No puedo más

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POV Valentina

Me da pena el haber caído en la trampa de pensar que Luiza podría vender nuestro amor. Todo fue una gran mentira que encima con el accidente nunca tuvimos la oportunidad de aclarar. Todavía me falta un detalle importante, el de la supuesta infidelidad. Quiero llegar hasta el fondo de este asunto. Necesito todas las respuestas. Creo que nos lo debemos. Es preciso cerrar este ciclo de una vez por todas. Solo espero que de alguna manera, Luiza termine formando parte de mi vida en el futuro. Su amistad es muy importante para mi. Disfruto cada minuto a su lado. Da gusto ver que no se deja vencer por las circunstancias y después de un revés se levanta con más fuerza. Yo quiero que sea muy feliz.

Luiza ha decidido buscar un apartamento para estos tres meses ya que está cansada de vivir en un hotel. Yo le ofrezco que se quede en la casa de mis abuelos. Es inmensa, la podemos compartir perfectamente. Tengo cinco habitaciones. Carol es más que bienvenida. Prácticamente tengo que rogarle que considere la idea, sigue siendo una orgullosa. Para que se sienta mejor acepto que me pague por el alojamiento, pero es una tontería. Se supone que somos amigas. Que cabezona es, no entiende que lo hago también por mi. Me gusta que esté hablándome constantemente de sus proyectos, y que me vuelva loca con sus teorías.  Además de que pienso aprovecharme de lo buena que es en la cocina.

-Eso huele muy bien- no me puedo quedar callada. Tengo una fiesta importante pero le he pedido a Marcela que me cubra. Por alguna razón quiero quedarme en casa esta noche.

-¿Quieres esperar y llevarte un poco? Carol tiene una cita y me ha dejado plantada- se queja Luiza haciendo una mueca de enfado.

-Al final me cancelaron. Si no te importa podríamos cenar juntas- propongo llena de alegría.

-Genial- acepta Luiza.

-Después podemos ver algunos capítulos de aquella serie que te conté, ¿que te parece?- le ofrezco.

-Me parece perfecto. ¿Viene tu novia? Hay suficiente comida- comenta Luiza terminando de cortar las verduras.

-No ella no va a venir- me tiembla la voz. La Luiza del pasado sabría que estoy mintiendo, puede que esta también.

-Bueno pues entonces solo somos tú y yo. ¿Te importaría poner la mesa? Tengo que mandar un email, ya vuelvo- sugiere Luiza.

-¿Vino o cerveza?- pregunto antes de que se marche.

-Vino- confirma Luiza terminando de subir las escaleras.

Cuando regresa ya está todo preparado, no es nada romántico o bueno cualquiera pensaría que si. El caso es que somos dos amigas viviendo juntas por poco tiempo. El día en que se marche dejará un gran vacío en mi. No es bueno ni pensarlo. Noto que Luiza se ha cambiado. Lleva un vestido negro. Es idea mía, ¿o me está provocando? Mejor me hago la loca o voy a terminar demente. Su comida es mi ansiedad, la extrañaba bastante. El gusto es sinceramente exquisito. Yo intento disfrutar concentrándome en todo menos en su mirada porque parece querer desnudarme y estoy muy sensible. Ni siquiera el vino consigue calmarme. Me vuelvo demasiado torpe y no quiero arrepentirme mañana.

A veces pareciera que nada ha cambiado. La miro y tiene ese bendito brillo en los ojos. Tengo que controlarme porque si doy un paso en falso ella va a pensar que quiero aprovecharme. No la invité a vivir aquí con segundas intenciones. Solo quiero aprovechar estos meses para volver a conocernos la una a la otra.

-¿Hace mucho que estás con Marcela?- pregunta Luiza presionando el botón de pausa para detener la serie.

-Ahora que somos amigas y vivimos juntas. Creo que mereces saber la verdad. Marcela no es mi novia. Lo inventé todo por miedo a quedar ridícula por no tener pareja- confieso con la ayuda del vino.

-Me estás mintiendo Valentina. Estuviste con ella siempre- reclama Luiza muy segura de si misma.

-¿De que hablas?- interrogo algo incrédula. Estoy alucinando.

-Yo simplemente lo recordé. Vi aquella foto, estaban las dos desnudas y abrazadas. Escucha, no es ningún reproche. Solo espero que la quieras y que ella te quiera. Sabes que, olvídalo- declara Luiza manifestando ante mi su verdad. Es un balde de agua fría. No sólo nuestros padres lo jodieron todo, la que creía mi amiga y socia también me traicionó.

-Esto no me puede estar pasando a mi. Mierda- me levanto y golpeo las pared con el brazo. Me hago daño pero da igual ningún dolor es más grande que el que estoy sintiendo.

-Valentina, por favor- ruega Luiza alarmada por mi estado.

-Lu, yo no me acosté con ella. Nunca lo haría. Bebí demasiado. Tiene que haber un error. ¿Como pudo hacerme eso?- dejo salir toda la impotencia, la rabia. Lloro mucho. Cierro los puños para no seguir golpeando todo a mi alrededor. Hasta cuando voy a estar soportando, una mentira tras otra, una decepción tras otra.

-Tranquila. Lo vamos a solucionar. Yo estoy aquí contigo- asegura Luiza tomando mi rostro entre sus manos. Me rompe el hecho de saber todo lo que perdimos sin tener la culpa de nada.

-Voy a matar a Marcela. Ahora mismo- decido queriendo tomar mi chaqueta pero Luiza se pone por delante.

-No vas a hacer eso Valentina. Hace cinco años salí nerviosa de casa sin pensar las consecuencias y tuve un maldito accidente. No recuerdo mi vida, es muy probable que nunca lo haga. Me niego a perderte otra vez. Mírame, todo va a estar bien- garantiza Luiza tomando mis manos para aliviar la tensión.

-No puedo más- lloro con rabia.

Luiza junta nuestras frentes y por impulso me empuja contra la pared. Estoy furiosa pero toda esa tensión se transforma inmediatamente en deseo. Desconozco si ella es consiente de lo que esto significa. Yo no me puedo resistir. Estoy intentando poner un poco de cordura, pero si me estampa contra el cristal y me observa como un animal salvaje a su presa me queda poca salida. Sus labios chocan con los míos con toda la intención de callarme. Es un beso impaciente, fugaz, se percibe el nerviosismo, el furor. Nunca pensé que fuese así. Estamos las dos fuera de control. Su lengua ni siquiera pide permiso, en cuestión de segundos tira de mi dejándome en pleno naufragio. La chupo con fuerza, sostengo su nuca con autoridad. No sé quién domina a quien pero es un beso demasiado atrevido, las dos nos dejamos arrastrar por nuestros más oscuros anhelos. Comiéndonos con desespero. Cuando me suelta requiere de un par de minutos para conseguir hablar.

-Yo tampoco puedo más- confirma Luiza sin aliento.

Ahora soy yo la que no consigue pensar con claridad. Aprieto su culo con descaro y la subo encima de mi. Luiza enrozca sus piernas con facilidad y el choque de nuestros cuerpos me vuelve loca. Le subo el vestido desesperadamente porque necesito tocar toda su piel. Puede sonar sucio pero estoy deseando follarla ahora mismo sin ningún tipo de piedad. Muerdo su cuello sin poner cuidado en no dejar marcas. Ni siquiera puedo respirar. La quiero traspasar joder, cuantas noches estuve solo llorándola. Ahora es mía, aquí, en este momento y el placer no me deja pensar con claridad. Cuando la escucho gemir en mi oreja, me sostengo de su pelo y le muerdo la barbilla. Cuelo mis manos en su ropa interior. Estoy a nada de hacérselo de una vez pero la puerta del salón se abre y las dos nos separamos.

No te odio, te amo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora