Havana

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POV Luiza

Siempre soñé con hacer este viaje, lo que nunca imaginé es que sería con Valentina. Me gusta todo lo que estamos construyendo. Siento que cada día la conozco más y amo cada pedacito de su esencia, hasta esas cosas que me hacen rabiar. Tengo una novia que disfruta haciéndome enojar y ya me voy acostumbrando a este juego tonto de llevarnos la contraria para luego derretirnos la una por la otra. La azafata lleva medio vuelo metiéndose con Valentina, que si le gusta su chaqueta, que si quiere más vino, que si esto y aquello. No puedo estar más frustrada. Encima no me deja dormir, cada dos por tres molestando. Hasta que mi paciencia llega a su límite y le pido intercambiar asiento. Ella responde con una sonrisa que me molesta todavía más. ¿Es consciente siquiera de lo celosa que soy? Y eso que me quiero controlar. Veo mi oportunidad de vengarme cuando noto lo muy interesada que está viendo un documental y me pongo a jugar con el control. Ella siempre dice que soy sexy de mal humor, yo opino que Valentina, en cambio se ve muy graciosa. Será que es tan raro verla perder el control que cuando actúa como una niña es tan divertido.

Ni siquiera estamos dos minutos en el hotel, lo suficiente para arreglarnos y salir a conocer la ciudad. Valentina se ve increíblemente guapa de blanco. Me pregunto si es normal estar todo el día babeando por ella. Amo que se ve muy relajada y feliz, lejos de todo lo nuevo que está aconteciendo en su vida. Su madre me ha llamado varias veces insistiendo en que sólo yo puedo convencerla de que vuelva a su casa pero le dejé claro que es su decisión y yo respeto sus deseos. Creo que desde entonces me odia pero me da igual. Lo único que me importa es su felicidad, verla sonreír me da la vida. Cuando está con su cámara tirando fotos se nota que es su lugar, su pasión y yo creo que todos debemos perseguir nuestros sueños por difíciles que parezcan. Visitamos varios lugares históricos, mi novia parece concentrada en los paisajes. Paseamos en un carro antiguo por el malecón besándonos todo el rato. Libres, con el pelo al viento y el alma desnuda.

-Gracias- susurra Valentina en mi oído.

-¿Por qué?- pregunto con la mirada fija en ella. Adoro sus ojos.

-Por vivir esto conmigo, me haces sentir especial. Cuando me miras yo percibo todo de otra manera. Creo que me siento gigante y a la vez tan pequeñita. Es todo muy bonito, Lu. Te lo juro- confiesa Valentina con su carita toda emocionada. Me la quiero comer de lo linda que es.

-Eres maravillosa- ni siquiera se que decir. Vuelvo a besarla con toda la intención de hacerle sentir este incendio que me provoca en las entrañas.

En la noche logro convencer a Valentina de ir a bailar salsa a un local que me recomendaron. No quiero perder el tiempo, tenemos que aprovechar cada segundo. El ambiente es muy bueno, los tragos, la música. Por más que le insisto no me quiere acompañar a la pista. A pesar de parecer muy segura se que le da vergüenza este tipo de cosas por eso no la molesto más. Un chico me invita a ser su pareja y Valentina me anima a que lo acepte solo para que la deje tranquila. Me encantaría que por una vez mostrase algo de celos pero ella es tan lineal en estos asuntos.

Me dejo llevar y disfruto del baile. Quizás demasiado sensual. Valentina está con la boca abierta mirándome. Lo hago para provocarla y al final consigo llamar su atención. Apuesto a que ahora se arrepiente de no ser ella quien esté bailando conmigo. El muchacho está un poco emocionado, es demasiado cariñoso para mi gusto pero lo utilizo para que Valentina finalmente despierte, dentro de los límites del respeto. Todos se detienen para mirarnos. No voy a mentir, es obvio que tenemos química, parece una coreografía profesional. Incluso me toma en brazos y me da vueltas. Termina siendo muy divertido. Juan, me invita a un trago de cortesía por acompañarlo y no me niego. Valentina me mira alucinada, no da crédito a mi comportamiento pero se mantiene en su posición, es tan cabezota. Que le cuesta venir y llevarme a rastras hasta el hotel y luego hacerme el amor hasta dejarme exhausta. La pierdo de vista por un instante entre conversaciones y cuando la vuelvo a buscar esta casi durmiéndose en la mesa.

-¿Nos vamos?- pregunto acercándome.

-Tranquila, tómate tu tiempo- responde Valentina de manera grosera.

-Solo me estoy divirtiendo- aclaro.

-Puedo ver que te estás divirtiendo. No soy tonta- reclama Valentina.

-Eres una aburrida- afirmo molestándola.

-Adiós- responde Valentina recogiendo sus cosas y dejando el dinero en la mesa.

-Espera- voy detrás de ella.

Durante todo el viaje en taxi ni me habla pero me recuesto en su hombro y no me rechaza. Incluso en nuestras peores discusiones ella se comporta como una dama. Quizás no debí molestarla pero es que es tan frustrante que se muestre impasible. Después de tomar un baño me la encuentro leyendo un libro que compró esta misma tarde en el centro. Cuando se da cuenta de mi presencia deja el libro en la mesita y se cruza de brazos.

-Ya lo sé, demasiado aburrido- insinúa Valentina amagando con irse a dormir.

-Hey, mírame idiota- exijo subiéndome encima de ella.

-No estoy de humor Luiza- asegura Valentina refunfuñando.

-No quiero pelear amor- hago un puchero con la boca.

-No estoy molesta- aclara Valentina.

-No solo estás molesta, estás celosa también- le recuerdo.

-Solo quiero ir a dormir- exige Valentina.

-Di que me amas- sigo molestándola haciéndole cosquillas.

-Luiza, para- ruega Valentina retorciéndose.

-Admite que estás celosa- le pido.

-No lo estoy- niega Valentina.

-Te conozco- le recuerdo besando su cuello lentamente.

Valentina me desplaza bruscamente quedando encima de mi. Me pone muy loca cuando su mirada se transforma en depredadora. Siento corriente por todos los rincones de mi cuerpo.

-Solo yo puedo hacerte bailar sobre esta cama- susurra Valentina asegurando mi rostro entre sus manos. Perfecto, ahora estoy muy excitada. Chupo sus dedos desesperadamente. Ella me genera electricidad.

-¿Quieres saber si siento celos?- pregunta Valentina mientras va besando mi vientre y dejándome completamente desnuda, entregada de más. Asiento como una tonta sin saber siquiera que hacer o que decir- Mucho, eres una tentación para cualquiera. Solo que tú, eres solo para mi- decide Valentina mordiendo mis labios y colando sus manos entre mis piernas.

-Hazme tuya- le pido toda necesitada.

-¿Ves? Nadie nunca te va hacer sentir de esta manera- juega Valentina consiente de mi desesperación.

-Por favor- suplico. Es completamente insano todo lo que me provoca.

-Adoro la forma en la que me aprietan tus dedos- asegura Valentina al penetrarme lentamente. Ella es mi perdición.

Comienzo a moverme frenéticamente, estoy en llamas. Valentina consigue llevarme a otro universo cuando me toca. La forma deliciosa en la que chocan nuestros cuerpos, sus dedos tocando los sitios vitales. Me tiene tomada la medida. Eso es. Muerdo su hombro descontrolada. Estoy a las puertas de otro orgasmo pero quiero prolongarlo lo suficiente. No quiero que salga de mi. Grito como si estuviera en otra dimensión. Ella clava sus ojos como si quisiera traspasarme. Los gemidos aumentan hasta que ya no puedo más y me dejo caer de espaldas mientras me rompo completamente.

-Te amo- confieso ya más calmada. Haciéndole caricias en el rostro.

-¿Me vas a enseñar a bailar salsa?- pregunta Valentina sonriendo.

-Si, a todo lo que me pidas- asiento embobada.

Continuará......

No te odio, te amo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora