Cada vez más cerca

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POV Valentina

Lo de mantenerme lejos cada vez es más complicado. Luiza es importante para mi. No puedo ignorarla. La veo tan frágil y quiero decirle que todo va a cambiar, que aún puede recuperar su historia. Me afecta como si me estuviese pasando a mi. Tenemos esa conexión, que en realidad sigue estando viva. Aunque ya no podamos ser, voy a desearle el bien por el resto de mis días. Tiene tantos miedos, cuando me abraza comienzo a temblar. Quiero apretarla, corresponderle pero no puedo. No me siento preparada. Estoy desconcentra, solo pienso en ella. Necesito tener una conversación con Carol sobre aquella foto, porque no se me ocurre que pueden haber inventado para separarnos. Mi madre o cualquiera que tenga la culpa de su accidente tiene que dar muchas explicaciones. Me da mucha rabia saber que nos dejamos confundir por terceras personas.

-¿De que te ríes?- pregunta Luiza al ver que me estoy aguantando mucho para no explotar de la risa.

-No es nada. Siempre me pareció bonito tu mal humor por las mañanas- comento consiente de que a ella no le gusta para nada esperar y su desayuno está atrasado.

-Tengo hambre- confiesa Luiza defendiéndose.

-Prometo que valdrá la pena la espera- afirmo intentando no mirarla demasiado. Me hace mucho daño, porque en el fondo sigue siendo la misma persona de la que me enamoré locamente.

-Más te vale- advierte Luiza bajando también la mirada. Puedo notar que está bastante incómoda. Algo ha cambiado. Antes se notaba más segura.

-¿Pasa algo?- pregunto conociéndola perfectamente.

-Estoy bien, es solo que Duda me estuvo contando algunas cosas y me da un poco de corte- expresa Luiza roja como un tomate.

-¿Qué cosas?- me interesa mucho el tema.

-Es que me cuesta mucho hablar de sexo- asegura Luiza y casi me atraganto con el vaso de agua. Vale no eres la única.

-¿Que te contó exactamente?- intento mantener mi imagen de mujer segura.

-Que fuiste mi primera vez- admite Luiza.

-No hay nada de que avergonzarse. Estuviste muy bien- estoy nerviosa. Eso no ayuda para nada.

-Valentina- regaña Luiza dejándome saber que quiere dejar atrás el tema.

-Así de tímida también eres linda- se me escapa. Que tonta me pone por Dios.

El desayuno llega a tiempo para salvarme. Toda esa torre de hielo que había montado a mi alrededor para que nadie se me acercara parece derretirse con solo una mirada de ella. Hasta me he tenido que inventar una novia para entorpecer nuestro acercamiento. Luiza es mucho más peligrosa de lo que me sospechaba. La paso genial a su lado. Olvidamos todo, hacemos bromas. Nos sacamos las dos los colores y continuamos como si nada. Es una amistad entre algodones pero así tiene que ser porque cuando se marche no quiero estar sufriendo. Estamos las dos tan angustiadas, que todo se da naturalmente, sin esfuerzo. Cuando me quiero dar cuenta estoy proponiéndole otro encuentro. La necesito a mi lado. Tanto tiempo sin verla, no se me ocurre mejor manera para invertir mis horas que escucharla hablar de lo que sea.

A Marcela no le ha gustado para nada la idea de hacerse pasar por ni novia. No la entiendo la verdad, ella siempre está bromeando y ahora parece muy afectada. Es solo que mi plan no es nada convincente y necesito una ventana. Luiza no va intentar nada si sabe que es estoy comprometida con otra persona. Pudo haber perdido la memoria pero no los principios. No confío en mi misma. Le prometo ir a verla bailar aún sabiendo lo que me provoca. Sus movimientos, lo maravillosa que es. Quiero hacerle tantas fotos. Luiza encima de un escenario es sinónimo de poder, descaro, sensualidad, no puedo con mi vida.

-A quien intentas engañar Valentina. Te estás muriendo por ella- se queja Marcela amagando con marcharse.

-No sabes de lo que estás hablando. Puedes dejar el orgullo y acompañarme- protesto deteniéndola. Se supone que es mi novia. Luiza me dijo que podía invitarla a su show y por eso está aquí.

-Me parece ridículo. Puedes conseguirte a cualquiera. Déjame en paz- pelea Marcela luciendo verdaderamente afectada.

-No te entiendo. Solo te estoy pidiendo un favor- alucino con su comportamiento.

-Véte a la mierda Valentina- insulta dejándome sola.

Cuando estoy esperando el taxi me encuentro con Luiza. Parece que el destino no me la va a poner fácil. No era mi intención que me viera y menos sin compañía. No sé qué decirle, la veo acercarse lentamente. Desearía desaparecer, pero dejar de admirarla nunca. Está espectacularmente bella.

-Viniste- afirma Luiza quedando frente a mi.

-Claro que sí- apruebo firmemente rendida.

-Pero te ibas sin despedirte- protesta Luiza consiguiendo que me comiencen a sudar las manos.

-Pensé que estarías ocupada- me tiembla la voz al intentar justificarme.

-Eres demasiado tierna cuando estás nerviosa. Da gusto tener amigas así- asegura Luiza tomando mi mano. Es tan cariñosa.

-Creo que mejor me voy- me despido mirando el suelo. Me pasa mucho últimamente.

-Espera, celebra conmigo esta noche. Me vendría bien una amiga- propone Luiza con esa mirada intensa que no me permite ni siquiera gestionar mis sentimientos y es la principal razón por las que no puedo seguir cediendo.

No me imaginaba que encontrarme a mi madre me arruinaría la noche de esta manera. Y más, cuando quiere fingir que somos una familia perfecta. Siento rabia. Luiza no lo sabe pero ella es la causante número uno de todos nuestros problemas. Evito discutir delante de ella por lo que pueda significar en su recuperación y arrastro a mi madre fuera del restaurante.

-Que es eso de que ha perdido la memoria, ¿otra mentira?- pregunta Catarina haciéndome enfadar.

-La única que no para de mentir aquí eres tú. Deja a Luiza en paz- le grito porque me desespera todo el daño que me hace y no se da cuenta.

-Ya estás arrastrándote otra vez por ella. Te convertiste en alguien mediocre. Una simple fotógrafa, sin familia. Fue Luiza la que te cortó las alas. Le encanta que seas su perro faldero. Y encima te abandonó. Valentina despierta- regaña Catarina. Me duele tanto pero no le voy a dar el placer de verme llorar.

-Arruinaste mi vida y ahora quieres darme lecciones. Fuiste capaz de pagarle a una niña de dieciocho años porque no soportabas verme feliz. Eres lo peor- la acuso volviéndome loca.

-¿Eso es verdad?- pregunta Luiza interrumpiéndonos.

Mi silencio lo confirma. Ella parece tener algún recuerdo. Se lleva las manos a la cabeza. Me preocupa, parece que está sintiendo algún dolor. Trato de que se tranquilice pero está fuera de si. No puedo soportar su angustia. Hasta mi madre queda alarmada con la escena. Parece un ataque de ansiedad.

Acabar la noche en un hospital tampoco entraba en mis planes y mucho menos al dado de mis padres. Llamo a Duda para que le avise a Carol, siento que no me dicen nada porque no soy ningún pariente y estoy desesperada.

-Hija de verdad, lo siento mucho- se disculpa mi madre.

-No te quiero escuchar- le suplico llorando.

-Quiero que sepas que Luiza no aceptó ningún dinero. Mi trato fue exclusivamente con sus padres. Ellos no creían en la relación. Actuamos mal. Lo sé, estaba molesta porque te fuiste de casa y ella te apoyaba. Perdí la cabeza. No debí meterme en tu vida- confiesa mi madre. Ahora parece arrepentida. No lo puedo creer.

-Más te vale que ella despierte pronto....

No te odio, te amo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora