La fiesta

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POV Valentina

Al despertar lo primero que observo es la sonrisa abierta de mi novia dejándome sin palabras. Se ve tan increíblemente enamorada. No sé si es consiente de lo maravillosa que es,pero yo pienso recordárselo todos los días. Después de hacernos el amor por horas como dos locas desenfrenadas el deseo me sorprende otra vez. Luiza está desnuda, a ella le encanta provocar y para mi es muy fácil caer. Quizás es la forma en la que me mira y suspira después, que me invita a quedarme revoloteando entre sus piernas como si no tuviese cura. Amo la facilidad con la que se eriza su piel si la rozo sin querer, como responde a cada gesto. Luiza me besa la frente, derrochando toda su ternura. Estoy paralizada pero atenta a sus intenciones. Me gusta ser su mujer, y que ella vuele libre a mi lado. Cuando de repente ella se sienta  agradablemente en mi regazo, me siento desfallecer. ¿Como se puede ser tan caliente? Me pierdo en su vientre, en sus pechos. No sé dónde mirar,  cada ángulo logra dejarme empapada, lista para dejarme llevar por sus sentidos. Su sonrisa tierna se convierte en maliciosa en el ápice de un segundo, como por arte de magia. A veces sospecho que ella no pertenece a este mundo.

-Buenos días- saluda Luiza seduciéndome con su voz.

-¿Donde tengo que firmar para despertar así siempre?- pregunto totalmente encandilada con la imagen que me ofrece.

-¿Es normal estar así de excitada por las mañanas?- provoca Luiza llevando mis manos hasta su sexo mojado. Por dios ella aprende muy rápido. Es demasiado sensual.

-Muévete para mi- le ordeno con toda la intención de enloquecer juntas. Ya no tengo remedio.

Luiza comienza a bailar sobre mi vientre mientras aprieto firme su cintura. Por dios siento que me voy a correr en cualquier momento, no lo puedo aguantar. Ella se mueve con descaro, en un vaivén violento. Se apodera de todo mi ser, quiero hacerle tantas cosas. Maldita sea, estoy muriendo de placer. No lo puedo evitar viajo hasta su culo y aprieto con fuerza haciéndola gemir. Luiza me busca la boca y me la come con ganas. Prácticamente no puedo respirar. Las dos paramos a la vez cuando sentimos pasos aproximándose a nuestra dirección. Duda abre la puerta y nos sorprende. Al menos nos da tiempo a cubrirnos con las sábanas. Que calor y que vergüenza tan grande. Las dos estamos sudorosas y sin una pizca de aliento. Luiza esconde su cara entre las sábanas y Duda comienza a reír a carcajadas.

-No voy a preguntar que estaban haciendo porque es bastante obvio- señala Eduarda sin parar de burlarse. Está disfrutando y no lo esconde ¿Con que cara voy a mirarla ahora?

-Duda no te enseñaron a tocar antes de entrar- la regaño cuando me siento en condición de hablar.

-No vayas por ahí Valentina. Ni siquiera cerraron la puerta con llave. Hay menores en esta casa, ¿sabían?- protesta Eduarda.

-Duda puedes darnos cinco minutos- exige Luiza dando la cara a la situación.

-¿Solo cinco minutos? ¿Tan rápida eres Valentina?- juega Duda aprovechándose de la vergüenza que siento. No es normal verme así.

-Eduarda para por favor- afirma Luiza lanzándole una almohada a su mejor amiga.

-Está bien. Las espero en el salón, pero quiero que me lo cuentes todo perra. Calladito lo tenías- decide Eduarda por fin dejándonos en paz.

Hoy por fin llegan los padres de Luiza y es la fiesta en mi casa. Espero que mi madre no sea demasiado imprudente y ostentosa. Desearía que todo fuera perfecto. Cada día qué pasa tengo más claro que quiero un futuro con ella. Se que tengo que resolver muchas cosas antes, pero se que podemos soñar las dos juntas.

Me siento un poco rara, ojalá todos entiendan que el amor que sentimos está muy por encima de cualquier diferencia. Una vez hechas las presentaciones nuestros padres se quedan conversando en el salón. Es una fiesta familiar, con las personas importantes de nuestro círculo. Entiendo que Carla no tendría que estar aquí. Eso me desespera, además la veo tomando mucho y ella pierde la cabeza con el vino fácilmente. Luiza me fulmina con la mirada cada vez que me sorprende echándole un vistazo a mi ex. Yo solo temo que haga una tontería. 

No creo que nuestros padres se hagan mejores amigos pero al menos hay respeto y aceptación, con eso nos basta. Creo que ambas partes entienden que somos dos chicas enamoradas que se merecen sentir todo este amor juvenil y ninguno de ellos por cómo hablan nos ven envejeciendo juntas, cosa que yo si. Da igual, tampoco puedo demostrarles nada ahora. El tiempo lo dirá. Rezo porque mi madre no saque el tema de la fotografía para dejarme en vergüenza y por ahora me está funcionando. Todo va bien hasta que Carla decide estropearnos la noche. Ya me lo sospechaba, no me estaba gustando su actitud ni sus comentarios mal intencionados.

-¿Que es esta payasada Valentina? ¿Por qué no les dices a todos la verdad? Deja de fingir que eres perfecta- exige Carla prácticamente gritando como una loca. Esto no puede estar pasando.

-Estás borracha. Creo que es mejor que te vayas- sugiero tratando en vano de calmarla. A estas alturas todos nos están mirando.

-No quieres que tú novia sepa que me pediste un tiempo para meterte en su cama y que después volverías a mí. Dijiste que me amabas Valentina y ahora cambiaste de opinión- escupe Carla con su mirada de rabia fija en mi rostro. ¿Como puede hacerme esto? ¿Por qué tiene que mentir así? Justo en frente de todos con una maldad que no sabía que tenía.

Lloro de la rabia que siento, quiero partirle la cara por dañarme así. Como se le ocurre. No sé qué hacer ni que decir. Todos me están mirando.  Me giro buscando a Luiza y ella sale corriendo.

-¿Por qué tienes que estropearlo todo? ¿Hace cuanto estás con mi mejor amiga? Y yo como una idiota sin saberlo hasta la dejo estar bajo estas paredes.Responde ahora mismo Valentina. ¿Esta es la educación que te di? De todas las mujeres en el mundo vas y te fijas en ella- exige mi madre empeorando el estado en el que estoy. Acaso no ve que estoy rota por dentro, que tengo que explicarle a Luiza que nada de eso es cierto. Me están juzgando y no tienen ni idea. Los padres de Valentina niegan con la cabeza y se marchan con evidente cara de decepción.

-Tranquila hija, estás nerviosa. No tienes que responder a nada de eso ahora. Igor hazte cargo por favor- indica mi padre entendiendo mi evidente ataque de pánico. Tengo náuseas y deseos de explotar. Necesito aire.

-Y tú, te largas ahora mismo de mi casa- ordena  mi madre enfrentando a Carla. Esta le hace caso sin dar más explicación. Menuda cobarde como se atreve a jugármela así.

Igor me acompaña al jardín. Alejándome de la situación. Estoy en otra parte ahora mismo. Todo me da vueltas, como puede todo romperse en un abrir y cerrar de ojos. ¿Por qué me tiene que pasar esto a mi? Pienso en Luiza. Ella no puede creer que le haría algo así. Ella tiene que saber que mis sentimientos son reales. Tengo que mirarla a los ojos y dejarle claro que todo lo que estamos viviendo es mi realidad y que Carla miente para hacerme daño.

-Tranquila Val, Luiza entenderá. Todo se va a solucionar- opina Igor al verme temblando mientras intento llamar a Luiza y no responde.

-Soy una estupida, nunca debí quedarme en casa estando ella aquí- maldigo en voz alta.

-Como ibas a sospechar que ella haría algo asi. Realmente te quiere fue por eso que volvió- menciona Igor sin dar crédito.

-Más yo siempre le aclaré que no quería nada y ahora menos. Jamás pienso mirarle a la cara- contesto indignada

-Duda me acaba de enviar un mensaje. Está con Luiza. Déjala tranquila por hoy. Mañana ustedes pueden hablar con calma. Yo te llevo- propone Igor abrazándome.

-¿Crees que ella me odie?- pregunto limpiando las lágrimas de mi rostro.

-Ahora mismo debe estar confusa, pero ella te quiere mucho y eso no va a cambiar de la noche a la mañana.

-Eso espero....

No te odio, te amo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora