Parte I
POV Luiza
Últimamente estoy de mal humor, no sé lo que me pasa. Quiero mucho a Valentina pero odio que me deje con las ganas. Duda tiene razón todo este mal genio se debe a que estoy perdidamente enamorada y el deseo sobrepasa mis límites. ¿Será que ella está aburrida de mi? Odio tener tanta paranoia pero es que le envío señales y ella no es capaz de leerlas. Se esfuerza tanto en ser la novia perfecta, la que más me respeta. Quiero que vuelva la Valentina descarada que solía provocarme a cada segundo. Me desespera que me trate como a una niña que puede romperse en cualquier momento. Además ella está demasiado distraída con sus proyectos. Por un lado me encanta verla triunfar personalmente. Creo que Valentina debería concentrarse en lo que le gusta, por más que el mundo esté en contra. De solo ver cómo le brillan los ojos cuando está detrás de una cámara me parece suficiente. Yo la apoyaría siempre. Pero por otro lado, siento nostalgia, de nuestro tiempo juntas. Es raro verla en la biblioteca, fingiendo que estudia mientras no para de mirarme. Soy muy egoísta a veces. Es el efecto Valentina, yo quiero mucho estar muy cerca de ella.
Y por eso prácticamente la he secuestrado. Me toca fingir que estoy molesta con mis padres, le digo que necesito respirar para que me lleve a nuestra cabaña. Digo nuestra porque hemos ido varias veces para desconectar del mundo. Estoy demasiado nerviosa. Llevamos horas viendo una serie que ni se de que se trata. Todo lo que pienso es que quiero estar con Valentina. No me puedo concentrar. ¿Pero y si soy torpe? No sé cómo hacerlo. Tampoco quiero estropear todo y que ella no me mire más. ¿Por que tiene que ser tan hermosa? Es prácticamente imposible mirarla y no querer quitarle la ropa. Me recuesto en su pecho para encontrar algo de paz pero su corazón acelerado me descontrola. Valentina también está nerviosa. Ella que todo el tiempo parece tener las respuestas a cualquier situación. Que bien huele. Suspiro cerca de su oreja y ella de repente pega un brinco en el sofá.
-Lu, ¿estás segura?- pregunta Valentina con los ojos cerrados. Esta vez parece entender mis intenciones.
-Quiero entregarme a ti en cuerpo y alma Valentina Quiero ser tu mujer- confirmo tomando su rostro entre mis manos mientras ella me devuelve poco a poco la mirada. Yo adoro sus ojos y esa forma intensa en la que miran.
La forma increíble en la que chocan nuestras frentes, la delicadeza con la que ella resuelve acomodar mis cabellos. Me tiemblan las piernas y ni siquiera me ha besado todavía. Creo que Valentina me excita con tan solo respirar. Por fin la siento sobre mis labios y abro mi boca sedienta. Me encanta jugar con su lengua. Explorar a conciencia, mordiendo en los momentos justos, provocarla. Valentina decide bajar hasta mi cuello humedeciendo hasta mis entrañas, me eriza la piel el contacto de su lengua con mi pulso. Esto es la gloria. Las sensaciones son de que puedo explotar en cualquier momento. Debe ser algo enfermo, tener esta necesidad. Su rostro encendido me enciende mucho más. Nos levantamos juntas, de la mano. Sin necesidad de hablar me lleva a la habitación más cercana. Mi corazón parece un tambor, no lo puedo controlar.
He soñado tanto con este momento, mi mente pervertida solo podía imaginarse a mi novia tocando todo mi cuerpo, dándome placer. Incluso estuve leyendo como complacerla, pero me da bastante miedo no saber que hacer. Valentina quita mi vestido con delicadeza dejándome solo con la ropa interior de encaje blanca. Veo cómo se humedece los labios admirándome. Vuelve a besarme y me alejo de cualquier pensamiento sensato. Son besos con olor a sexo, demasiado erotismo alrededor. Sin ninguna piedad. Ella se arrodilla y besa mi vientre. Dejo escapar un gemido alto. Su lengua es caliente, me derrite, me hace sudar, gritar, enloquecer. Siento sus su rostro entre mis pechos, mientras su mano hábil se deshace del sujetador. Mis mejillas arden de vergüenza pero más de satisfacción. Me encanta todo lo que me hace. Su lengua me rodea el pezon diría que con mucha experiencia. Es imposible no retorcerse ante su tacto. Una electricidad abrumadora recorre todos mis sentidos. Estoy empapada. La manera en el que ella me come como si no hubiese un mañana y su vida dependiera de ello. Aprovecho que Valentina se saca su blusa para desabrochar el botón de sus pantalones con una mirada descarada. Quiero tanto sentirla. En un impulso frenético la empujo sobre la cama. Valentina gime por sorpresa y yo termino de quitarle la ropa quedando en igualdad de condiciones. Que pecado de mujer. La imagen de Valentina con su ropa interior roja pasión es inaguantable para cualquier ser humano, me ahogo con mi propia saliva. Ella vuelve a invertir los papeles quedando encima de mi. Me habla en el oído pero apenas puedo escucharla, estoy en una nube. Mis pezones erectos, toda la piel de gallina.
-Deliciosa- afirma Valentina con un tono de voz tan ronco que me hace despertar del ensueño. A estas alturas solo llevo mis bragas y dada la excitación son un verdadero desastre.
-No pares ahora- me quejo mordiendo su barbilla y enredado mis manos en su pelo.
-Te dije que era buena- juega Valentina sin parar de darle atención a mis pechos. Me va a enloquecer si sigue así.
-Estúpida- me defiendo con orgullo pero los suspiros me delatan. Es maravillosa.
-¿Amas a esta estúpida?- pregunta Valentina enfrentando una vez más mi mirada.
-Mucho. Te amo tanto Valentina- me rindo completamente.
-Te amo Lu. Confía en mi. Va- pide Valentina y yo asiento con total seguridad.
Estoy nerviosa pero eso no me impide desearla, plenamente convencida de que esto es lo que quiero. Todo mi ser lo pide a gritos. Valentina separa mis piernas y desciende con una lentitud propia de quien quiere tomarse todo su tiempo, le encanta verme desesperada. Baja mis bragas y besa mis muslos. Sus dedos hacen contacto con mi coño. Esta sensación es completamente diferente. Abro mi boca y muerdo mi mano para contener el grito.
-Voy a probarte- advierte Valentina acercándose peligrosamente. Decidida a conquistar cada rincón de mi intimidad.
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No te odio, te amo.
FanfictionLuiza y Valentina son como un imán, se atraen inevitablemente. Llevan un año peleándose pero en el fondo hay algo, un sentimiento que ninguna de las dos sabe expresar.