Cuestión de ser

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POV Luiza

Es bastante obvio que Valentina y su familia tienen mucho dinero. No pretendo que eso sea un problema en nuestra relación pero quiero abrirme sobre ese asunto ya que se me hace bastante incómodo. Soy una persona claramente orgullosa. Me gusta tener el control de mi vida y no depender de nadie. Comprendo que en pareja la vida es distinta. Tenemos que ser un equipo y remar a favor. No voy a dejar abandonada mi carrera y pienso seguir creciendo profesionalmente. Catarina me hizo sentir como si de repente ya tuviera la vida resuelta solo por casarme con su hija. A lo mejor no fue su intención pero se me ha metido un ruido en la cabeza y no me ha gustado. Puedo ser flexible en muchos aspectos pero en otros no. Quiero que sea mi esposa porque la amo con todas mis fuerzas. Lo superficial no me interesa.

-Amor ten en cuenta que todo lo mío es tuyo. Eso no quiere decir que serás una mantenida. Las dos trabajamos. Tienes tu carrera, tus proyectos. Nadie te ha regalado nada. No voy a quitarte eso-  explica Valentina.

-Yo sé, más no estoy acostumbrada a ciertos lujos. No me los puedo permitir y no quiero que digan que me aprovecho de ti. Es más pretendo que nuestra boda sea intima. Algo que yo pueda pagar- respondo tranquilamente. Tampoco quiero asustarla.

-¿Fue mi madre quien te hizo sentir así?- pregunta Valentina algo perdida con la situación.

-No amor, ella fue amable. Es solo que entendí las diferencias entre nosotras. Quiero que sepas que no me importa tu dinero- aclaro tomando su barbilla para conectarme de nuevo con su mirada. No quiero que esté cabizbaja. Esto no cambia absolutamente nada de lo que estamos viviendo.

-Se que no lo recuerdas Lu, pero tú me enseñaste a valorar otras cosas en el pasado. Soy plenamente consiente de la clase de chica que eres y no sólo lo respeto, es que me encanta que sea así. Haremos las cosas a nuestro modo. Perdón si te hice sentir diferente- aclara Valentina y choco mi frente con la suya. Se le ve triste.

-Calma- susurro sobre su boca. Enamorada de la mujer maravillosa que es.

-No soy una estúpida rica Luiza. Ni estoy vacía, ni soy una inútil- se queja Valentina. Aparentemente esto le afecta y cómo soy una bruta no me he dado cuenta. Tenía que abrir mi boca.

-Shhh yo no pienso eso. Eres bella, inteligente, respetuosa, eres algo así como una estrella. Muy brillante, con esa clase de luz que a veces asusta pero sabes que no irías a ningún lado sin ella- declaro limpiando sus lágrimas.

-¿Qué eres poeta ahora?- se burla Valentina.

-No, pero estoy enamorada- confirmo abrazándola.

-Perdona que me ponga muy intensa con estos temas. Es que me costó mucho dejar atrás ese cartel de excéntrica millonaria- se excusa Valentina.

-Quiero saber todo de ti, enfrentarnos a lo que sea las dos juntas. Puedes ser todo lo intensa que quieras, mientras seas tú porque me encantas- aseguro.

-Así será amor- acepta Valentina.

-Ven bailemos- prácticamente la arrastro de vuelta a la pista donde están nuestros amigos.

-Lu me da vergüenza no sé bailar esto- lamenta Valentina quedándose parada sin saber que hacer.

-Déjate llevar- le pido adueñándome de su cintura.

Valentina puede ser tan tímida cuando se lo propone pero entonces rompe el hielo y se convierte en libertad. Mueve sus caderas como si estuviese brotando dentro de su cuerpo todo un jardín de mariposas y nuevas ilusiones. Me pierdo en su trasero, la abrazo por la espalda y me muevo con ella. Estos ritmos modernos no son de mi preferencia pero si es cuestión de verla meneándose así me apunto a lo que sea. Vamos lento creo que hasta nos olvidamos de la música. Su sonrisa es lo más hermoso que he podido presenciar, ni siquiera un atardecer se le compara. Estoy caliente de vuelta. Realmente parezco una adolescente con las hormonas alborotadas. Nunca tengo lo suficiente si se trata de Valentina. Estamos las dos agitadas. Quiero darle un beso pero se aparta y me deja con las ganas.

-Voy a por una bebida- informa Valentina dejándome en pleno trance de placer.

-Deberías considerar darle un respiro. O puede que te quedes sin esposa si continúas a este ritmo- se queja Duda arrastrándome hasta otro lugar para cotillear.

-No seas idiota Eduarda, me había olvidado hasta donde estaba- me defiendo recuperando el aliento.

-Normal se te veía bastante ocupada restregándote con ojitos verdes- insinúa Duda.

-No me puedo controlar. Mi deseo por ella crece y crece- confieso.

-Te vas a casar con el amor de tú vida. Aún no me lo puedo creer. Felicidades amiga- repite Duda emocionada. Me abraza con tanto amor.

-¿Donde está mi cuñada favorita?- pregunta Igor interrumpiéndonos. En una mano trae champán para brindar y en la otra a su hermana querida.

-Obviamente soy la única que tienes y me tendrás que aguantar- me burlo quitándole a Valentina del brazo.

Finalmente logramos escapar de la fiesta. Mi chica está muy tomada, da un poco de risa su actitud infantil. Me cuesta mucho convencerla de volver a la habitación. Quiere seguir bailando. Parece otra y no se calla. Incluso se pone celosa de un joven recepcionista. Jura que quiere hacerme el amor en el elevador pero no está en condiciones y le prometo que otro día. Es un pesadilla decirle que no cuando todo mi cuerpo grita que si.

-Venga Lu, no seas mala- ruega tambaleándose un poco.

-Amor por favor, estoy haciendo un esfuerzo aquí- le advierto.

-Soy irresistible, ¿no es cierto?- se divierte Valentina guiñándome el ojo.

-Exactamente y no quiero aprovecharme- le sigo el juego.

-Úsame- susurra Valentina en mi oreja.

-Estás borracha- le recuerdo.

-Solo un poco- contesta Valentina dejándose caer en mis brazos.

Me toca desvestirla y no copera en absoluto. Mañana me las va a pagar con creces. Por otra parte no deja de ser entretenido. Encuentro bastante placentero el cuidar de ella. Tengo como una especie de recuerdo.

-De que te ríes estúpida- reclamo algo incomoda por la actitud de Valentina. No puedo creer que esté cuidado a mi mayor enemiga. Incluso me puse a pelear con una tipa que quería aprovecharse de ella.

-Cuando vas a admitir que te gusto. Sería mucho más fácil- afirma desvistiéndome con esos ojos de gata. Estamos las dos esperando por su hermano, porque no puede conducir de vuelta. Lo peor es que yo tenía una cita y por su culpa no creo que funcione.

-No digas tonterías. Estás muy lejos de ser mi prototipo de pareja- desvío la mirada al instante.

-No me importa lo que digas cuando yo se lo que sientes- responde Valentina decidida a ponerme más nerviosa de lo que estoy.

-Eres increíble, te la pasas molestándome. Arruinas todas mis citas. Insinúas que estoy loca por ti cuando ignoras y criticas mis sentimientos- protesto alejándome lo más que puedo porque Valentina no hace más que mirarme la boca.

-Soy una estúpida pero la verdad es que estoy apasionada por ti como no lo he estado antes. ¿Entiendes? Todas las noches te pienso, y en los días te busco como idiota por todos los rincones para molestarte y que me hagas caso. Me gusta como sonríes con tus amigos, pero más cuando te enojas conmigo porque es lo único que me das- confiesa Valentina sin dejarme escapar del todo.

-No sabes lo que dices. Déjame en paz....

No te odio, te amo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora