reparte besos por su cara. Los amo tanto a los dos.
La cena es maravillosa, luego Leo se pone a jugar fútbol con algunos de los niños presentes. Es muy bonita la feria, el cielo, la luna, las estrellas todo es increíble.
-¿En que piensas?- pregunto interrumpiendo los pensamientos de Valentina.
-Tengo miedo- confiesa Valentina.
-¿De qué?- me palpita el corazón de verla así emocionada.
-De que toda esta felicidad desaparezca. Miedo de fallarte. De que Leo sufra. No sé, me pasan tantas cosas por dentro. No paro de pensar- asegura Valentina abriéndose conmigo.
-Primero que todo, gracias por hablarlo conmigo amor. Se lo difícil que es para ti reconocer cuando algo anda mal. Se que te gusta enfrentar los miedos tú solita. Pero yo estoy aquí. No voy a dejar de intentarlo nunca. Sabes lo afortunada que soy. Eres la mujer de mi vida. La estúpida que me molestaba en la universidad, la que ganó mi corazón, la que supo esperar por mi cuando me fui, la que me hizo recuperar la memoria, la madre de mi hijo. Mi sol, mi oxigeno, mi todo. Nunca serás una decepción ni para mi ni para Leo. El te ama tanto Valentina. El orgullo con el que habla de ti. Eres todo lo que está bien en nuestras vidas- cuido con detalle cada palabra y la abrazo después. Siento sus lágrimas caer por mis hombros y la envuelvo con más fuerza. Valentina es tan especial.
-Te amo Lu. Desde el primer momento y para siempre. Gracias por sostenerme- agradece Valentina besando mi frente y dejándola mojada por sus lágrimas.
Beso su boca con intensidad. Entregándome completamente a estos sentimientos. Me gusta la pasión con la que me envuelve porque ya no importa si no es la primera vez. Siempre es mejor. Suspirar en sus labios y derretirme cuando me lo muerde a propósito. El contacto de su lengua y la electricidad que genera. Perdemos el norte fácilmente. Cuando abro los ojos hay mucha gente mirándonos entre ellos Diego, con una cara difícil de descifrar.
-Aquí están sus compras señoritas- reacciona después de un rato.
-Gracias- respondo sin aliento.
Dejamos que Leo siga jugando otro rato antes de volver. Este niño es bastante energético. Valentina pasa el resto de la noche más relajada después de nuestra conversación. Cuando volvemos decido confesar que he comprado una prueba de embarazo porque tengo un presentimiento. Temo que pueda molestarle y romper nuestro clima pero Valentina acepta. Estoy muy nerviosa esperando el resultado. Estamos las dos juntas de la mano pero no puedo ocultar mi inquietud. Cuando por fin sale el resultado y es positivo. Las dos lloramos al mismo tiempo. Sabemos que aún falta mucho, que debe realizarse más pruebas pero la emoción del momento es inmensa.
La beso hasta que perdemos el control, no hace falta ni decir más. Valentina me tiene contra la pared y la ropa desaparece. Me voltea y pego mis nalgas todo lo que puedo contra su pelvis. La escucho gemir en mi oído y me vuelvo loca. Pasa su lengua por mi espalda desnuda y mi rostro incendia los azulejos del baño. Introduce sus dedos en mi sin previo aviso, con lo encharcada que estoy ni siquiera es necesario. Soy completamente suya. El vaivén es descarado. Me gusta cuando me lo hace salvajemente, aprieta mis pezones y toda mi excitación se concentra en el mismo punto. Estoy por correrme y se detiene. Me voltea para chuparme y muerdo su mandíbula. No creo que pueda aguantar mucho más. Valentina es demasiado buena, sabe que nota tocar para ganarse mis aplausos. Sabe que podría tener un orgasmo solo con su voz.
-Tu coño es tan delicioso Lu- murmura dejando aún más caliente mi intimidad.
-Cómeme ya- le ordeno fuera de mi.
Al primer contacto me vengo con fuerza pero no se detiene. Esta mujer es mi final. Los temblores de mi cuerpo y lo rápido que va su lengua es como si no tuviese lógica. Ni siquiera se si respiro, puede que esté volando en otra dimensión. No tiene explicación. Tomo su rostro para besarla y me enloquece sentir mi sabor en su boca. Llevo sus dedos de nuevo hacia abajo para que los vuelva a introducir. Me voy a correr otra vez y la quiero muy adentro. Grito como una loca, el placer es intenso y su mano queda completamente mojada por mi.
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No te odio, te amo.
FanfictionLuiza y Valentina son como un imán, se atraen inevitablemente. Llevan un año peleándose pero en el fondo hay algo, un sentimiento que ninguna de las dos sabe expresar.