Distancia

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POV Valentina

Las consecuencias del miedo que tengo a decepcionar al amor de mi vida no podían ser peores. Estoy en el mismísimo infierno sin ella, sin nuestra familia. Pero no sé si estoy preparada para su discurso de lástima. Me despierto y quiero correr a buscarla para decirle que es una estupidez lo de estar separadas. Luego recuerdo que cuando la miro a los ojos me es tan difícil sostenerle la mirada sabiendo que no le he dicho la verdad. Me duele y lo peor es que Leo no lo entiende. Cuando lo recojo a la escuela me pide que me quede un poco más, y me pregunta por qué ya no le doy besos a su madre, Luiza siempre sale corriendo a llorar y yo quiero morirme lentamente con toda esta situación. Es un niño demasiado inteligente, imposible disimular en su presencia. No pretendo distanciarme, pero es normal. Antes siempre los tres juntos. Incluso cuando Luiza estaba de viaje hablábamos y contábamos los planes y las aventuras de cada día. Ahora se nota la tensión en el ambiente, que no somos las mismas. Por mucho que me negué al principio hoy tenemos una cena en la casa de Duda por motivo de su aniversario con mi hermano. Estarán hasta mis padres y no tengo mucho ánimo pero mi ausencia desataría tormentas que es mejor evitar.

-Hola hermosa- saluda Luiza desnudándome con la mirada. Hay cosas que nunca cambian.

-Lu- suspiro recibiendo su beso en mi mejilla. Me eriza toda la piel.

-Perdón, es que me gusta tú olor- asegura Luiza alejándose un poco. No quiero que lo haga.

-Puedes besarme todo lo que quieras- digo sin pensar.

-¿En serio?- pregunta rodeando mi cintura.

-Bueno no todo, pero no es necesario que te cohibas tanto. Tampoco somos unas desconocidas- contesto nerviosa.

-Quiero respetar tu espacio y al mismo tiempo romper toda distancia- confiesa Luiza resignada mirando el suelo para no caer.

-Lo sé es una mierda- la abrazo sin poderlo contener.

-Cuando estés lista para hablarlo, voy a estar aquí. Lo juro- promete aferrada a mis brazos.

La cena está a mi cargo y Luiza me ayuda a pasar por el supermercado con la lista de lo necesario. Jura que será mi ayudante especial. Es lindo hacer estas cosas de pareja con ella que hace mucho tiempo perdimos. No recuerdo la ultima vez que salimos así a comprar cualquier tontería para cocinarlo las dos. Tenemos opiniones culinarias distintas y es divertido discutir la receta que debemos seguir. Se ve la mano de mi cuñada nos ha dejado a las dos trabajando sola en el menú y ella paseando con los niños.

-Definitivamente te enseñé muy bien- resuelve Luiza probando la salsa.

-Eres una creída, yo ya sabía cocinar antes de ti- protesto con una sonrisa.

-Pero no así de profesional Valentina, tomaste mis consejos- insiste Luiza.

-Para de ser molesta, sabes que eres irresistible así- le recuerdo.

-Eso es lo que quiero. Ser irresistible para mi mujer- apunta Luiza en su posición de atacante.

-¿Más?- suspiro limpiando la salsa de sus labios.

-Mucho más- lame mi oreja dejándome unas cosquillas en la piel insoportables.

-Luiza no juegues así- le ruego apretando mis puños.

-Recordemos viejos tiempos- pide con esa voz sexy que me pone a mil.

Esta mujer sabe cómo quedarse conmigo de una manera sobrehumana. Borra mi entendimiento, me hace vulnerable. Adicta a su piel y a lo que somos. La empujo contra la mesa y le subo el vestido con prisa. Se sube ella misma en aquel mueble para ponerse cómoda. Estoy acalorada, roja, desesperada.

-Abre las piernas amor- exijo apretando su culo.

-¿Así?- juega Luiza haciéndome caso.

Paso la lengua por encima de su ropa interior y gime alto. Ojalá demoren mucho en llegar. Tengo muchas ganas. La separo un poco para olerla deliciosamente. Tiene un magnetismo alarmante.

-Estoy loca por ti- gime Luiza tomándome de los cabellos.

-Y yo por ti- admito capturando sus labios.

-Me encantan tus besos- recuerda Luiza sin poder controlar sus gritos. Estamos muy calientes.

-Y a mi tus pezones- agarro sus pechos exponiéndolos a mi tacto. Quizás estoy siendo un poco brusca pero no lo puedo evitar. La quiero.

-Méteme los dedos- ordena Luiza llevando mi mano a su sexo.

Me dan calambres, dudo, le ruego al cielo que me de fuerzas. Bajo sus bragas hasta la rodilla, no quiero nada de por medio. Luiza muerde mi barbilla y me desmallo. Dejo que mi lengua la lubrique un poco más de lo que está. Ella es agua, humedad, lluvia fresca. Me la bebo todita. Mientras la chupo permito que mis dedos se cuelen en su boca y ella les da la atención que buscaba. Decido darle lo que busca. Me clavo en ella con fuerza, marcándole la piel al mismo tiempo. Se arquea hacia atrás poniéndomelo más fácil. El teléfono suena y nosotras a lo nuestro. El ritmo es constante, golpeo una y otra vez, movimientos rápidos, duros, no quiero que acabe pero su respiración anuncia otra cosa. Está por correrse, y la verdad lo deseo ahora. Acelero mi ritmo, busco su clitoris con mi boca y succiono hasta que se rompe en mi rostro y con mis dedos adentro. Siento que me voy con ella, que viajo en su tren, en las mismas direcciones. Maldita sea, es deliciosa. Cómo puede ser una mujer tan perfecta. Escuchamos ruidos en la sala y comprendemos que las llamadas de Duda no tenían otro fin que anunciarnos su regreso y menos mal. Rápido logramos recomponernos. Casi nos pillan.

POV Luiza

Ese momento en la cocina con Valentina me da un poco de fuerzas la verdad, no lo estoy pasando bien. Su ausencia es desesperante. Todo el mundo comienza a elogiar la comida. Leo y Valentina son tan cómplices que se la pasan robando galletas de la mesa y solo quieren hablar de papas fritas. Mis ojos siempre están con ellos dos, amo a mi familia. Son adorables. Me temía lo peor pero estamos compartiendo un gran rato. Mi amiga tiene una sorpresa y estoy expectante aunque imagino de que se trata. No me despego de mi esposa, tal parece que nada pasa entre nosotras. Hay muestras de cariño, miradas, coqueteos.

Cuando Duda finalmente anuncia que está embarazada, comienzan las felicitaciones. Por un momento pierdo a Valentina de vista, no sé dónde está. Pensé que estaría contenta, ella ama a su sobrina y a los niños, pero de repente desapareció. La fiesta continúa, pero ya no es igual. La llamo y no contesta.

-Ve tras ella- aconseja mi suegra tomándome desprevenida.

-No estamos en un buen momento- niego sintiéndome absurda.

-Hazme caso, te necesita- repite Catarina.

-¿Sabes algo?- pregunto alarmada.

-Luiza, lo que sea. Lucha y confía- insiste con decisión.

-¿Puedes quedarte con Leo?- pregunto.

-Claro que sí querida. Anda y no vuelvas hasta que esa cabeza dura entre en razón.....

Nota: Volví. Siento tardarme tanto. Gracias a las que siguen aquí. Especialmente a mi esposa MokaValenzuela y a mi novia swrules

No te odio, te amo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora