𝐋𝐎𝐕𝐄 𝐌𝐀𝐃𝐄 𝐌𝐄 𝐂𝐑𝐀𝐙𝐘 [𝖱𝖤𝖨𝖭𝖤𝖱 𝖡𝖱𝖠𝖴𝖭] (EDITANDO)

77

"Se supone"

Rin

Carla corría junto a mí, con una gran sonrisa en el rostro y con lágrimas en sus ojos ámbar por la risa que le ocasionaban mis boberías.

Tomé conciencia de mi misma y me pregunté. ¿Qué hago aquí?

Vi a mi alrededor y era como si estuviera en el agua, pero con capacidad de ver mis recuerdos

Entré a uno de mis recuerdos, en donde Carla, mi madre, peinaba y trenzaba mi cabello castaño.

Tenía cinco, y para en ese entonces, tenía el cabello largo, justo como si fuera una de las princesas de los cuentos que la vecina Olga, me contaba.

-Mami, cuando sea grande, seré una gran maestra y me casaré en las montañas con el atardecer de fondo. Tendré dos hijos. Y viviré con tranquilidad, así como nosotros.

Había olvidado que de grande quería ser maestra.

-Espero estar ahí para cuando lo cumplas, mi vida. –respondió Carla. Con una gran sonrisa en su bello rostro. -¿Y sabes que nombres les pondrás?

-Me gusta Sasha. Si es una niña. Y quiero ponerle el nombre de mi hermanito, si tengo un niño. –me sorprendí al escucharme decir eso. No recordaba ese día.

Sonreí al verme de niña y a mamá.

Salí de ese recuerdo, y avancé algunos años. Precisamente al 852, el día de mi cumpleaños en Marley.

Me había hecho gran amiga de Pieck con facilidad, y el estar con Reiner, me hacía todo mejor.

Entré a la casa que tenía con Reiner, y un grito de "¡Sorpresa!" me sorprendió.

Pieck, Colt, Gabi, Zophia, Udo, Falco, Zeke, mis abuelos y Reiner estaban ahí.

Sorprendida, dejé caer las cosas que tenía al suelo y dejé escapar un "¡Mierda!"

Me arrepentí al instante, pues mis abuelos me reprendieron.

Fue uno de los días más felices desde que había dejado la isla. Después de que todos se fueran, me quedé con Reiner, el cual, no me había dejado abrir mi regalo.

Abrí la caja que me entregó y pude encontrar una foto de nosotros dos. Yo dándole un beso en la mejilla y él sosteniéndome sobre sus brazos de forma matrimonial. Fue el día en que compramos nuestra casa. Me dio otro regalo, y al abrirlo, vi un álbum de fotos, de solo nosotros dos. Había fotos de nuestros días juntos.

Le sonreí y lo besé con felicidad. Ambos estuvimos felices ese día.

Algo me sacó de ese recuerdo, mostrándome como mi cuerpo inconsciente, caía a la arena bajo el agua.

Me extrañé, pero segundos después recordé.

Abrí los ojos, convirtiéndome en titán al instante en que recuperé la conciencia.

Salí del agua para luego ver a Reiner protegiendo a Annie de lanzas relámpago. Annie no tenía una mano y Reiner tenía destrozada el rostro.

Unos soldados se dieron cuenta que había salido del agua y avisaron a Floch.

A lo lejos, vi como un tren con refuerzos venía hacia nosotros y no dudé en actuar. Lancé una bola de energía hacía allá para destruir el tren, lo cual logré.

La cabeza de Annie, cayó al suelo, y Reiner quedó inmóvil.

Una explosión se hizo presente, y vi como el titán mandíbula atacaba a unos soldados.

-Falco. –hablé.

No, no, no. Le dije a Colt que los alejara del peligro.

¡Mierda! La primera transformación siempre sale mal.

No pude pensar mucho en Falco, pues Floch se lanzó para disparar una lanza relámpago a un barco. Vi que, a bordo, estaban los Azumabito, Gabi y Onyankopon.

Le dispararon a Floch, pero, aun así, disparó la lanza.

Corrí hacia el barco y lo protegí con mi cuerpo. Mi cabeza salió volando, pero salí de mi nuca. Vi a Pieck siendo atacada por Falco, por lo que, con la caída de mi cuerpo, me impulsé hacia ellos y en un giro pude cortar la nuca de Falco. Magath subió junto a mí, y me ayudó a sacar a Falco de la carne. Connie y Jean ayudaron a Reiner a salir de la nuca, Mikasa a Annie y Hange a Pieck. Magath llevaba cargado a Falco.

Caminaba con lentitud por la falta de energía, pero luego Onyankopon me ayudó después de que Magath le pasara a Falco.

Subimos al barco y después de que Hange dejara a Pieck recostada junto con Gabi, me ayudó a mí a bajar a una habitación.

-Descansa, Rin. Cuando te recuperes, sube, por favor –después de unos minutos, escuché una explosión que venía desde el puerto. Me asomé por la pequeña ventana que había en mi habitación, y vi como uno de los barcos que Paradis había robado de Marley, explotó.

Tuve la sensación de que había sido Magath, pues él no había abordado al barco.

Sonreí con tristeza y cerré los ojos rezando por Magath para que tuviera un descanso en paz.

Dormí durante un par de horas para recuperar energía. Decidí subir a cubierta, para encontrarme con Reiner, sentado en un rincón, decaído.

Me acerqué a él y me recosté en su hombro.

-¿Qué sucedió? –pregunté

-Iremos a Odiha, en lugar a Liberio. Hange dijo que no había forma de salvar Liberio.

-¿Qué? –Sus ojos reflejaban tristeza. Su vida ahí, sería destruida. La vida de ambos. Fruncí el ceño con molestia. -¿Cómo te sientes, amor?

-Decepcionado. Y con impotencia. –él me abrazó, ocultando su rostro en la curva de mi cuello. –Espero que mamá esté bien. –lo abracé con fuerza para consolarlo. Así estuvimos algunos minutos, hasta que se separó. -¿Por qué desapareciste de la nada allá?

-Floch me acorraló. No sabía qué hacer y decidí lanzarme al mar. Al parecer, terminé inconsciente, porque recuerdo haber abierto los ojos y transformarme al instante.

-Rin. ¿Pensaste lo que te dije? –me preguntó. Sabía que se refería a lo de tener una familia. Le había dicho que le daría mi respuesta después de que tuviéramos la nave en nuestras manos, porque no sabía que podría pasar. –Perdón si te presiono mucho. No necesitas darme una respuesta ahora.

-Sí. Ya lo pensé. Reiner, cuando quedé inconsciente, tuve un recuerdo. El recuerdo de mi cumpleaños hace un año. Recordé el álbum de fotos que me regalaste y nuestra foto juntos. Vi también un recuerdo en el que hablaba con mi madre sobre cómo sería mi vida cuando creciera. Se supondría que sería maestra, me casaría en las montañas con el hombre de mis sueños y tendría dos hijos, y en lugar de eso, tengo poderes, estoy de camino a posiblemente asesinar a mi hermano, y soy de todo menos maestra. El punto es que quiero aprovechar mis últimos años contigo, y si, formar también una familia contigo. –su rostro se iluminó en tan solo un instante después de escuchar mi respuesta.

-Te amo. Te amo. Te amo. –dijo abrazándome de nuevo

-Y yo te amo a ti.