Sanar es entregarse

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POV Luiza

Desde que Valentina ha comenzado la terapia se le ve mucho mejor. Duda está todo el tiempo pegada a ella. Van juntas a todas partes. Toman clase de boxeo y siempre está sonriendo. Me gusta verla así de animada aunque prácticamente no nos vemos. La escuela de baile está siendo muy exitosa y me está tomando más trabajo del que tenía planificado. Incluso estoy pensando en contratar más maestros ya que con todo eso de la boda se me suman las obligaciones. Mis padres llegan en una semana y tanto Carol como yo hemos decidido manejar la situación lo mejor posible. Desde el primer minuto les dejaré claro que jamás permitiré que vuelvan a manipular mi vida. En líneas generales todo marcha bien, he tenido muchísimos recuerdos de antes de nuestra etapa en la escuela. Algunos me han causado gracia, otros no. Increíble como éramos el agua y el aceite pero en cierto modo girábamos en torno a la otra desde el principio. Somos material de novela, sin ninguna duda. Dos personas que desde que se conocieron están destinadas a estar juntas para toda la vida por más que se mezclen las líneas y las curvas.

-Hola extraña, ¿no me digas que su futura esposa aún duerme? Tenemos una cita muy importante hoy- me sorprende Duda abrazándome en la cocina. Tiene las llaves de la casa pero siempre consigue asustarme.

-Está en la ducha, ¿puedo saber a donde van hoy?- pregunto curiosa.

-Nada en particular, iremos de compra y luego recogeremos a Aninha en la escuela. Tengo que sacarle provecho a estas vacaciones. Hace años que no tomaba una- responde mi amiga emocionada.

-Y no tienes mejor plan que andar detrás de mi mujer- afirmo sin más. Odio ser tan impulsiva a veces.

-No puedo creer que estés celosa- menciona Duda cruzándose de brazos.

-Perdón se que la estas ayudando. Debería estar dándote las gracias es solo que me da pesar no ser yo la causa de su mejora- confieso arrepentida.

-No digas ridiculeces Luiza, ella está haciendo todo esto por ustedes dos. Es el amor que siente por ti lo que la impulsa a curarse. Yo solo me estoy asegurando de estar ahí para que sienta una mano amiga- explica Duda sin juzgarme demasiado.

-Debería renunciar y estar para ella, casi no la veo y en las noches no hablamos precisamente- maldigo bajito.

-¿Estás hablando en serio? Tina jamás permitiría que abandonaras tus sueños- aclara Duda.

En ese momento somos interrumpidas pero Duda me advierte con la mirada que pare de pensar puras tonterías. A veces no consigo evitar comportarme como una niña inmadura. Valentina propina un dulce beso en mis labios que me deja con los ojos cerrados por un buen rato. Es increíble lo que causa esta chica en mi. Eduarda lleva razón, tengo que ser fuerte y continuar. Valentina se está esforzando y yo debería hacer lo mismo. No importa si es Duda la que finalmente la ha convencido de que tiene un problema. Es genial que esté dando ese paso y es lo único que me debería interesar.

Me paso el día trabajando y haciendo entrevistas para conseguir secretaria y otro bailarín que me ayude con las clases. Después de varios intentos consigo a una chica y un chico perfectos para el puesto, la joven parece muy responsable y el muchacho resulta extremadamente simpático y talentoso. Eso me alivia. Tendré a dos personas muy centradas al cargo cuando me vaya de luna de miel y Carol también me ayudará con eso. Cuando cierro las puertas del estudio me percato de la presencia de Valentina. Me extraña verla en la moto. No puedo ocultar la sonrisa traviesa. Desde que le confesé lo que su aire rebelde provoca en mi no duda en mostrarme ese lado canalla que me encanta. Valentina es una mezcla peligrosa, dulce y amarga, tierna y fría, deliciosa en todas sus partes. El negro le queda espectacular. Me ofrece el casco con autoridad.

-¿A donde vamos?- cuestiono curiosa pensé que ya estaría en casa descansando.

-Sube y lo descubrirás- contesta de forma misteriosa.

No te odio, te amo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora