Punto y coma

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Parte ll

POV Luiza

Al salir del estudio de baile aquella noche mi corazón ya me estaba avisando de que algo estaba mal. Sentía una presión muy fuerte que no me dejaba respirar. Valentina me había llamado unos minutos antes diciendo que pasaría por mi para que no anduviese sola. Le conté de mi mal presentimiento y me pidió que estuviese tranquila. Todo marchaba bien. Regresábamos de nuestras vacaciones comprometidas, Duda ya había comenzando a organizar la boda. Valentina estaba llena de proyectos y yo había conseguido a mis primeros alumnos. Para mi sorpresa todo se apagaría en un instante. Cuando vi el celular de mi futura esposa en el suelo y su motocicleta parqueada sin rastros de ella. Entré en pánico y llamé a Igor de forma inmediata. Fuimos a la policía y nos hicieron esperar cuarenta y ocho horas, las más amargas de toda mi vida. Los padres de Valentina entraron en desesperación al igual que yo. No teníamos noticias. Pensamos que se trataría de un secuestro y esperamos por horas una llamada que nos dijese cómo deberíamos actuar dispuestos a todo por encontrarla. Decidí secar mis lágrimas para pensar con claridad y me puse a investigar por mi cuenta pero me faltaban las pistas. Valentina no tenía enemigos, como alguien podría dañarla.

Hasta que recibí una llamada de Marcela contándome su plan. Sonaba muy nerviosa le prometí que no involucraría a la policía pero que me dijera la dirección para ir a buscarla y terminar con aquella payasada. Necesitaba salvar a Valentina, lo demás no me importaba. Me advirtió que era peligroso y ni siquiera la escuché. Por culpa de su maldita obsesión estábamos todos en peligro y ya no había vuelta atrás. Me compartió la ubicación y con la ayuda de Igor llegamos hasta el lugar. Escuchamos tres disparos y salimos corriendo con lágrimas en los ojos temiéndonos lo peor. No era posible que eso nos estuviera pasando. Derribamos la puerta con una fuerza sobrehumana, se ve que en situaciones límites actuamos por impulso. La imagen que nos encontramos terminó por derrumbarnos. Valentina llorando en el suelo toda ensangrentada, tratando de revivir a Marcela sin éxito alguno. Estaba fuera de si. La abracé con fuerza y noté que ella también tenía una bala en su pierna derecha. Era preciso pedir ayuda de manera inmediata.

Así fue como terminamos en el hospital. Valentina perdió mucha sangre y necesitó de una cirugía para evitar mayores daños. Su cara de terror conseguía aplastarme todo juicio. Intentaba ser fuerte pero la posibilidad de perderla se me estaba haciendo insoportable. La policía no logró detener al asesino y eso también la desesperaba. Aquel delincuente huyó porque sabía que en cualquier momento llegaríamos y esperaba que desistiera de hacernos más daño porque no lo permitiría. Los médicos lograron extraer la bala sin dañar ningún nervio y todos respiramos aliviados. Todos menos Valentina, porque tenía un dolor profundo en su pecho a causa de la muerte de su amiga y un montón de secuelas que vendrían más tarde.

Un mes después....

Hoy es otra de esas madrugadas donde al despertarme no consigo encontrar a Valentina al otro lado de la cama. Sufro porque es evidente que se encuentra mal. Se va a otro sitio para no molestarme y no se da cuenta que el vacío que deja termina por dañarme mucho más. Al principio me contaba su angustia y me dejaba acariciarla pero ahora siempre me aparta y se aleja con vergüenza. No sé qué hacer, no acepta ayuda profesional y se la pasa encerrada en si misma. Se niega a posponer la boda y pretende actuar como si nada estuviera pasando, es muy confuso. Me lleno de valor y bajo las escaleras para ver si consigo traerla de vuelta y me la encuentro temblando en el suelo del salón. La cubro con mi sábana y me recuesto a su lado para darle calor sin decirnos nada por un buen rato. El contacto de mi piel termina por devolverle su temperatura.

-Estoy aquí contigo amor- susurro cerca de su oído.

-Siento despertarte- lamenta Valentina bajando la mirada.

-Te amo Valentina- niego besando su frente.

-Intento ser fuerte pero no lo consigo- insiste.

-Está todo bien así, esto no quiere decir que seas débil. Solo estás sanando- busco sus ojos y la tristeza es evidente.

-No creo que pueda conseguirlo. Tengo esa imagen grabada ¿sabes? La mató a sangre fría delante de mi y cada vez se repite la misma acción cuando cierro los ojos. Es una pesadilla- confiesa Valentina.

-Yo te voy a ayudar- intento calmarla.

-Gracias- sonríe de medio lado aceptando mi mano para levantarse del suelo.

-¿Vemos una película?- propongo. No me importa nada desvelarme si puedo estar haciéndole mimos.

-Tienes que trabajar Luiza. No es justo para ti. Yo soy la que estoy descansando por la pierna- repite Valentina algo angustiada.

-Mañana tengo el día libre. Tenemos que ir a probar la comida de la boda con Duda- informo.

-Estoy deseando casarme contigo- asegura abrazándome.

-Yo también- la abrazo más fuerte y sin querer le lastimo la pierna vendada.

-Odio estar así- se queja Valentina.

La ayudo a subir para pasar el resto de la noche charlando y viendo la televisión. Me duele tanto. Entiendo como se debe estar sintiendo pero al mismo tiempo soy incapaz de sentirlo de la misma manera porque todos enfrentamos el sufrimiento de una manera distinta. Es tan injusto. Me gustaría saber la palabra exacta, para rescatarla en cualquier momento pero me veo tan impotente la mayoría de las veces.

Al final logré convencerla para que me acompañara a la degustación. Duda se pone feliz de vernos juntas. Hemos pasado un mes tan jodido como familia pero se que nos volveremos más fuertes. Valentina necesita de mi apoyo y estoy dispuesta a todo por ella, lo superaremos seguramente. Solo necesitamos un poco más de esfuerzo. Trato en todo momento de remediar su tristeza. Mis manos siempre están alrededor de su cintura protegiéndola y mis constantes caricias la hacen sonrojar todo el rato.

-Paren ya, dan un poco de envidia- se queja Duda.

-No estamos haciendo nada- respondo inocente.

Valentina odia andar en silla de ruedas pero solo es por precaución hasta que la herida sane no conviene que haga ningún gesto brusco y ella parece no entenderlo. Dice que no soporta que la miren con lastima.

-Te gusta amor- le llevo algo de comida a la boca para intentar maquillar su mal humor. Es tan raro ver a Valentina así.

-Me quiero ir Lu, necesito aire- sugiere Valentina sin mucho ánimo. Ahora estoy mal por haberla presionado.

-Ten un poco de paciencia amiga, ella volverá a ser la de antes- aconseja Duda mientras regresamos al coche para reencontrarnos con Valentina.

-Yo sé, pero la extraño- confieso abrazando a mi amiga para buscar yo también ese apoyo que me hace falta.

-Ustedes dos merecen ser tan felices- asegura Duda.

-Me da miedo no ser suficiente para ella- declaro.

Nota: Me pone triste escribir estos capítulos. Pero todo mejorará.

No te odio, te amo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora