Noche de bodas

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POV Luiza

Después de saludar y despedirnos de todos los invitados. Valentina aparece con su motocicleta y no puedo evitar sonreír por las latas que lleva colgando, las flores, es muy gracioso. En la parte de atrás se puede leer recién casadas. Me da la mano para subir, yo solo me abrazo a su cintura como si fuésemos una sola piel, en el fondo lo somos. Dejo que mi rostro descanse en su hombro y suspiro de placer por su olor tan suave y adictivo. Ella es mía, para siempre mía. Llegamos a la suit rodando por las paredes, sin poder separar su boca de la mía. La ayudo con el cierre de su vestido pero me tiemblan las manos como si se tratase de la primera vez. Su lencería roja termina ahogándome del todo. El rostro se me calienta, la sangre también juega su papel. Dibujo en su espalda un corazón con la yema de mis dedos aún tiritando de emoción. Muerdo el lunar que más me gusta. Mi esposa se sostiene del cristal, golpea con sus puños varías veces ante las sensaciones que le produce un simple roce de mi boca o la travesura de mis manos. La ciudad en frente parece dormir y el silencio me provoca escuchar sus gemidos. Aprieto sus nalgas mientras recorro con mi lengua cada centímetro de su piel buscando nuestra gloria. Valentina me cedió la iniciativa, no necesita ni decirlo, creamos un lenguaje propio. Un mundo para las dos. La desnudo como quien escribe su mejor obra. Despacio y a la vez con tan poca calma. La abrazo con bondad. No hay nada en medio de nuestra unión. Nunca lo habrá. Cuando por fin la giro y sus ojos me disparan verdades la poca cordura que tenía desaparece. Me arrodillo al compás de su fuente. Brilla su excitación y brilla mi deseo. La tomo sin pensar, no estamos para juegos. Su rodilla encima de mi hombro porque es incapaz de sostenerse por su propio pie. Su licor me embriaga más que nunca. Mientras más lamo y bebo lo que me ofrece, sus gemidos terminan por desmontarme. Atiendo su clitoris con mis dedos pero mi lengua implacable insiste en borrar cada rastro para volverlo a pintar y que no se acabe. Aumento la velocidad y la intensidad de mis lamidas buscando su liberación pero también la mía. Estoy muerta de sed y solo ella puede saciarme, aunque regresaría por más una y otra vez porque viviría enterrada en su naturaleza. Cuando por fin se corre en mi boca la sostengo para que pueda llevar al extremo su gozo con plenitud. No dejo de saborearla, estoy delirando, es la mejor de las drogas. Valentina se queda sin palabras, a mi me fallan las fuerzas pero quiero siempre más. Como si perdemos el vuelo mañana y no dormimos en siete días. Todo me da igual.

POV Valentina

Minutos después de dejarme sin aliento, abre una botella de vino y me deja beber tranquilamente. Luego se pone a brincar de alegría sobre la cama y pierdo la cabeza de nuevo. Luiza es tan sensual. Cada orgasmo me produce una sensación de enajenación, como si me desprendieran de mi propio cuerpo y mi alma se trasladase a otra dimensión, pareciera que muero y sobrevivo, pero me gusta experimentar ese extremo, porque a su lado no hay límite ni lógicas, solo amor. Veo que su mano se acerca peligrosamente y la detengo. Yo también quiero divertirme. La tomo del cuello para besarla con firmeza. Prácticamente le como la boca y le dejo saber cómo lo quiero. La tiro sobre la cama con autoridad. Me tiene completamente encendida. Se pone rebelde y me muerde el labio casi que me lo arranca. Eso me pone más salvaje. Ataco su cuello como un animal feroz, sin poner reparo en nada. Solo me dejo llevar. Empina su culo provocándome y le pego una buena nalgada. Sonríe con malicia y se agarra fuerte de las sábanas. Esta madrugada puede ser eterna. Sostengo su cintura con fuerza y recorro con mi lengua toda la zona, desde su hermoso culo hasta ese coño maravilloso que me deja sin respiración. Está tan mojada, pienso que quizás es ahora o nunca. Me recreo por un buen rato. Encajo mi lengua totalmente y comienzo a frotarme en su vagina hasta hundir mis dejos en ella causando electricidad.

-Dios, ahhh. Me follas tan rico amor- clama a los cuatro vientos mi esposa siendo bastante escandalosa. Amo cuando se deja llevar de esta manera.

-Eres deliciosa y mía. Completamente mía- muevo mis dedos bastante rápido a la vez que sigo con mi lengua estimulando su pequeño orificio. Es sofocante todo el calor que estoy sintiendo.

-Me voy a correr Valentina. Dame más fuerte más- demanda volviéndome completamente loca.

Soy incapaz de negarle nada, bombeo implacablemente unas cuantas veces más hasta que se desploma soltando un último y prolongado gemido que es música para mis oídos. Mi mano empapada la llevo de nuevo hasta su culo y acaricio un poco más pero con más ternura. Necesito que se calme para continuar.

Rueda encima de mi sorprendiéndome, se coloca justo en el medio frotándose como una fiera, araño su espalda y en respuesta lo hace con más potencia. Puedo sentir su coño mojado brincando encima del mío que está totalmente prendido y entregado. Mis manos prácticamente tatuadas en sus nalgas. Estamos siendo demasiado cavernícolas y eso me supera.

Esa manera que tiene de menearse no puede ser normal, es una artista. La mejor de todas. Gira como un reloj y encajamos un poco más. Parece imposible pero nada lo es a su lado. Ni siquiera puedo articular palabras. Mi cadera empuja a su ritmo, responde a sus necesidades y las mías. Es demasiado loco. Cuando siente que está a punto de venirse aprieta mi mano y también me dejo ir. Corrernos a la vez siempre será mi perdición.

-No puedes ser real- suspira Luiza recostada en mi pecho. Estoy atrapada en sus piernas y quiero morir aquí.

-Te amo, me enamoro más de ti a cada segundo que pasa- confieso con dificultad el corazón se me quiere salir del pecho.

-Te amo más, doy gracias por encontrarte. No sé qué hubiera sido de mi si no te vuelvo a ver. Te juro que mi vida era un infierno y ni siquiera recordaba estar en el paraíso- asegura Luiza besando todo mi rostro mientras habla.

-Yo no te pude borrar con nada, fue imposible sacarte de mi. Eres y serás por siempre mi todo- la abrazo con fuerza. Dejándole paso a la ternura.

-Hasta cuando esté viejita- bromea Luiza haciéndome cosquillas con su pelo.

-Más cuando estés viejita- sonrío inevitablemente imaginándonos a las dos.

-¿Y si me convierto en una esposa mandona?- pregunta Luiza con inocencia.

-Ya eres una esposa mandona- juego dándole besos en la barriga. Y nos caemos de la cama.

-¿Es muy tarde para otra ronda?- cuestiona Luiza acorralándome nuevamente.

-Ves, eres quien manda en esta relación- me rindo a fin de cuentas.

POV Luiza

Lo quiero lento esta vez. Llevo dos de sus dedos a mi boca y comienzo a lamerlos con fervor. Sus ojos han dejado de ser verde tienen un tono tan oscuro que juro consiguen moverme por dentro de una manera sobrenatural. Conduzco su mano hasta donde más la necesito en este momento. Y comienzo a moverme sobre sus dedos con equilibrio y desorden, pero despacio quiero que llegue hasta lo más profundo de mi ser. Valentina chupa mis pezones como si aun estuviese hambrienta y nada pudiera saciarla del todo. No quiero acabar tan rápido pero a veces es inevitable cuando me mira fijamente y me toma de la nuca sin perder el control.

-Córrete en mi boca- exige sabiendo que no me da para mucho más.

Hago caso a su petición y subo hasta rodear su rostro con mis piernas. Al primer contacto de su lengua tengo que arquear la espalda de placer. Me duelen hasta las pestañas de todo el esfuerzo que estoy haciendo, pero no podemos parar. Es su culpa ser tan jodidamente caliente. Y su boca es espectacular. Un par de lamidas y se me llenan los ojos de lágrimas. El orgasmo me golpea intensamente y Valentina no piensa parar.

-Maldita sea. No puedo más. Ahhhh- reniego presa de las revoluciones constantes en mi cuerpo. Incapaz de controlarme empapo su cara una y otra vez. Ya me había pasado con Valentina pero esta gana en intensidad.

Me da vergüenza verla así de calada por mi culpa. Valentina sonríe victoriosa y la ayudo a levantarse del suelo. Somos una mezcla peligrosa y necesitamos un buen baño. Lista para comenzar otro capítulo de nuestra historia.

Nota: Siento estar muy perdida de verdad. Prometo que de a poco vuelvo. Gracias por seguir aquí.

No te odio, te amo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora