Eres mi todo

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POV Valentina

Ahora que Duda y Igor andan por su segunda luna de miel puedo tener a mi sobrina solo para mi. Me encanta cuidar de ella. Es muy tierna. Desde que nació y la pude tener entre mis brazos la sensación es la misma. Soy la tía consentidora, la que la llena de juguetes, la deja comer chuches, la que se olvida de la siesta, y en un futuro espero ser su mayor apoyo. Me he tomado unos días libres del trabajo para dedicarle toda mi atención. Incluso estoy participando en un concierto de su escuela. No sabía que me encantaba estar rodeada de niños pero lo disfruto muchísimo. Me hace reconciliarme un poco con mi niñez. Siempre tuve mucha presión, no la disfruté del todo. Fui a colegios religiosos, cuando hacía alguna travesura tenía a mi madre comiéndome la oreja como si hubiese cometido algún crimen. Desearía tener recuerdos más bonitos pero la vida es así.

-Gracias por la ayuda. Usted es realmente increíble. Los niños la adoran- agradece la maestra del colegio.

-Es un placer. Estoy encantada de estar aquí- confirmo ayudándole a recoger las cosas que hacen falta para la función mañana.

-¿Es usted madre?- curiosea la joven.

-No, quizás más adelante. ¿Quién sabe?- respondo pensativa.

Por estar tan entretenida en la escuela se me olvida que tengo que recoger a Luiza, es Aninha la que me recuerda. Encima le ofrecí a la maestra que también la dejaría en su casa y la situación no deja de ser incómoda. Su nombre es Daniela y es muy bonita. A mi novia no le hace mucha gracia. Veo su rostro por el retrovisor y es un poema. Cuando dejo a la otra chica le ofrezco que se pase para adelante y niega con molestia. Me va a tocar darle muchos mimos para que se contente. Llegamos a la casa y apenas podemos tener tiempo para las dos. Una niña realmente roba toda tu energía. Me toca cansarla para que se duerma pronto. Noto que Luiza está rara y quiero que hablemos. Prepara los nuggets favoritos de nuestra sobrina y un delicioso postre de gelatina. Mi novia también tiene buena mano con los niños. Aninha la elige para que le lea el cuento de buenas noches y noto que Luiza se emociona. Termino de fregar los platos y limpiar la cocina para subir con mis chicas y la escena que me encuentro es la más tierna de todas. Las dos duermen plácidamente como dos angeles. Las cubro con las sábanas. Y como no tengo sueño bajo para ver una película.

Mi mente es un volcán de sensaciones. Estoy sintiendo algo peligroso. Una necesidad de tener una familia a su lado. Pero no quiero asustarla, apenas nos estamos conociendo en su cabeza. Tengo que reprimir estos deseos por ahora y disfrutar del presente maravilloso que tenemos. Apenas noté cuando Luiza bajó las escaleras. Pasa en frente de mi sin decir una palabra. Como se atreve a no hablarme, a ignorarme. La observo prepararse un plato de fruta en la cocina. Acorralo su cuerpo contra la nevera. La dejo sin posibilidad de reacción. Lamo su cuello con mucha hambre. No puedo estar más de diez minutos sin la idea fija de quitarle la ropa y hace tres días que no hacemos nada. Luiza cierra los ojos y gime sin poderlo evitar. Se que está molesta porque llegué tarde a buscarla con aquella maestra. No quiero que sus celos enfermizos vuelvan pero puede llegar a ser tan excitantes, lo posesiva y caliente que es.

-Te quiero solo para mi- confiesa Luiza con la mirada fija en mis labios.

-Eres mi todo. No lo dudes- confirmo sosteniendo sus cabellos con fuerza.

-Esa tal Daniela- refunfuña haciéndome sonreír

-Es linda- me burlo ganándome un codazo.

-Véte con ella entonces. Estará encantada de recibirte- responde muy molesta.

-¿Tú crees?- agarro su barbilla con fuerza.

-Se nota que le pones mucho- asegura Luiza con rabia contenida.

-Tendrá que quedarse con las ganas. Estas manos están reservadas para mi novia- me rindo ante ella.

-No sé lo que me pasa. Te imagino con otra y pierdo el control completamente- declara Luiza abriéndome su corazón.

-Nunca te haría algo así. Confía- acaricio su espalda y se estremece.

-Quiero confiar- gime en mi boca.

-Hazlo, soy toda tuya. Hermosa- la aprieto más contra mi.

-Perdóname, se que estoy siendo inmadura- se excusa Luiza rendida una vez más ante mi.

-Ya estás perdonada- la dejo en la encimera para poder besar sus muslos con facilidad.

Su ropa interior está empapada y ese olor a fuego que desprende me seduce demasiado. Aparto un poco la tela para olerla. Mi nariz choca a propósito con su entrada. Me encanta volverla loca.

-Joder. Hazlo ya Valentina. Cómeme- ruega Luiza hundiendo mi cara en su sexo.

-Mandona- me quejo separando sus labios para darle una pequeña lamida.

-Qué lengua maravillosa- susurra encendiéndome más. Se ha propuesto internarme en un loquero solo puede ser eso.

-Mereces sufrir, por ser una niña mala- con mis dedos busco su botón de placer y lo estimulo.

-Quiero sufrir- se lamenta tocándose los pechos para darse más placer. Qué mujer afrodisíaca por el amor de dios. No sé cómo lo puedo soportar. Merezco una medalla de honor.

-Dame todo lo que tengas- exijo jugando con mi lengua. Me encargo de saborear todos los sitios, me hundo completamente y tapo su boca para que no grite. No queremos despertar a nuestra sobrina.

-Méteme los dedos- reclama tomándome por sorpresa.

-Quién eres y que has hecho con mi novia- estoy a punto de sufrir un infarto por su descaro.

-Quiero cabalgarte Valentina. Mételos y no te muevas- ordena mordiendo mi labio. Si su plan es hechizarme de por vida lo está consiguiendo. Soy capaz de venderle mi alma con gusto.

Mis dedos resbalan en su coño producto a su excitación. Los dejo enterrados como me pidió. Siento que las piernas comienzan a fallarme. Cuando comienza a moverse la que no puede controlar los gemidos soy yo. Sus dotes de bailarina son demasiado para mi salud. Su ritmo es constante, primero suave, después violento. Estoy poseída por su indecencia. La forma en la que sus pechos rebotan en mi cara cuando va a hacia delante. Explota en mis dedos como nunca antes. Me siento en una nube. Temo perder la conciencia. Me va a tocar limpiar la cocina de nuevo por el desastre que nos hemos montado.

-Solo mía- promete Luiza limpiando mi mano de todos sus fluidos. Yo simplemente no tengo palabras. La amo con todas mis fuerzas, la deseo como mujer, me vuelve loca como amante. Es mi todo, mi religión, mi fortuna, mí brújula. Mi futura esposa.

No te odio, te amo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora