Capítulo 59

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Ha pasado una semana desde la redada policial en el torneo, pero no ha habido un solo comentario al respecto en los medios públicos. Tampoco ha habido actividad por parte de la organizadora de las peleas, ningún mensaje que diga que lo pospusieron o cancelaron.

Lo que sí hubo fue mucho movimiento en la estación de policía. Cerraron las calles aledañas para la circulación pública y montaron vigilancia por toda la zona. Las patrullas iban y venían, vi que algunas llevaban personas. Debieron haber sido los que arrestaron. Los contactos de Daniela le dijeron que no han visto a la gran mayoría de personas que iban al torneo esa noche, así que me supongo que están en proceso de detención.

Hoy esas calles siguen cerradas, lo que atraen las miradas de fuera, en especial por la noticia de la semana que atrae a periodistas. Resulta que el Festival, que se suspendió la vez pasada por el tiroteo, hará una especie de concurso desde hoy viernes hasta el domingo. Todo con el fin de vender cosas y recaudar donaciones, dinero destinado a los familiares de la tragedia del tiroteo. Vendrán algunos artistas medio conocidos de fuera, algunos empresarios y riquillos cualquiera.

Me comienzo a dar golpes suaves en la cabeza contra la pared de la biblioteca. Sentado en el suelo, espero a Aster, quien por fin accedió a hablar conmigo. Él y las otras dos han estado distantes esta semana, y cada que intentaba acercarme, ellas se marchaban y él me preguntaba lo mismo: «¿te vas a disculpar?».

Esta vez le respondí que sí, porque en serio que ya estoy harto. Incluso ha ignorado mis mensajes y llamadas de cuando estaba demasiado borracho como para pensar en conservar mi dignidad. Y vaya que son deprimentes:

La notificación de Skype me hace rechinar los dientes

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La notificación de Skype me hace rechinar los dientes. Elías de nuevo, pidiendo que hagamos una llamada porque tiene muchas cosas que explicarme de nuestro pasado. Lo mandé a la mierda unas tres veces, pero este sí que ruega. Todavía me pregunto por qué no lo he bloqueado.

Cuando estoy a punto de mandarle un insulto, Aster entra, con unas fundas de papel del comedor estudiantil. Apago el celular y elevo un poco mi mano para indicarle dónde estoy. Se ve tan lindo... sobre todo cada que usa sus lentes. Estos días los ha usado más.

—¿Fruta? —Me tiende un contenedor con fruta picada de todo tipo con crema batida. La tomo, porque es lo único que voy a probar de bocado, posiblemente. De tantas veces que Rafael ha insistido y le he mandado a la mierda, ya tampoco me habla, y no se esfuerza en que yo coma—. ¿Entonces?

—Entonces... Hum... Eres medio famoso.

Eso no es lo que esperaba, pero si puedo desviar el tema por un rato, mejor para mí.

—No sé si «famoso» sea la palabra correcta.

Yo lo veo de esa forma. Se creó una página del Festival y la gente comentaba sus favoritos, y entre ellos estaba la banda de Andrew. Pero cuando se publicó el portal para las votaciones virtuales, Aster apareció como solista y los comentarios se inclinaron más a él que a Infested Forest. Hubo incluso reclamos, exigían saber por qué lo habían echado. Ni siquiera consideraron que Aster se salió, asumieron enseguida que Andrew fue un idiota por echar al talento.

Máscara FragmentadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora