Llamados a producir frutos

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Jesús nos explica: Para que las ramas produzcan más frutos, se deben podar y limpiar. Cuando sucede esa etapa, las ramas quedan recortadas, pero al pasar las semanas surgen más retoños y por consiguiente el fruto se multiplica.

5 »Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto; separados de mí no pueden ustedes hacer nada. 6 El que no permanece en mí es desechado y se seca, como las ramas que se recogen, se arrojan al fuego y se queman.

Juan 15: 5 - 6

Es bastante claro que para dar frutos necesitamos mantener una relación personal con Dios. Y existe una advertencia a quienes no produzcan.

Las buenas obras son una señal que Dios permanece en nosotros, y de esa manera se glorifica a Dios.

16 No me escogieron ustedes a mí, sino que yo los escogí a ustedes y los comisioné para que vayan y den fruto, un fruto que perdure. Así el Padre les dará todo lo que le pidan en mi nombre. 17 Este es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros.
Juan 15: 16 - 17

Jesús nos dice que él nos eligió, y dio una misión para generar un fruto que perdure. Es una invitación a dejar la pasividad y asumir el papel que Dios desea que desempeñemos en esta tierra.

12 Por lo tanto, como escogidos de Dios, santos y amados, revístanse de afecto entrañable y de bondad, humildad, amabilidad y paciencia, 13 de modo que se toleren unos a otros y se perdonen si alguno tiene queja contra otro. Así como el Señor los perdonó, perdonen también ustedes. 14 Por encima de todo, vístanse de amor, que es el vínculo perfecto.

15 Que gobierne en sus corazones la paz de Cristo, a la cual fueron llamados en un solo cuerpo. Y sean agradecidos.
Colosenses 3:12-15

Dios les bendiga

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