Vida y paz

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Ser Cristiano va más allá de congregarnos, es un estilo de vida. Muchas veces perdemos el enfoque en Jesús y nos toca pagar las consecuencias; nos hundimos en el agua como Pedro (Mateo 14:22-33), pero nuestro Señor Jesús con su gran amor nos rescata.

En el diario vivir tenemos muchas actividades, y hay tantas distracciones que puede generar que nos olvidemos que tenemos una vida espiritual. No está mal trabajar, estudiar, tener amistades, cuidar de la familia y el hogar, pero sobre todo está Cristo.

5 Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. 6 La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz.

Romanos 8:5‭-‬6 NVI

La vida por el Espíritu

16 Así que les digo: Vivan por el Espíritu, y no seguirán los deseos de la naturaleza pecaminosa. 17 Porque esta desea lo que es contrario al Espíritu, y el Espíritu desea lo que es contrario a ella. Los dos se oponen entre sí, de modo que ustedes no pueden hacer lo que quieren. 18 Pero, si los guía el Espíritu, no están bajo la ley.

19 Las obras de la naturaleza pecaminosa se conocen bien: inmoralidad sexual, impureza y libertinaje; 20 idolatría y brujería; odio, discordia, celos, arrebatos de ira, rivalidades, disensiones, sectarismos 21 y envidia; borracheras, orgías, y otras cosas parecidas. Les advierto ahora, como antes lo hice, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.

22 En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, 23 humildad y dominio propio. No hay ley que condene estas cosas. 24 Los que son de Cristo Jesús han crucificado la naturaleza pecaminosa, con sus pasiones y deseos. 25 Si el Espíritu nos da vida, andemos guiados por el Espíritu. 26 No dejemos que la vanidad nos lleve a irritarnos y a envidiarnos unos a otros.
Gálatas 5:16-26

Es muy clara la Palabra de Dios respecto a los deseos de la naturaleza pecaminosa pero también nos muestra el fruto de una persona que vive en el Espíritu.

Un árbol no da fruto por sí solo. Todo inicia con un semilla la cual necesita al sembrador, Él la planta, la cuida y protege, luego llega el tiempo de dar frutos. Es claro que necesitamos a Dios en nuestra vida, de lo contrario no daremos frutos espirituales.

Dios le bendiga

Mi Día con DiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora