Capítulo 53

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Elías... Elías... Elías...

Mi cumpleaños diez y once me lo recordó Janet. El doce apenas lo recordé al finalizar el año calendario, que fue cuando me di cuenta del paso del tiempo. El trece ni siquiera se presentó en mi memoria. Pero el catorce, Elías lo sacó a la luz meses después, y para el quince me hizo una celebración.

Yo había llegado un tres de marzo a Ekaville. De eso me di cuenta cuando Elías me preguntó sobre mi nacimiento, aunque omití el hecho de haberlo olvidado. Para ese entonces ya éramos novios, y se sintió tan mal de no haberlo sabido, que en el marzo que vino más tarde hizo una especie de fiesta doble para celebrar mis quince y los catorce que se fueron en el aire.

Fue un cambio extremo estar allí. Pasé de ser el repudiado general al aceptado en el grupo de June. Del fenómeno de circo por mis ojos al más guapo del instituto por el mismo motivo. Mis miedos iban desapareciendo luego de tanta adrenalina de robar y por haberle roto la nariz a Brandon. Mi autoestima se iba alimentando, me sentía capaz de muchas cosas y poco a poco iba olvidando las palabras de Patrick, pues parecía que Ekaville era un lugar seguro.

Pero cometí el error de confiar en la gente. La paliza drenó todo lo que había conseguido. Fue un feo recordatorio de Patrick, como si él lo hubiese hecho para demostrarme que tenía razón. Me quedé peor que antes... ya no sabía quién debía ser, y lo dejé a la suerte, a lo que mi cerebro decidiera.

Y ahora heme aquí, poniendo en duda si todo lo que creía de mí hasta ahora es una verdad o una capa para cubrir lo que Patrick sembró en mí.

Y Elías es el culpable, de nuevo, por su maldito mensaje de ayer. Maldito sea el día en que estaba queriendo preguntarle más sobre la correccional en la que estaba June. Deseaba saber en qué clase de pocilga se estaba perdiendo su juventud, y ahí andaba, bloqueando y desbloqueando a mi ex en Skype. A lo mejor no revisé bien en qué lo dejé.

Elías (19:34): He pensado en ti por todo este tiempo. Hoy no era una excepción. La verdad solo quería desearte un feliz cumpleaños. Ojalá las cosas hubieran sido diferentes para ambos.

Lastimosamente mis dedos fueron más rápidos y le respondí.

Kaden (19:35): Lo hubieran sido si hubieras cerrado el hocico y si no hubieras mandado a tu psicópata amiga a apalearme.

No respondió. Estuvo en línea como por diez minutos hasta que se fue. Ya no me esforcé en bloquearle para ver si se atrevía a responder.

Esquivo a un grupo de personas que viene en mi contra. Me concentro en mis pasos, porque aquí sí hay varios automóviles circulando para la novedad del pueblo: el Festival Musical. No le había tomado atención a toda la propaganda de la semana, pero cuando Aster me dijo que se había inscrito, mis prioridades cambiaron un poco. Eso era lo que me iba a contar ayer.

Para levantar la moral del pueblo, se les ocurrió hacer este evento semanal en la plaza, donde los que quisieran podrían inscribirse para cantar, tocar un instrumento, o dar un show musical de cualquier tipo. Lo que más llamó la atención es que van a invitar consecutivamente a productores de las grandes ciudades, así que la noticia se regó en otras partes, cosa que hizo que vinieron de fuera para inscribirse y tener un chance de escalar en sus sueños.

Y cómo no, mi novio y su grupo —con el que está a prueba para ser el vocalista— se inscribieron.

La policía rodea toda la plaza, pendientes de que no suceda nada raro de parte del enmascarado. Con tanta gente aquí, no sería nada bueno un ataque.

Busco a los demás en medio del graderío que se terminó de montar hoy en la mañana. Avanzo a donde están Hadley, Naomi, Maddie y Aster, charlando emocionados. Aster se ve un poco nervioso ya que, para su fortuna, es el primer grupo en presentarse, y quiere hacerlo bien para que el pesado de Andrew lo fiche oficialmente.

Máscara FragmentadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora