POV Luiza
Estoy nerviosa, probablemente sea el paso más importante que de en la vida. Lo he pensado muchísimo todo este tiempo. Es bastante claro. Valentina es la mujer con la que quiero pasar el resto de mis días. No estoy dispuesta a soltar su mano. Amo todo lo que es y más lo que me hace sentir. Quizás no sea perfecta pero para mi es la mejor en todos los renglones. Me niego a seguir perdiendo el tiempo. Ahora se lo que vale. Tenemos una segunda oportunidad y quiero aprovecharla. Es muy difícil encontrar a la persona ideal, capaz de encender todos tus sentidos y robarte el aliento mientras además te regala un soplo de esperanza. Ella es mi mujer, y quiero que también sea mi esposa.
-Habla amor, ¿está todo bien?- pregunta Valentina al notar mi evidente inquietud. Estoy sudando de la tensión. Y apenas he tocado la comida.
-No seas impaciente- me defiendo tratando de recomponerme. Estoy embobada mirándola y no consigo hablar con propiedad. Imposible encontrar las palabras correctas.
-¿Qué propuesta es esa que quieres hacerme? ¿Alguna otra fantasía que quieras compartir?- insiste Valentina haciéndome cosquillas en el cuello.
-Para bebé, me estás desconcentrando. Tengo algo para ti- me rindo ante su insistencia obviamente no me va a dejar en paz. Y yo necesito contarle ya de que se trata. Antes de caer en la tentación.
Le ofrezco un pequeño libro. En la primera página están algunas de nuestras fotos. Aquellas de la universidad que me ha sido posible rescatar con su ayuda y las más actuales. Luego una frase que no se me borra de la mente, "Cada uno elige los labios que quiere besar, los ojos que quiere mirar, el corazón que quiere cuidar y a la persona que quiere a su lado por el resto de la vida". Valentina comienza a llorar imaginándose tal vez lo que viene después. Por último, se encuentra con dos anillos. Y me arrodillo para hacerlo oficial.
-Valentina yo sé que hemos pasado por muchas cosas y probablemente sea la persona más complicada de esta tierra. No ha sido fácil, ni lo será. Nunca te has rendido. A pesar de no recordar nuestro comienzo. Hoy puedo asegurarte con todo mi corazón que te amo con locura. Te pido que aceptes a esta nueva Luiza. Lo eres todo para mi. Me encantan tus ojos, tu piel, tu boca. Encima eres honesta, noble, trabajadora. Me quiero despertar siempre con tus cabellos en mi lado de la almohada. Prepararte el desayuno, consentirte. Celebrar tus éxitos, ser tú modelo y algún día la madre de tus hijos. ¿Quieres ser mi esposa?- declaro deseando con todas mis fuerzas que me diga que sí.
-Claro que sí Lu, me casaría hoy mismo sin pensarlo dos veces. Siempre has sido y serás mi sueño. La mujer más bella y talentosa, a la que admiro y quiero más que a nada. Yo sería capaz de amarte en todos los siglos. Reconocería tú voz, tú olor. Nunca más te dejaré sola. Juro que será una boda perfecta mi amor- aprueba Valentina arrodillándose a mi lado. Llora de felicidad, se ve tan linda y emocionada que mi corazón no para de latir a un ritmo descontrolado. Le coloco el anillo y me tiemblan las manos. Ella hace lo mismo conmigo. Son preciosos, símbolo de nuestra unión y una promesa que pienso cumplir a cada segundo.
-Mi prometida- susurro en su oído apartándole el cabello. Inmediatamente la abrazo.
-Futura esposa- contesta Valentina juntando nuestras frentes.
-Quiero amarte hasta el amanecer- propongo llevándola hasta la cama y agarrando la botella de champán y las fresas.
-Mi chica caliente- provoca Valentina lanzándome sobre el colchón. Y consigue estremecerme sin ponerme un dedo encima. Resulta tan fácil, tiene esa capacidad de ir más adentro de mi piel.
Completamente desnuda vibrando entre las sábanas. Trato de mantener la cordura pero es imposible. Me siento en combustión, es una mezcla de sentimientos y deseo totalmente inevitable. Valentina muerde una fresa de la manera más provocativa y luego comienza a lamer. Estoy pagando el precio de mis provocaciones. Ahora es ella la que manda. Me abre la boca con los dedos para darme de beber. Estoy sin palabras. Sigo sin creerme que finalmente nos casaremos y compartiré toda mi existencia con mi fotógrafa maravillosa. Mía, solo mía. Puede sonar posesivo, pero en realidad nos pertenecemos la una a la otra y siempre será de esa manera. El roce de nuestros pechos me hace gemir. Valentina solo lo hace para dejarme impaciente, rogando por más. A estas alturas yo ya perdí la vergüenza y no me cuesta nada pedirle lo que quiero.
-Chupa mis pezones ven- le ruego tomando su rostro para convencerla con un beso caliente.
Valentina deja caer la bebida por mis senos para después limpiarla con su lengua. Es mi perdición. Me revuelvo cerrando las piernas con fuerza. La humedad y el calor son una mezcla muy rara. No doy para mucho más, soy capaz de correrme en este mismo instante como siga frotándose con tanto descaro y encima estimulándome hasta con los dientes como si estuviese jugando la final de un mundial, a todo o nada.
-Eres mi sabor preferido Lu, nunca es suficiente. Podría estar encima de ti ocho mil setecientas horas. Tú simplemente me encantas- susurra Valentina con ese tono grave que me saca de mis casillas porque si de por si es irresistible cuando me habla excitada lo es el doble.
-Para de jugar Valentina y haz algo- le exijo moviendo mis caderas para buscarla.
-Pensé que te gustaban los juegos. ¿Crees que porque me casaré contigo voy a olvidar el nivel de tortura al que me has sometido estos días? Desde luego que no señorita- amenaza Valentina apretando mi cintura con autoridad.
-Si no me das un orgasmo te quedas sin noche de bodas- contraataco a la desesperada.
-¿Tan necesitada estás?- pregunta Valentina lamiendo mi ombligo.
-Hazme el amor, quiero que lleguemos juntas- declaro dejando mis pupilas fijas en sus ojos verdes.
-Será un placer- acepta Valentina rindiéndose como tantas veces.
Nuestros sexos cuando se juntan forman mil relámpagos. Grito sorprendida por lo próxima que estoy de la gloria pero quiero aguantar un poquito más. La torpeza nos gana la batalla porque estamos en pleno ataque. Su clitoris chocando con el mío, la respiración acelerada. Su carita toda roja. Se enreda en mi lengua y yo la chupo con ganas. Estoy perdida, nada se compara a la satisfacción de compartir con ella toda mi intimidad.
-Mas, más fuerte. Más- grito atormentada, estamos tan lejos que nadie puede oírnos y pienso aprovechar al máximo las ventajas.
-Adoro tú coño, tan rico- revela Valentina moviéndose a mayor velocidad y aumentando el volumen de mis gemidos.
-Me corro, me corro- anuncio indudablemente agitada, rezando porque ella también esté cerca.
Tres segundo después llegamos las dos sincronizadas. Sus ojos se quedan en blanco y yo grito con tanta fuerza que probablemente me quede ronca pero no me importa en absoluto. La noche no termina aquí y a nuestra historia le queda tanto amor por contar, que solo es preciso seguir.
Nota: Gente, perdón por la ausencia. Espero que les guste el capítulo. Un beso.
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No te odio, te amo.
FanfictionLuiza y Valentina son como un imán, se atraen inevitablemente. Llevan un año peleándose pero en el fondo hay algo, un sentimiento que ninguna de las dos sabe expresar.