Capítulo 13

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Fue relativamente bueno observar a Naomi siendo aceptada en el equipo de animadoras. Fue relativamente bueno observar que las personas se acercaban a ella a felicitarla y a incluirla en su grupo amistoso mediante una pequeña conversación. Ya no era rechazada por ser ella misma; no les importaba su vida, ni su historia, sino lo que hizo y cómo lo hizo.

Lo que no fue relativamente bueno fue el extraño sentimiento de quietud y pesadumbre que percibí. Era como estar momentáneamente en paz mientras fuera se desataba una guerra e internamente se teme que algo malo pase. No lo había vivido antes, así que describirlo es muy complicado, sobre todo cuando hace tiempo dejé de comprender las emociones.

Sentado en las escaleras de la salida del instituto se encuentra Aster. Al ya no haber casi nadie en el colegio, mis pasos llaman su atención enseguida. Apaga su teléfono y se voltea. Tal parece que no soy la persona que espera ver, aunque de igual forma se pone de pie.

—¿Naomi no viene contigo? —me pregunta.

—Se fue por otro lado con Hadley. Dijeron algo de ir a celebrar y luego ir al diner.

—Así que también te botaron del grupo.

—No. Sencillamente no quise unirme a su plan. Además, no tenemos ninguna clase de grupo.

Camino en dirección al restaurant. Lamentablemente, Aster también decide que es hora de ir a trabajar. O quizá va con la esperanza de ver a Naomi para... no sé qué es lo quiere, la verdad. Imagino que aclarar lo sucedido o... defender a Travis como lo ha hecho siempre.

—No te acerques a ella —le advierto, sin detenerme en mis pasos.

—Tú no me dices lo que puedo hacer o no.

—Vas a continuar lastimándola si se te ocurre justificar las acciones de tu novio.

—Travis no es mi novio, ¡deja de decir esa burrada! Y solo quiero disculparme con ella por...

—¿Lo ves? Limpias el nombre del cobarde que no enfrenta sus problemas.

—No me disculparé por Travis, tarado. Me disculparé por haber fingido que es mi novia, por no haberle dicho nada del tema y solo usarla sin más.

Dejo por un momento nuestra conversación para revisar un mensaje del chico de hoy. Le puse hasta un tono especial para que él se crea importante en mi vida. Responderle al toque es otra gota de agua que aumenta su devoción a mí.

Chico Tareas (14:43): ¿Sigue en pie lo de esta tarde?

Kaden (14:44): No. He tenido unos imprevistos y no puedo ir contigo. Soy de lo peor. Arruiné todo. Juro que me gustaría estar contigo.

Chico Tareas (14:44): Está bien. Podemos dejarlo para mañana, no te preocupes. No eres de lo peor, al contrario, eres muy bueno, mejor de lo que dicen los demás.

Sonrío ante la demostración de su afecto absurdo. Está volando muy alto, y la caída le va a doler mucho. Al menos aprenderá que no hay que ilusionarse con solo unas palabras.

Un tirón de mi mochila me hace soltar mi teléfono, el que cae al suelo igual que yo. Una bocina de automóvil me conecta de nuevo a la realidad, y enseguida la voz de Aster reprochándome mil cosas.

—Si es que bien digo que te falta cerebro. ¿O es que tu ego te hace creerte un puto dios inmortal que puede cruzar la calle sin ver? —Deja escapar un suspiro mientras niega con la cabeza—. Debí dejar que atropellaran. Hubiera sido mi premio de consolación por todas tus idioteces.

Me levanto del suelo en busca de mi teléfono. Aster lo recoge antes que mí y no se toma molestias con la privacidad.

—Manipulador y toda la cosa, ¿eh? —dice, entregándome el celular—. Ese chico con el que conversas no merece eso. Era buena persona.

Máscara FragmentadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora