POV Valentina
Me siento más fuerte que nunca aunque mi salud diga lo contrario. Ser madre, dar a luz al otro ser más maravilloso de este mundo. Mi pequeño ángel, es tan hermosa. Sus ojos tienen un brillo intenso, puedo verme reflejada en ella y se me encoge el corazón de tantas emociones intensas. Todo está bien con mi bebé y eso me deja tan tranquila. Es una guerrera. Tenemos que seguir de cerca su crecimiento pero por ahora no hay señales de futuras complicaciones. Decidimos hacerle caso al doctor y quedarnos todo el tiempo necesario en el hospital a pesar de la incomodidad y la desesperación por volver a casa y celebrar en familia. Después de dos meses de lucha y mucho sufrimiento hoy por fin podemos salir. Se que tengo que cuidarme más, tuve muchas complicaciones, fiebres, dolores y problemas digestivos pero ahora estoy con más confianza y ganas de superar esta etapa para disfrutar de mi hija. Leo está tan emocionado con que por fin podamos volver. Luiza me contó que estuvo durmiendo en el cuarto de su hermana todo este tiempo para de alguna manera sentirla cerca, el nos ayudó a escoger toda la decoración, es un hombrecito tan tierno. Veo a mi esposa con nuestro tesoro en los brazos y percibo un montón de lágrimas en mis mejillas. Nuestro sueño, por fin. Me siento tan completa.
-Tiene tu nariz amor- asegura Luiza acercándose para besar mi frente. Estamos esperando al abuelo Marcos para que nos lleve a casa.
-Gracias por cuidar de nosotras todo este tiempo- pego mi frente a la suya soltando un suspiro.
-Siempre voy a cuidar de nuestra familia. No hay necesidad de agradecer. Así lo siento y lo haré toda la vida- asegura Luiza emocionada.
-Muchas noches sin dormir. ¿Eh?- bromeo sacándole una sonrisa. Amo verla sonreír. Sigue siendo mi cosa favorita.
-Y las que nos quedan. Lara es igual de mimada que su madre- responde Luiza metiéndose conmigo.
-Te encanta que sea mimada- aseguro apretando su trasero toda coqueta. El tiempo pasa y lo nuestro sigue siendo inevitable.
-Me encanta todo de ti estupida- corresponde a mi juego apretando mi mano sobre su piel sin apartarme.
Mi padre al vernos tan juntas. Nos pide que sostengamos las dos a la pequeña para tomar una foto. Soy muy afortunada. Todo el esfuerzo ha dado sus frutos. En la mansión nos espera una fiesta sorpresa con nuestros amigos más cercanos y nuestros padres. No siempre estuvieron de acuerdo pero han tenido que aceptar que esto jamás se acabará y seguimos construyendo un futuro prometedor. Leo salta de alegría y le muestra a su hermana un dibujo de ella. Su talento en el arte es impresionante. Mi pecho va a cien por hora, percibo un desborde de protección y cariño. Amo a mi familia. Ellos son todo para mi, Lara & Leo & Luiza. Lo único que necesito para vivir.
La celebración no dura mucho tiempo ya que a exigencia de Luiza necesitamos descansar. Lara duerme pacíficamente en su cuna después de estar bien alimentada. Y Leo se recuesta en mi barriga mientras le cuento una historia. Extrañaba estar así con el, compartiendo estos momentos. Leerle mientras él juega con mi pelo y me llena de preguntas.
-Te amo mamá- dice de repente cuando cierro el libro.
-Te amo mi estrella- beso su frente y lo cubro bien para que pueda dormir a gusto.
-¿Ya no tienes fiebre?- pregunta preocupado. Luiza me contó que tuvo muchas pesadillas mientras no estuve.
-No amor, mamá esta bien cariño. Voy a estar aquí cuando despiertes- lo tranquilizo.
-¿Vamos a poder jugar al futbol?- insiste Leo luchando por no dormirse aunque no para de bostezar.
-Claro que si y te voy a marcar muchos goles- bromeo.
-Yo te voy a marcar 10- protesta Leo.
-Y yo veinte- lo provoco sin poderlo evitar.
-No es justo- se cruza de brazos.
-Ustedes dos no cambian- interrumpe Luiza al ver lo mucho que demoro.
-Mamá siempre quiere ganar- protesta Leo.
-Verdad que si ¿hijo? Pero tú eres el delantero que más goles hace en todo el mundo. Es obvio que ella va a perder- bromea Luiza poniéndose de acuerdo con el pequeño.
Después de quedarnos las dos otro rato con él haciéndole cariño hasta que por fin cerró sus ojos y dejó de preguntar. Luiza me lleva a la habitación. Comienza a desvestirme pero siento vergüenza y la detengo. Ella solo me mira extrañada y se da la vuelta. Tomo un baño para organizar mis pensamientos. Cuando vuelvo Luiza está meciendo a Lara mientras le canta una canción de cuna. La admiro muchísimo, su entrega y dedicación, toda su valentía. Nuestra hija vuelve a quedarse dormida y la ayudo a volverla a colocar en la cuna para que no se despierte.
-¿Está todo bien?- pregunta Luiza cuando estamos las dos debajo de las sábanas. Toca susurrar.
-Es que no me siento muy cómoda con mi cuerpo. Estoy demasiado flaca. Ve estas ojeras. Ya se que es una bobería pero. Me siento rara- confieso mirándola a los ojos.
-No es una bobería Valentina, nada de lo que sientes los es. Mírame, empezaremos una dieta, haremos ejercicios. Volverás a ser tú. Solo déjame ayudarte y si te sientes sola y sin fuerzas recuerda el ejército que tienes detrás. Siempre juntas mi amor- afirma Luiza visiblemente preocupada.
-¿Estoy horrible verdad? Y te tengo abandonada- cuestiono cabizbaja.
-Eres hermosa, la mamá mas linda, amorosa, inteligente, luchadora. Te amo y te extraño. Mi cuerpo te extraña pero primero tienes que estar bien contigo misma. No te presiones. Se trata de disfrutar cada momento, ¿verdad?. Ahora mismo dentro de esta habitación tengo a dos princesas de ojos verdes y nariz respingona. Y a unos metros descansa un caballero dulce y préguntón. Que más le puedo pedir a la vida- me tranquila Luiza llevándose mi mano a su pecho acelerado.
-No tengo una nariz respingona- protesto sin evitar la sonrisa. Ella es mi calma en medio del caos.
-Será que puedo obtener un beso de mi princesa- exige Luiza pegándome a su cuerpo. Es tan cálida que no me puedo negar.
Es una explosión de sabores. Su lengua danza dentro de mi boca y me trago sus gemidos con necesidad. Luiza acaricia mi vientre y yo tiemblo como adolescente porque es que alborota mil mariposas y bosques encantados en mi interior. Es imposible de disimular. Me hierve la sangre entre sus brazos. Quiero siempre todo de ella. Le muerdo el labio y lo chupo con fuerza. Aprieto sus nalgas con tanto desespero que se que le he marcado los dedos y cuando mañana se mire al espejo podrá ver mis marcas. Cuando nos separamos no hay ni una pizca de aire. Mis pulmones quieren reventar pero la miro y todo vuelve a su sitio. Ese es su poder.
-Amo tus besos, tus manos, tu piel. Esos ojos- suspira Luiza en mi oído provocando.
-Abrázame- le ruego porque me urge sentirme protegida.
-Quédate a vivir en mi....
Nota: Volví por aquí también. Ya más cerca del final.
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No te odio, te amo.
FanficLuiza y Valentina son como un imán, se atraen inevitablemente. Llevan un año peleándose pero en el fondo hay algo, un sentimiento que ninguna de las dos sabe expresar.