POV Luiza
Valentina me hace estar en las nubes todo el rato, su mirada me deja flotando. Sus besos son mi adición, me encanta lo cálida que es y como siempre busca más contacto, no sabría decir quien provoca a quien. A estas alturas sus manos ya se han vuelto parte de mi, no consigo sacar su aroma de mi piel y tampoco pretendo hacerlo. Quiero vivir por siempre enamorada de la mujer maravillosa que es. Me gusta porque a su lado fluyo como el mejor río, me vuelvo mar, aire, ganas. Admiro la mujer honesta que es, me hace ser mejor persona. He tomado la decisión de volver a terapia con una nueva psicóloga que me han recomendado. Quiero recordarla completamente, cada trocito de nuestra historia. Y mientras tanto seguir construyéndonos pese a los rincones vacíos. Me excita descubrirla a cada instante, siempre hay un detalle que recorrer, una sonrisa nueva, una caricia, un abrazo. Estoy viviendo los mejores momentos y me parece increíble. No me quiero despertar nunca de este ensueño.
La gira ha terminado con éxito y ahora me puedo dedicar a vivir completamente este amor, de principio y sin un fin. El retorno de mis padres me sigue preocupando pero ya no me quita el sueño. Voy a luchar con uñas y dientes por la mujer que amo, si ellos no lo aceptan es su problema. Ahora soy una mujer responsable de sus actos. Se que este fin de semana en la playa será inolvidable. Estaba necesitando descansar de los ruidos de la ciudad. Disfrutar de una escapada romántica con la chica que me vuelve loca. Me tiene hipnotizada, todo el tiempo estoy delirando por ella. La miro concentrada mientras conduce tan responsable. Acaricio sus muslos y sonríe con picardía. Soy una viciosa perdida, no lo puedo evitar.
-Amor, me estás poniendo nerviosa- se queja Valentina bajando las ventanillas. De repente hace calor.
-Podrías haberte puesto pantalones, vas provocando- la regaño pareciendo inocente.
-Me parece a mi que quieres recuperar cinco años en muy poco tiempo- se burla Valentina.
-¿Te estás quejando? Es eso. ¿Ya no quieres?- pregunto coqueta.
-Que va amor. Solo temo por mi salud- juega Valentina mirándome de reojo pero sin perder la vista de la carretera.
-Pues ahora te vas a quedar a dos velas. Voy a disfrutar de mi cuerpo yo solita- finjo una enorme molestia.
-¿En serio crees que te vas a poder resistir a mi? Puedo enamorarte todas las veces que yo quiera- me reta Valentina.
-Impertinente- la insulto completamente picada. Su ego es infinito y encima lleva razón.
-Bandida- ataca Valentina sin parar de sonreír.
Los desafíos siempre están a la orden del día, a Valentina le pone irritarme. Me he dado cuenta de eso. Al fin y al cabo así empezamos a gustarnos en el pasado. Llegamos al hotel y para nuestra sorpresa mis suegros han decidido pasar el fin de semana en el mismo sitio. A Valentina no puede hacerle menos gracia y aprovecho para fastidiarla aceptando la oferta de su padre de pasear en el bote de su familia.
-Teníamos otros planes- se queja mi novia mientras se viste para el paseo.
-Hay tiempo de sobra, pensé que querías enterrar el hacha de guerra- comento mientras no consigo atarme el bikini. Valentina al darse cuenta me ayuda.
-Más es complicado amor. Arruinaron nuestras vidas- insiste Valentina descansando en mi hombro. Adoro su cercanía.
-Estamos juntas ahora, podemos demostrarle lo fuerte que somos. Nada ni nadie nos va a separar. Sobrevivimos a todo esto y yo estoy orgullosa de lo que tenemos- la tranquilizo acariciando su rostro con ternura.
-El tiempo que pasé sin ti fue lo más doloroso que viví pero tienes razón. Ahora nada nos va a detener- acepta Valentina abrazándome. Sus manos bajan poco a poco a mi trasero y besa mi cuello hasta encenderme. Luego dice que la caliente soy yo.
-Tranquila fiera, estamos a régimen. ¿Recuerdas?- la esquivo aunque lo esté deseando incluso más que ella.
-¿Es en serio? Solo estaba jugando amor. No creo que seas una salida. Además me encanta disfrutar de ti y de tu cuerpo- decide Valentina completamente frustrada.
-Ahora te quedas con las ganas y apresúrate que llegamos tarde para el almuerzo- me burlo.
-Yo te quiero comer a ti- refunfuña Valentina mientras me alejo para no caer en la tentación.
-Si te portas bien quizás te deje, de aquí a dos años- me pongo chula.
-Te vas a arrepentir- ataca Valentina haciéndome cosquillas.
Marcos y Catarina son muy diferentes, cuesta creer que lleven juntos tantos años. Quizá se complementan, no lo sé. Mi suegra parece ser una mujer amargada, es la realidad. Desde lejos se le notan las frustraciones, tal vez por eso no consiga aceptar los gustos de su hija. Favor que le hace, Valentina es perfecta y ella no la va a cambiar. Hasta cuando finge ser amable se le nota que no está cómoda y que en el fondo se muerde la lengua para no decir estupideces. Mi novia me hace caso y no se deja provocar por ningún tema. Yo le demuestro todo mi cariño para que se sienta bien y se relaje. Valentina y su padre se van a nadar y yo me quedo un rato con la bruja.
-No sé cómo lo consigues pero Valentina es otra cuando está contigo- comenta Catarina acercándome una copa de vino.
-Nos queremos, eso lo hace todo más fácil- respondo.
-Es un alivio que estén juntas, me quita un peso de encima- asegura Catarina.
-Yo no me sentiría menos culpable. Nunca entenderé cómo fue capaz de preferir su beneficio a la felicidad de su hija. ¿Al final que consiguió? Ella no estudió derecho y encima se alejó todavía más de ustedes- reclamo.
-Tienes razón, nunca me lo perdonaré- acepta con tristeza.
-Valentina se merece lo mejor- afirmo.
-De ahora en adelante. Así será- confirma mi suegra.
Estoy tomando el sol tranquilamente en la cubierta cuando Valentina decide poner a prueba mi paciencia mojándome con una manguera. Es insoportable cuando actúa como niña. Como se atreve. Comenzamos a forcejear porque yo también quiero mojarla. Menos mal que sus padres están dentro tomando la siesta porque menudo espectáculo. A veces saca lo peor de mi, un lado inmaduro y cruel.
-Estás loca- la recrimino viendo como hemos dejado todo.
-Tendré que mojarte de alguna manera, ya que no me dejas comerte ese coño maravilloso- bromea Valentina.
-Eres una pervertida- aseguro bajando la voz para no despertar a mis suegros.
-Te mueres de ganas- persiste Valentina acorralándome.
-Si me besas te muerdo- la amenazo.
-No te tengo miedo- responde Valentina pasando su lengua por mi oreja. No sé si estoy temblando de frío o de excitación.
-Deberías....
Nota: Deseando que el 2023 las esté tratando bien a todas. Un beso grande, no puedo dejar agradecer cada mensaje y todos los buenos deseos. Espero que la inspiración me acompañe para seguir compartiendo esta historia.
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No te odio, te amo.
FanfictionLuiza y Valentina son como un imán, se atraen inevitablemente. Llevan un año peleándose pero en el fondo hay algo, un sentimiento que ninguna de las dos sabe expresar.