POV Valentina
Luiza siempre fue muy sexual, seductora, atrevida. No obstante su nueva versión es puro desenfreno y yo me dejo arrastrar sin poner mucha resistencia. No se a qué tipo de fantasía se refiere pero me guía hasta un club bastante exclusivo. Desconocía su existencia pero nada más llegar puedo entender de que se trata. Es un bar de strippers. Quiero preguntarle si se ha equivocado porque me cuesta creer que frecuente este tipo de sitios pero me quedo callada. Me lleva hasta una habitación oscura. Estoy temblando como si fuera una principiante. Me deja sola por un rato. No sé qué hacer. Es un ambiente que sencillamente te invita a pecar. Si es lo que estoy pensando voy a necesitar mucha fuerza. Abro una botella de whiskey que encuentro en la mesa y tomo un trago que me quema en lo más profundo de la garganta.
Enciende la música pero aún no puedo ver su cuerpo. Me hierve la sangre en anticipación. No sé si pueda aguantar tanto nerviosismo. Luiza aparece en el escenario usando un conjunto blanco demasiado sexy. Se me cae la boca de la impresión. Brilla mucho más que cualquier luz. Mueve sus caderas apoyada en la barra. Se me nubla la vista al instante. Me parece estar viviendo una alucinación. Ni en mis mejores fantasías me la imaginé así de sugerente, fuera de cualquier orbita. Su mirada es capaz de atravesarme, siento que me está cogiendo perversamente con los ojos mientras baila con soltura. De repente se sube a la barra quedando con la cabeza boca acabo. Me pierdo en sus curvas y se me corta la respiración. Es un espectáculo que no estoy dispuesta a compartir, como se le ocurra bailar así para alguien más me da algo. Los giros que da pareciera que estuviese flotando sobre el metal. Yo ya sabía de su flexibilidad pero me está dejando sin palabras y muy mojada. Desconocía que fuera posible tanta perfección. El arte del pole dance.
-¿Quieres que baile encima de ti?- pregunta Luiza muy inocente. Ni pareciera la misma que hace un minuto se estaba moviendo impetuosamente dejándome en Babilonia.
-Por favor- le ruego. Parece realmente otra persona. Se ha inventado un personaje perverso y me pone muchísimo.
-¿Cuanto estás dispuesta a pagar?-insiste Luiza acercándose como una leona salvaje, dejando sus cabellos en mi cara.
-Te doy mi vida entera y si eso no te basta invento otras siete para seguirte pagando-respondo observando cada uno de sus movimientos.
-Muy bonito, pero no estoy interesada en tú lado romántico Valentina- asegura Luiza sentándose a ahorcajadas encima de mi.
-Qué quieres- pregunto con las manos temblorosas.
-Quiero que hagas todo lo que yo te pida- contesta muy segura de si misma. Golpeándome con su maravilloso aliento afrodisíaco.
-Vale- me falla la voz a estas alturas después de todo lo que he visto.
-Buena chica- juega con el botón de mi chaqueta. La intento besar y se aparta.
-Te deseo- confieso mordiéndome los labios por la tensión.
-¿Sabes lo que estaba pensando cuando bailaba?-pregunta Luiza desnudándome poco a poco.
-Dímelo tú-ordeno extasiada.
-En que me encantaría hacértelo duro, muy duro. Como jamás nadie te lo hizo- declara saboreando mi cuello con calma.
-Luiza- gimo sin parar, me desespera su juego.
-Ven conmigo- propone mientras me ayuda a ponerme en pie y me lleva hasta el escenario.
Coloca una venda en mis ojos y no ofrezco ninguna resistencia. Me parece una tortura pero acepto gustosa porque no le puedo negar nada. Estoy completamente sin ropa. Espero que no haya cámaras en este sitio, porque ya no puedo parar. Mete su lengua en mi boca sin pedir permiso, estoy a su merced. Me saborea por cinco minutos dejándome ahogada. La busco con mis manos y se molesta. Siempre dice que mis caricias le roban el sentido. Me quita la venda de los ojos para amarrarme las manos con ellas.
-Pensándolo bien es mucho mejor que me veas- susurra sobre mis pechos.
Me agarra el culo sosteniendo todo mi peso en el acto. Enrosco mis piernas en su cintura y la dejo llevar el ritmo. Su lengua hace maravillas sobre mis pezones. Solo soy capaz de retorcerme una y otra vez. Puedo correrme al mínimo toque. Esa es mi condición. Clava sus dedos en mi empotrándome contra la barra sin piedad. Mis gritos son la prueba de lo excitada que estoy. Se toma muy en serio lo de dominarme. Lo hace fuerte. Trato de concentrarme para aguantar más y no lo consigo. Es muy buena, la forma en la que curva sus dedos para tocar mi punto g. No es la posición más cómoda del mundo pero si muy placentera. Me va a doler todo mañana. Cinco estocadas más y me vengo en sus mano gritando como loca. Es increíble como me sujeta de forma posesiva.
Libera mis muñecas y cuando creo que puedo tomar una tregua me acuesta en el suelo y abre mis piernas para barrer todo mi orgasmo y dejarme al borde del siguiente. Se lleva una fresa a la boca y me la hace morder. Casi me atraganto cuando vuelve a introducirse en mi coño sin dejarme pensar. Primero con un dedo, luego suma dos y vuelve a bajar para chupar mi clitoris haciéndome explotar irremediablemente. Me tiemblan las piernas, no doy más. Voy a necesitar de un baño relajante para poder dormir esta noche.
-¿Seguimos en casa?- pregunta Luiza mientras me ayuda a vestirme. Estoy adolorida, extasiada. Sin habla.
-Te ha comido la lengua el gato- juega Luiza colocándose el abrigo. Y dejando todo limpio.
-En realidad me la comiste tú- respondo volviendo en si.
-Gracias por cumplir una de mis tantas fantasías- confiesa Luiza besando mi frente.
-Úsame todo lo que quieras- la provoco apretándole el culo.
-Soy amiga de la dueña, no estaría mal volver otro día- declara Luiza por si tenía alguna duda.
-¿En serio? Me encantaría ser yo la que jugara la próxima vez- propongo.
-¿Vas a bailarme en el tubo? Con tú equilibrio podías acabar en urgencias- se burla Luiza mientras abre la puerta.
-No, pero quizás baile sobre tu boca. Que tal así- juego a dejarla sin palabras.
-Maravilloso- confirma Luiza.
-Vámonos a casa- tomo su mano para salir juntas del local.
-¿Adolorida?- pregunta Luiza cuando me ve hacer una mueca de disgusto al subirme a la moto.
-Mi novia es un bestia en la calma- respondo sin ningún pudor.
-Te daré un masaje para compensar- propone Luiza acomodando mi pelo y sosteniéndose fuerte de mi cintura como siempre.
Me encanta ser objeto de sus fantasías. Es la mejor amante que he tenido por la simple razón de es la mujer que amo, la única en mi vida. Y aunque tenga sus dudas y puede que en el futuro todo no sea color de rosa pienso luchar eternamente por estar así como ahora....
Nota: Me da un poco de corte todo esto, pero hago el intento. Espero no decepcionar. Ahora si, hasta el año que viene.
ESTÁS LEYENDO
No te odio, te amo.
أدب الهواةLuiza y Valentina son como un imán, se atraen inevitablemente. Llevan un año peleándose pero en el fondo hay algo, un sentimiento que ninguna de las dos sabe expresar.