Biblioteca

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POV Luiza

Siete años atrás

Por culpa de Valentina estamos las dos encerradas en la biblioteca y tendremos que dar muchas explicaciones mañana a primera hora. Es la persona más insoportable, creída y mimada que he conocido. Pretende quedar todo el tiempo por encima de mi. Compartir el mismo aire que ella suele ser tan pesado. Me pone muy nerviosa. Se me insinúa como si se tratase de un juego y reconozco que lo hace para molestarme porque ella jamás se fijaría en mi. Tiene a todas las chicas guapas y ricas babeando porque les de una oportunidad pero su ego es tan grande que ni siquiera se da cuenta. Tengo el teléfono sin batería. Y al parecer el suyo también. No nos queda otro remedio que pasar aquí la noche. Estoy enfadada hasta el punto de querer asesinarla porque lo último que pretendía era quedarme en compañía de mi peor enemiga. Y más cuando hoy tenía una cita con una alumna de tercer año con la que llevo varias conversaciones interesantes más de estudios que de otra cosas, pero tenemos muchos puntos en común y me apetecía tanto conocerla más allá de lo que se ve a simple vista. Valentina por supuesto tenía que arruinarlo todo. Siempre es así, solo es feliz si consigue hacerme daño de alguna manera.

-¿Tienes frío?- pregunta Valentina acercándome su chaqueta.

-No gracias- me la quito de encima comportándome como la persona más grosera de la tierra pero es que no me apetece para nada tener su olor tan cerca.

-Mejor, ni creas que me importa- protesta Valentina correspondiendo a mi mala actitud.

-Ya lo sé que todo te da igual. No tienes la menor idea de lo que es que alguien te importe- la ataco sin poderme controlar. Quiero ignorarla pero no puedo.

-No sabes nada- se defiende Valentina llena de rabia.

-Se más de lo que te imaginas. ¿Crees que no me doy cuenta? Te divierte humillarme. ¿Planeaste todo esto? Hiciste que nos encerraran. No lo dudo. Solo una mente retorcida como la tuya sería capaz de algo así- la enfrento en el cara a cara más intenso que hemos vivido hasta ahora.

-Luego la creída soy yo. Para que voy a quedarme a solas contigo cerebrito si tengo cosas más interesantes que hacer hoy que estar aquí discutiendo con la persona más amargada y aburrida de esta escuela-contesta Valentina sin apartar nunca la mirada. La manera en la que su rostro se enciende cuando está brava la hace incluso más bonita.

-No te soporto. Daría hasta lo que no tengo porque desaparecieras de mi vida- le grito superada por la situación. Tengo hambre, enojo, frustración.

-Desaparece tú- me reta Valentina acercándose demasiado. La empujo porque me agobia su proximidad como si tratase de pólvora mojada. Yo comienzo a temblar inevitablemente si la distancia es muy corta.

Valentina se cae sobre unos libros hasta quedar inconsciente. Mierda que bruta soy. Corro para auxiliarla de inmediato porque a pesar de ser la persona que más me molesta y estorba, tiene un poder sobre mi que no puedo nombrar pero que existe y suele hacer estragos en mi mente. Ella no responde a mis llamados. No puede ser que esto me esté pasando a mi. Si le sucediese algo yo no sé lo que haría. Imposible pedir ayuda. Me da por llorar, estoy desesperada. Grito su nombre un par de veces más. Trato de levantar un poco su cuerpo y Valentina suelta una gran risotada que me toma por sorpresa. No puedo creer lo que acaba de hacer. Simplemente se supera a medida qué pasan las horas. Esta no se la perdono. Me hace quedar como una idiota. Es una ridícula, inmadura.

Pasamos horas sin hablar hasta que Valentina me ofrece una chocolatina y no me puedo negar porque realmente mi estómago me está fastidiando. Tengo que reconocer que a veces sus gestos son lindos por eso me confunde. Cómo puede ser tan idiota y tan tierna en el mismo escenario. Solo ella es capaz de saberlo. Mi una meta es alejarme todo lo posible del caos que provoca a su paso. No voy a permitir que siga jugando conmigo.

Tiempo presente...

POV Valentina

Estoy agotada pero volvería a hacerlo quinientas veces. Luiza es mi antídoto secreto, la cura de todos mis males. Mi chica valiente, la futura madre de mis hijos. No puedo creer que estemos aquí, desnudas y abrazadas. Siento el calor de su cuerpo contra el mío y es una maravilla.

-¿Por qué me encerraste en una biblioteca?-pregunta Luiza completamente expectante al ver que estoy despierta observándola.

-¿En serio recordaste justo eso?- comienzo a sonreír pensando un poco en aquellos tiempos. Actuaba tan rebelde y fuera de lugar.

-Realmente nos odiábamos. Eso me pone muy triste- señala Luiza muy afectada por aquella memoria.

-En absoluto. Ya estaba loquita por ti Luiza por eso te encerré. Traté de impedir que no pasaras por una gran desilusión. Escuché como tú supuesta cita de esa noche le contaba a sus amigas que te dejaría plantada y te grabaría para burlarse- le cuento.

-¿Por qué no me lo contaste?- le reprocho.

-Simple. No me hubieras creído- respondo.

-Yo también estaba sintiendo cosas por ti desde entonces. La forma en la que me rompí cuando fingiste el desmayo. Era como si no soportara la idea de perderte. No puedo creer que hicieras algo así- comenta Luiza mientas me mira seriamente. 

-Lo siento. Fui muy dura tantas veces. No sabía manejar mis sentimientos- le pido perdón por algo que sucedió hace mucho tiempo pero entiendo que para ella es importante.

-¿Qué somos ahora?- pregunta Luiza besando mis manos.

-Eres la mujer de mi vida, siempre lo has sido- respondo totalmente encandilada por ella.

-¿Me quieres como antes?- cuestiona Luiza. Percibo incertidumbre en sus palabras.

-Te quiero más- confirmo besando la comisura de sus labios.

-Estoy enamorada de ti Valentina- confiesa Luiza consiguiendo que me emocione con su declaración hasta el punto de sentir un par de lágrimas rodando por mi mejilla.

-Si esto es un sueño no me quiero despertar- no paro de llorar como una boba.

-Es real Valentina. Estoy aquí, no me voy a ir- insiste Luiza abrazándome.

La beso con ganas, siempre estoy hambrienta por ella. Luiza se comienza a frotar en mis piernas de una forma tan provocativa. Me gusta tenerla encima, puedo acariciar sus pechos y disfrutar de su rostro encendido por la pasión del momento. Lleva sus dedos a mi coño sorprendiéndome. En una sola noche ha recuperado la confianza en el sexo y la verdad no tenía ninguna duda sobre ello, siempre ha sido tan apasionada. Volvemos a caer las dos en la misma ola de éxtasis que siempre nos consume.

No te odio, te amo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora