Dime lo que sientes

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POV Valentina

Cuando Luiza estaba de viaje me hice pruebas para ver si quedaba embarazada y como resultado obtuve la peor noticia posible. Es bastante difícil la posibilidad de que pueda tener un bebé y quizás eso me esté afectando demasiado. No lo he podido hablar con nadie. Me siento como una puta mierda. Ojalá que ella nunca me lo vuelva a pedir porque odiaría decepcionarla mas de lo que estoy conmigo misma. Estar cerca de Leo, cuidarlo y mimarlo es lo único que me calma. Con mi esposa estoy intentando que todo vuelva a fluir pero nuestras agendas son bastantes complicadas. Ahora que ella está libre yo estoy llena de proyectos y siempre que viene al estudio termina incómoda y me acusa de estar sobrando. Yo quiero que las cosas funcionen pero al mismo tiempo no hago nada para arreglarlo. Soy incapaz de contarle al amor de mi vida ese secreto que llevo sufriendo a solas y que a menudo me quita el sueño. Últimamente las dos nos encontramos torpes a la hora de hablarnos y con tal de no empeorar las cosas lo dejamos pasar. Me gustaría volver a sentirme en paz. Regresar a esas noches donde moría por llegar a casa y abrazarla. Contarle los proyectos con una sonrisa, que me diera ánimos para seguir. Consentirla con todos sus antojos de embarazo. Recordarle lo hermosa que es. Pareciera que estamos corriendo en dirección contraria y es una pesadilla.

-Mamá, tenemos pancakes para desayunar- anuncia Leo despertándome. Abro los ojos y no veo a mi esposa por ningún lado. Es el primer sábado que ninguna de las dos tiene un compromiso y no podremos escapar. Se ve que despertó temprano y con ganas.

-Suena delicioso- respondo trayendo al pequeño hacia mis brazos para hacerle cosquillas.

-Para, o le dire a mamá- se queja Leo haciéndome sonreír.

-No te atreverás- juego sin parar el ataque.

-Mamá te va a castigar- asegura Leo escapando.

Corro detrás de él y casi pierdo la vida en la escalera. Luiza me mira con gesto de desaprobación, después se echa las manos a la cabeza preocupada por mi caída. Leo comienza a explicarle que lo he estado molestando y que casi se hace pipí en la cama porque no lo dejaba en paz. Yo sigo en el suelo quejándome pero no ha sido para tanto. Solo intento darle lastima para que no me reprima tan pronto en la mañana. Luiza le pide a Leo que vaya a lavarse las manos para quedarnos a solas.

-No te cansas de hacer travesuras Valentina- pregunta Luiza ayudándome a levantar.

-Nada de lo que te dijo es cierto- hago un gesto con los labios para demostrar inocencia.

-Estás diciendo que nuestro hijo es un mentiroso- cuestiona mi esposa.

-No pero es muy astuto, igual que su madre- me defiendo.

-Si tienes como plan actuar así de infantil para enamorarme todavía más, te está funcionando- confiesa Luiza atrapando mi cintura y escondiéndose en mi cuello.

-Me encantas- beso su frente con ternura.

-Quiero una niña con tus ojos- comenta despertándome del ensueño. Me alejo bruscamente.

-¿Que pasa?- se preocupa.

-Necesito una ducha- miento.

-Que sea rápido, después del desayuno llevaremos a Leo a casa de tus padres. El pequeño extraña a su abuelo y a Duque. Además pensaba que podíamos recogerlo más tarde y pensar un plan para las dos- argumenta Luiza y apenas puedo reaccionar estoy en otra dimensión.

-Ok- respondo a secas subiendo las escaleras.

POV Luiza

Valentina está muy rara. Pasa de actuar normal a rallarse en segundos. Si algo pasó en mi ausencia necesito saberlo. Le preparo la mochila a nuestro hijo con todos sus juguetes mientras mi esposa se arregla para salir. La conozco perfectamente, algo tiene en la cabeza. Cuando se pasa de su tiempo regular en la ducha es porque está reflexionando. Me jode no tener idea de que se trata y más me jode que sólo ahora soy capaz de verlo. Tan ocupada estaba que no me detuve a mirar sus ojos y ahora que los veo de cerca tienen una sombra extraña. Los padres de mi esposa nos reciben amablemente en el jardín. Son muy cercanos a Leo, prácticamente respiran por él. Incluso Catarina se derrite cuando está cerca. Estamos un rato compartiendo con ellos y luego nos despedimos de nuestro hijo que nos hace prometer volver con un juguete. Definitivamente es muy astuto.

-¿Te llevo a alguna parte preciosa?- pregunto mientras me atrevo a conducir la moto que tiene Valentina en la casa de sus padres. Ella me enseñó y ahora quiero demostrarle lo buen alumna que soy.

-¿En serio?- responde Valentina boquiabierta.

-Prometo ir despacio, no como otras- bromeo recordando nuestro pasado.

-Eres la mujer más sexy del mundo, ¿sabías?- comenta Valentina completamente admirada por la imagen.

-Quien nos lo iba a decir- sonrío ayudándola a colocarse detrás de mi.

-Me gusta este giro de la historia- asegura mi esposa aferrándose todo lo que puede a mi cintura.

-A mi también, eres la protagonista de todas mis páginas. Mi ardiente esposa- confieso mientras doy inicio a nuestro viaje.

La llevo hasta un lago que me recomendaron para pasear en una barca. Saco mi lado más romántico para demostrarle que sigo siendo la misma chica encantada, dedicada a ella y a nuestro futuro. Dispuesta a luchar en las adversidades y a querernos en los momentos difíciles. Es un día soleado, muy hermoso. Valentina luce siempre espectacular. Tiene el pelo un poco más claro. Viste una camisa blanca desabotonada. Le es muy fácil sacarme algunos suspiros. El tiempo pasa es natural, pero se detiene cuando la miro. Pareciera que lo sintiera todo por primera vez y fuese muchísimo más intenso. Me saco un vino de la bolsa y le propongo un brindis.

-Por amarnos cada día un poquito más- afirmo.

-Que así sea- confirma Valentina chocando nuestras copas.

-Por confiar y estar la una para la otra- continúo.

-Siempre- responde mi esposa más desviando la mirada.

-¿Segura?- insisto.

-¿Es un interrogatorio?- cuestiona Valentina.

-Solo quiero saber si pasó algo cuando no estaba- decido no dar por terminada la conversación como otras veces.

-Quédate tranquila que no te he engañado- reacciona Valentina completamente a la defensiva.

-Yo no he dicho eso- intento tranquilizarla.

-Pero lo piensas- ataca.

-Jamás, me oyes. Nunca. Tú y yo no somos de esas Valentina. Si algún día no me amaras me lo dirías antes de correr a los brazos de otra. Yo lo sé. Ahora dime que hice mal. Es por qué me fui. ¿Dímelo?- levanto la voz.

-No quiero discutir- niega Valentina.

-Mala suerte, porque lo estamos haciendo. Y sabes que es lo peor. Que me gusta discutir porque al menos así nos estamos mirando y diciendo la verdad. Saca lo que tienes dentro de una vez. No me voy a morir, no soy una idiota. ¿Crees que vas a lastimarme es eso? Tu silencio me lastima más....

Nota: Un poco de drama pero desaparecerá. En el próximo te cumplo la petición swrules y viajamos algunos años atrás.

No te odio, te amo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora