Romance

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POV Valentina

Es tan perfecto lo que estamos viviendo que cuesta creérselo. Llevamos varios días saliendo, sin despegarnos la una de la otra. Después del trabajo me recorro toda la ciudad en busca de un estudio donde pueda dar clases de baile cuando termine su gira. Lo hacemos todo juntas. Hace mucho tiempo que no sonreía y ahora prácticamente es imposible borrarme esta sonrisa de la cara cada vez que recibo una llamada suya o cuando viene por sorpresa para que almorcemos juntas. Luiza es una gran mujer, ni los años, ni la amnesia se han llevado su carácter guerrero. Su capacidad de protección y entrega a los suyos es la de siempre. Ella se preocupa por mis sueños y yo quiero que cumpla todas sus metas. Se ha mudado a mi habitación prácticamente todas las noches. Disfruto de su cuerpo por horas. Es insaciable cuando se trata de sexo y yo soy su fiel esclava en ese sentido y viceversa. No le miento cuando le digo que es mucho mejor que al principio. Ya no somos adolescentes, tenemos la suficiente madurez para afrontar la vida de otra manera. Si ella se hubiera quedado tal vez ya tendríamos una familia a estas alturas pero la buena noticia es que nos hemos regalado una nueva oportunidad y está siendo maravillosa.

-Buen día cuñada- saluda Duda siempre tan cariñosa y puntual. Tenemos una cena de amigos hoy en casa, para celebrar que estamos oficialmente juntas.

-¿Como estás Eduarda?- respondo con un abrazo.

-No tan bien como tú- se burla Duda con su tono de siempre.

-No vayas a empezar- intento pararla.

-Soy la confidente de tu mujer. A mi no me engañas- insinúa Duda provocado una gran vergüenza en mi.

-Eres incorregible- la regaño.

-Y tú una pervertida- sonríe Duda marchándose victoriosa a la cocina para ayudar a Luiza a preparar la comida.

Estoy muy feliz de que todos acepten que nos queremos. Luiza deja claro que es mi novia y nuestros amigos aplauden. Incluso Carol se ve muy contenta. Yo creo que no le caigo muy bien pero me deja más tranquila que al menos acepta la decisión de su hermana y no piensa oponerse a lo que sentimos. Nos pasamos toda la tarde jugando y brindando por la vida y por lo que está por venir.

-Tienes un momento- me interrumpe Carol mientras preparo las bebidas.

-Si claro, ¿pasa algo?- le presto toda mi atención.

-Quería pedirte perdón porque creí todas las cosas malas que decían sobre ti y la realidad es que eres todo lo contrario Valentina y me alegra que mi hermana pueda contar con tú apoyo y tú amor. No la ha pasado nada bien, ella nunca quiso dejarte. Lloró todos los días- confiesa Carol.

-Está todo bien. Me alegra que las cosas estén claras ahora. No guardo ningún rencor. Puedes estar tranquila- informo siendo totalmente sincera.

Terminamos la noche con una película a petición de Roger. Es muy cinematográfico y siempre escoge la mejor para cada ocasión. Cada quien se sienta con su pareja debajo de una manta. Luiza está tan cariñosa que no me puedo concentrar en ningún momento. Su mano comienza a jugar con el botón de mi pantalón. Me quedo muda de momento. No se atreverá a joderme así. Su aliento golpeándome en el oído. Se olvida de que no estamos solas. Quiero pedirle que pare, que no soy de piedra. Sin embargo mi mente está en otra parte, específicamente en la luna. Se cuela sin ningún problema y comienza a palpar por encima de las bragas. Estoy excitada por su atrevimiento, porque la deseo como nunca, por la situación en la que estamos, por lo bien que conoce mi cuerpo. Mi temperatura sube en un dos por tres. Doy gracias a que el salón está oscuro y todo el mundo embelesado con la tele. Masaje con arte, con ganas. Muerdo mis labios para contener cualquier sonido. Ella sonríe bajito. No puede ser esto es una tortura. Mi novia no va a parar hasta que me corra y yo no lo voy a poder soportar. Me excuso para huir al baño. Estoy lavándome la cara con agua fría y justo aparece Luiza por detrás.

-Tenemos algo pendiente- avisa empujándome contra la puerta.

-Me vas a matar, estás jugando con fuego-aviso estremecida por su pasión.

-Quien te manda a ser tan gustosa- susurra Luiza y después muerde mi hombro. A estas alturas puede hacer conmigo lo que quiera.

-Se van a dar cuenta Luiza- me estremezco cuando baja por completo mi pantalón y me vuelve a empujar violentamente.

-Solo me la estoy pasando bien con mi novia- insiste lamiendo mi cuello con mucha hambre.

-Termina rápido por dios- le ruego.

Escucha mis suplicas y se apresura. Dos de sus dedos entran en mi y golpeo la puerta sin querer. Ojalá el volumen de la televisión me ayude porque mi autocontrol me está fallando. Es tan precisa en sus embestidas que no me queda más remedio que gemir sin parar. Me gusta cuando me roba el poder. Yo sé lo entrego todo, lo que ella me pida sin dudar. Curva sus dedos con maestría y un orgasmo delicioso me sacude hasta dejarme con las piernas temblorosas. Es Luiza la que tiene que sostenerme para no caerme completamente contra el suelo. Me llena de besos tiernos por toda la cara mientras recupero el aire. Ella me abraza con tanto cariño. Pasamos de la vehemencia al sosiego. Luiza regresa primero al salón y yo unos minutos después acusando estar un poco indispuesta, ya que se lo traguen es otra cosa.

Evidentemente no somos unas buenas anfitrionas pero cuando tu novia es la chica más sexy del planeta y te arrastra a la locura, te dejas llevar. La felicidad en nuestros rostros nos acusa indudablemente, estamos en el clímax del romance, la verdad es que nunca hemos salido de allí. En viente años ella seguirá siendo mi eterna enamorada. Igor se anima y nos invita a bailar. Duda se burla de que ahora si me siento bien porque al ver lo contenta que se pone mi chica acepto el plan de inmediato. Bailamos toda la noche, en el medio de la tensión, adoro la forma en la que me hace sentir como si solo existiéramos las dos. Podemos estar en un lugar lleno de gente y no importa porque sus ojos se clavan en mi y me llevan a la gloria. Nos dedicamos palabras de amor, gestos de amor, sueños de amor. Y no necesito nada más, de ahora en adelante sólo quiero vivir este romance con toda la ilusión del mundo, sabiendo que lo que sentimos es tan grande que puede sobrevivir cualquier tormenta.

No te odio, te amo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora