Salmo 3

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El Salmo 3 en la Versión NVI lleva como título (Salmo de David, cuando huía de su hijo Absalón.) Desde ahí ya nos damos una idea sobre el contenido del Salmo.

Cuando escribimos un texto, y estamos bajo presión o persecución las palabras fluyen y se transmite el sentir. El Salmista David fue considerado un varón conforme al corazón de Dios(Hechos 13:22), y cuando leemos los salmos que escribió notaremos que él era muy sincero.

1 Muchos son, Señor, mis enemigos;
muchos son los que se me oponen,

2 y muchos los que de mí aseguran:
«Dios no lo salvará». Selah

En medio de una persecución, más cuando viene de la familia, son momentos muy difíciles. La razón es porque ellos conocen las vulnerabilidades y saben dónde atacar. Al Rey David lo perseguía su propio hijo Absalon; quien con engaño y actuando a las espaldas del Rey había armado una traición para quedarse con el reino.

3 Pero tú, Señor, me rodeas cual escudo;
tú eres mi gloria;
¡tú mantienes en alto mi cabeza!

4 Clamo al Señor a voz en cuello,
y desde su monte santo él me responde. Selah

En los momentos de angustia, debemos confiar en el Señor Todopoderoso, porque sólo ahí estamos seguros. Cuando caminamos con la mirada enfocada al suelo porque sentimos vergüenza de que nos vean, el Señor es quien nos levanta la cabeza. Y podemos clamar a nuestro Padre y saber que Él nos responde.

5 Yo me acuesto, me duermo y vuelvo a despertar,
porque el Señor me sostiene.

6 No me asustan los numerosos escuadrones
que me acosan por doquier.

Dormir tranquilo mientras huyes, ¡no suena muy lógico verdad! Casi siempre que nos preocupa algo, nos cuesta dormir porque estamos pensando demasiado, el Salmista expresa que él se acostaba, dormía y volvía a despertar con la confianza que el Señor lo sostenía. No sentía miedo de que lo perseguían porque confiaba que Dios le protegía.

7 ¡Levántate, Señor!
¡Ponme a salvo, Dios mío!
¡Rómpeles la quijada a mis enemigos!
¡Rómpeles los dientes a los malvados!

8 Tuya es, Señor, la salvación;
¡envía tu bendición sobre tu pueblo! Selah
Salmo 3

En la parte final del Salmo, quizás nos identifiquemos, a veces deseamos que nuestros enemigos paguen por el daño que nos han causado, pero lo mejor que podemos hacer es dejar en las manos de Dios todo.

Dios le bendiga 

Mi Día con DiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora