──𝟎𝟎𝟕

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7. ¿DÓNDE ESTÁ?


El rubio aterrizó desesperado junto con sus dos amigos sobre el techo en que todos los compañeros de su misma tropa se encontraban. Buscaba con impaciencia por todo el lugar, deteniéndose en cada uno de los rostros, buscando a la chica a la que le prometió que se volverían a ver.

Al ver al rubio oji-azul apoyado contra una pared, corrió hacia él.

──¡Armin! ──gritó acercándose a su amigo. ──¿Dónde está Rin?

Armin se estremeció.

¿Cómo miraría a los ojos al chico que estaba saliendo con su mejor amiga sabiendo que él fue el responsable de su muerte?

Tardó en responder, pero al final se decidió por levantar la mirada. Se arrepintió al hacerlo, pues su amiga Mikasa llegó al mismo tiempo.

──¡Mikasa! ¿Tú no estabas en la retaguardia? ──gritó Annie al ver a su compañera llegar con ellos.

La pelinegra entabló una conversación con la rubia, para al final llegar junto con Reiner y Armin.

──Armin. ¿Estás bien? ¿Dónde están Eren y Rin? ──preguntó arrodillándose junto a su amigo.

Reiner se encontraba tenso, su mandíbula se marcaba por lo apretada que estaba.

──La unidad treinta y cuatro de los reclutas Thomas Wagner, Nack Tierce, Milius Zarmusky, Mina Carolina, Eren Jaeger y Rin Jaeger, la unidad ha cumplido con su deber y han muerto en combate. Lo siento Mikasa, Reiner, pero Eren y Rin han muerto en mi lugar y pude hacer nada para evitarlo.

La noticia cayó como balde de agua para ambos reclutas. Ambos habían perdido a una persona que amaban. Ambos chicos decidieron mantener su dolor dentro de sí mismo, evitando así desmoronar al equipo que aún quedaba.

──Armin, respira. Ahora no es un buen momento para dejarse llevar por tus emociones, ponte en pie── dijo la pelinegra para luego levantarse con Armin. ──Marco, si alejamos a los titanes de la Sede, podremos reabastecernos y tener suficiente gas para poder trepar la muralla, ¿cierto?

──Si, eso creo. Pero, aunque ahora estés con nosotros, son demasiados y no somos suficientes para derrotarlos a todos. ──dijo dudoso el pecoso.

──Podemos hacerlo, soy fuerte, más que todos ustedes. Soy la más fuerte, soy la única entre nosotros que puede matar a todos esos titanes, aunque tenga que hacerlo sola. Ustedes son o bien incompetentes o bien cobardes sin agallas, son patéticos. Pueden quedarse aquí chupándose el dedo. ¿Saben qué? Hagan eso. ──dijo la mujer apretando con ira sus cuchillas. Se acercó al borde del techo, y luego se volteó dándoles la cara a sus compañeros, apuntándoles con una de sus espadas.

──Mikasa, ¿Por qué nos dices todo esto?

──Si no puedo hacerlo, moriré, si puedo hacerlo, viviré. Si no luchas, no hay victoria.

──Mikasa tiene razón. ──habló el rubio, poniéndose de lado de Mikasa. ──Si no luchamos, moriremos todos aquí.

──No creo que deban morir todavía. ──la voz de la chica que ambos pensaban que habían perdido resonó con esfuerzo tras ellos.

Ambos se dieron la vuelta, y se toparon con la castaña intentando subir al techo. Su equipo de maniobras no estaba y parecía cansada con sudor recorriéndole la frente.

──Rin... ── La pelinegra no dudó en ayudar a su amiga a subir. Después de tenerla a su lado, la abrazó con todas sus fuerzas. ──Pensé que te había perdido. ──la chica buscó a su alrededor, buscando indicio del castaño menor. ──Eren... ¿acaso no está contigo?

──Él... él ya no está con nosotros. Perdóname, Mikasa

──No, no es tu culpa. Si así debía ser, pues no podías hacer nada.

──Rin. ──Reiner llamó a Rin, impactado, con las lágrimas amenazando con volver. Ella le sonrió, y él corrió hacia ella. Pasó sus brazos por la cintura de la chica, apretándola contra su cuerpo, deseando que no volvieran a separarse.

Estuvieron así varios minutos, hasta que la castaña decidió romper el abrazo, sin alejarse de él.

──Tenemos que ir por gas en el cuartel general, ¿cierto?

──Sí, justo estaba por irme. ──respondió Mikasa.

──Bien. ──La castaña de levanto y miró a todos los reclutas, fijando su vista en Armin quien la miraba impactado. Le sonrió dulcemente, alivianando toda la culpabilidad que sentía. ──Podemos ir en dos grupos. El primero lo liderará Mikasa, al ser la más habilidosa que se encuentra aquí. El primer grupo ayudará a Mikasa a asesinar a los titanes, y el segundo grupo, que lo liderará Jean, protegerá la retaguardia de los titanes a los que les llamemos la atención. ¿Están de acuerdo todos? ──pregunté observando como algunos asentían y otros dudaban. ──Si vamos a ir hacia allá, necesito que todos estén dispuestos a pelear por su vida y por la de sus compañeros. Por favor.

Los pocos que estaban en lucha interna se limpiaron el sudor de la frente y asintieron decididos al escuchar el favor que pedía su compañera.

──No te separes de mí, por favor. ──pidió Reiner a Rin, ahora que todos estaban preparándose para ir a la Sede.

──No puedo estar en el segundo grupo.

──¿Por qué? No puedo perderte de nuevo. ──Reiner tomó las manos de Rin con fuerza. ──Por favor.

──Después lo verás, pero tengo que ayudar a Mikasa. Por favor, ayuda a Jean a que lleguen bien todos. ──Reiner dudó, pero al ver el brillo de confianza que le estaba pidiendo Rin, asintió.

──Esta vez, cuídate. Y no pongas tu vida en peligro.

Ella asintió, yendo junto con Annie, pidiéndole el favor de que la llevara una parte del camino.

Todos los reclutas, pegaron un grito de lucha cuando Mikasa saltó del techo seguida por Annie, Rin y los demás. Ahora tenían esperanza. Mikasa iba a la delantera acabando con la vida de los titanes, uno tras otro, sin dudar.

──Apúrense! ¡Sigan a Mikasa! ¡Debemos ser rápidos, hay que llegar a la sede antes de quedarnos sin gas! ──grité mirando hacia atrás, asegurándome de que nos estaban siguiendo.

──¿Cómo va tan rápido, Mikasa? ──preguntó al aire Annie. Noté la velocidad tan abismal que tenía Mikasa, cortando nucas en su camino.

──Está usando mucho gas. Si sigue así, no durará mucho. ──respondió Rin, y a los segundos, el equipo de Mikasa se había quedado sin gas, dejándola a ella en caída libre.

──¡Mikasa! ──Gritó Armin siguiéndola.

──Rin, iré con Armin. ¡Te dejamos esto a ti! ──gritó Connie yendo tras sus amigos.

── ¡Jean, yo te ayudaré a eliminar a los titanes! ¡Pero necesito que guíes a los demás mientras me encargo!

──No tienes equipo. ¿Cómo piensas que lo harás? ──preguntó Annie a la castaña.

──Es mejor que no preguntes. Y es buen momento para decirte que me tienes que soltar ya.

──¿Qué?

──Bueno, no hay tiempo.

──¡Espera! ──gritó Annie con sorpresa al ver como se lanzaba su compañera.

En cuestión de segundos, lo que quedada de la castaña era un cuerpo de titán de quince metros, de piel negra y ojos púrpuras.

El titán comenzó a atacar a los demás titanes que estaban alrededor de los reclutas, evitando en su mayoría las muertes que nadie quería llevar sobre sus hombros. Peleaba a diestra y siniestra contra los titanes, importándole un comino los daños superficiales en las edificaciones. 

𝐋𝐎𝐕𝐄 𝐌𝐀𝐃𝐄 𝐌𝐄 𝐂𝐑𝐀𝐙𝐘 [𝖱𝖤𝖨𝖭𝖤𝖱 𝖡𝖱𝖠𝖴𝖭] (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora