Capítulo 25

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—Sigo dudando de mandarte a la escuela —dice Rafael mientras comemos el desayuno—. Perdiste un poco de mi confianza al enfrentarte a ese hombre tú solo. Pudiste morir en ese campo minado.

—Pero no fue así, ya cálmate.

—No fue así por un milagro.

—Al menos tengo el video.

—¿Piensas enfrentarla hoy?

—No. Primero quiero hablar con Naomi y averiguar qué sabe al respecto de este video.

Termino mi desayuno, lavo los platos, agarro mi mochila y me pongo de pie.

—¿Estás llevando la carta? —inquiere él.

—Cierto.

Subo a mi habitación en busca de la respuesta que escribí ayer domingo. Con la primera carta que me topo, es con la respuesta que me dio Collins aquel lunes:

Carta:

»En ocasiones, lo conocido aburre y es mejor dejarse llevar por la aventura de un nuevo rumbo en la gracia de mi compañía.

Si te hice perder el rumbo, descubramos lo que nos tiene preparado aquel horizonte lejano. Disfrutemos los sobresaltos de nuestros corazones debido al agua inestable. Disfrutemos de nuestra compañía aun en medio de la soledad marina.

Para mí, eres un sonido peculiar que combina con mis notas musicales finamente ordenadas. Eres el que le da algo novedoso a un clásico sonido. Eres el que no sale de mi cabeza y me hipnotiza con tu sonrisa y bellos ojos.

Por ello, a veces me pierdo en mis sueños, buscándote a ti. A veces desespero, porque no estás ahí.

Sería hermoso ser marcado por tu boca como quieres que lo haga yo.

Tú, encanto, me haces ver el mundo mejor que un cristal frente a mi mirada.«

Naomi me dijo que, en vista de todo lo sucedido en el instituto, el pazo de la respuesta se extendió hasta hoy, para todos los que participemos en el juego de cartas. Apenas ayer me acordé de esto, así que improvisé lo mejor que pude, tratando de no vomitar por tanta cursilería:

Carta:

»Lo conocido aburre, pero a veces lo desconocido aterra más. Me dejaría llevar si hubiera la certeza de que no llegará una tormenta que arruine nuestro mundo soleado. Por ahora disfruto de los momentos junto a ti.

Me fascina saber que soy un sonido que acompaña a tu prodigiosa voz que me tienta a besarte. Me fascina saber que piensas en mí como yo pienso en ti, porque no hay nadie que se compare contigo. Aparte de una brisa fresca, eres una hermosa estrella que me guía en la oscuridad.

Si yo te hago ver un mundo mejor, tú me incitas a pelear por él cual guerrero valiente.«

Esta es apenas la tercera carta. La maestra dijo que serían seis por pareja. No sé cuánto tiempo más aguante sin cumplir con mi deseo de arrancarme los ojos. Quien sea mi pareja, definitivamente escribe muy cursi. La pista hasta ahora es que tiene lentes, o eso creo porque dice algo de cristales en la mirada. No es la mejor pista.

Al salir, me encuentro con Jessica y Maddie. La adulta tira de Maddie para cruzar la calle y evitar caminar por donde yo vaya. La chiquilla se queja porque le hace doler el brazo, pero su madre no la suelta. Solo le falta una correa para que Maddie parezca un perro.

En el instituto el ambiente continúa pesado. Sigo siendo el señalado, al que temen extremadamente por si soy un asesino serial. Mi limitada paciencia de la mañana se esfuma al ver un pedazo de periódico recortado y pegado en mi casillero. El titular está en grande: «Mason Reynolds, ¿qué sucederá con él luego de la condena de su madre». Lo hago pedazos y lo tiro al suelo. En este lugar ya deben haber averiguado lo que más pudieron de mí como para empezar a bromear con esto.

Máscara FragmentadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora