Capitulo 1

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Gabriela

Tiro el neceser con mi maquillaje dentro de la maleta y me siento en ella para intentar cerrarla bajo la supervisión de mi amiga María, que lejos de ayudar únicamente está con su cabeza colgando de mi cama lanzando preguntas que yo tampoco se muy bien como responder .

Aún no entiendo porqué tenéis que viajar a Florencia... María bufa mirándome del revés con el pelo arrastrando en el suelo.

El dueño del hotel quiere una reunión, conocer en persona a los firmantes, así pues, me hacen ir con ellos para pactar el contrato.

Coloco mi maleta y mi maletín junto a la puerta mientras hago un repaso mental de lo que llevo o lo que podría necesitar. Entre el caos de mi habitación nada parece ser necesario y lo que no echo en falta tampoco lo será.

¿Y que pinta allí Antonio? Es el viejo quien maneja los hoteles.

Representamos a su padre parece lo obvio, pero a mí también se me hizo raro cuando informó de que sería mi acompañante.

Pero el es el dueño del buffet, no tiene sentido. ¿Desde cuando se interesa por la industria hotelera?

Ni idea—encojo mis hombros mientras me coloco los pendientes. —Según me comentó, el viejo está enfermo en el hospital y lo ha nombrado albacea. Además creo que esa fusión era idea de Antonio, conoce todos los detalles y lo está siguiendo muy de cerca. Lo he sentido respirarme en la nuca durante estos meses.

Eso o simplemente le apetece un viaje lejos de todo el lío que hay ahora en el bufete y de la gritona de su secretaria.

— ¿Pues si va él para que te hace ir a ti con todo el trabajo que tenemos aquí? María hace sobresalir su labio inferior con cara de tristeza.

Soy la encargada de todas las gestiones legales de su padre, se supone que las debo controlar y aprobar, a pesar de que haya nombrado a Antonio albacea.

Pero el sabe redactar un contrato.

No lo sé, quizá me merezca un viaje gratis me encojo de hombros sonriendo.—Pregúntale a Antonio Benavides y que nos lo aclare a ambas.

Se queda pensativa, seguro que intentando descifrar el enigma al rededor de la mente de nuestro jefe.

¿Te acerco al aeropuerto?

No, viene a recogerme el mismismo señor Antonio Benavides.

Abro mi armario y reparo el conjunto que tenía en mente para el viaje, pantalón vaquero con jersey gris, cómodo y sencillo. Me cambio a prisa bajo la mirada reprobatoria de mi amiga.

Vas hecha unos zorros.

Voy cómoda.

Deberías aprovechar el viaje para ligar con Antonio, quizá consigas un aumento de sueldo.

¿Qué? Me lleva como ¿Cuanto? ¿Trece años? — respondo mientras ahueco el pelo en el espejo.

Son once y no me puedes negar que se ve demasiado caliente.

Bueno, si... Pero no me interesa.

Siempre he querido preguntar esto... —me giro mirando a María y le hago un gesto con la mano para que siga ¿Eres lesbiana? O bi... No te ofendas con mi pregunta, pero hace siglos que no te veo con nadie.

Sonrío y dejo que la risa se escape de mí mientras niego con la cabeza.

—¿Tendrías algo conmigo, María Ester?¿O es que te asusta?

Inevitable DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora