Capítulo 60
María.
El llanto de mi hijo suena en la otra habitación y a los pocos segundos la voz de Lorenzo calmándolo lo acompaña.
— ¿María?— Miro a Simone que no ha dejado de pasearse por la habitación. — ¿Me estás escuchando?
— Sí.
Mentira, me pone nerviosa no estar allí, sin saber que le ocurre. ¿Y si se ha hecho daño? Esto a nada de levantarme cuando una mano descansa sobre mi hombro.
— María, está bien, mi padre lo está cuidando. Por favor, tenemos que hablar.
— Ya te firmé un contrato, si todo va a ser como a ti te plazca, redacta lo que sea y lo firmare.
Me da una mirada reprobatoria sin levantar la mano de su lugar. ¿Me quedo o voy con mi hijo? Sabe hacerme sentir confusa, no me gusta, últimamente así es todo.
— Tenemos que llegar a un acuerdo, suavizar la situación. Algo podremos hacer para adaptarnos y dejar de lado las discusiones por un buen común. Dime qué necesitas.
— La verdad estaría bien, — la molestia pica otra vez en mi pecho—, me gustaría que le echaras huevos, que hablases las cosas claras.
Simone suspira con las manos guardadas en los bolsillos de su pantalón de traje, espero y eso. Pero no habla, asiento levantándome de la silla, si esto va a ser así, muy bien. Me da completamente igual.
— Espera— bloquea la puerta con su cuerpo, mirándome desde su altura.— Debería haber sido sincero desde el principio, lo siento, pero pensé que lo nuestro era solo sexo,— hace una pausa antes de aclarar, — más bien quise creerlo, y sin embargo, cuando la existencia de Letizia volvió al entrar en mi vida...— se encoge de hombros.— Me di cuenta que no es lo que quería, pero no sabía cómo decirle a mi padre que quería tirar a un lado un acuerdo de años. Lo hice, — frunzo el ceño sin entender realmente—, pero Letizia me amenazó...
Escucho atentamente como relata cada amenaza de Letizia; la amargura que tenían ambos, la cual no quiere para nosotros; como intentó mantener todo en secreto mientras se consumía. Llego a sentir lástima, él también lo pasó mal, como yo, aunque por motivos diferentes. No es que lo perdone o todo justifique como me trató, lo mal que me hizo sentir.
Me rompió el corazón.
— Fui un complemento idiota, hasta que te perdí no lo vi.
— Podrías haber hablado conmigo mucho antes.
— Pensé que te cansarías de mí a tiempo para mí boda con Letizia.
— Mejor no pienses, Simone.
No puedo evitar ser un poquito cruel con él, podría ser mucho más, obviamente, lo merece.
— Entonces todo podría ser peor. — Lo miro alzando una ceja, podría discrepar, pero sería un mal diferente.
— Voy a por Bruno y seguimos— no se aparta de la puerta cuando intento moverlo y eso me enfada más.
—María, por favor...
Su tono tampoco es suave, como si quisiera darme una advertencia, pero no le tengo miedo y después de todo lo ocurrido, le he perdido mucho respeto. Lo peor de todo es que siento que estoy en un punto en el que nada que tenga que ver con Simone estará bien para mí. A pesar de ello, me siento y escucho todo lo que tiene que decir, acepto leer el documento editable que abre en su portátil frente a mí, y me sorprende enormemente que escuche todos mis desacuerdos. Está haciendo el mayor de sus esfuerzos en llegar a un punto medio entre ambos, buscar nuestra adaptación correctamente, por una vez no está usando su defecto profesional de abogado para intentar convencerme de todo lo que él dicta, sabe que no le servirá. Nunca contra alguien que juega en su misma liga, al compartir profesión podríamos llegar a la mayor de las disputas, cierto es que me encuentro emocional e incluso me gobiernan mis emociones, pero si es necesario sacar a la perra profesional que llevo dentro, puedo hacerlo. Sin embargo, solo somos dos personas hablando de futuro, obviamente no en un entorno normal y añadiendo cláusulas a un contrato que años atrás me hubieran causado risas. Una situación marcial en la que la bandera blanca pende de un fino hilo.
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Inevitable Destino
RandomUn mundo en que la sangre se paga con sangre, la palabra del capo es la ley. Gabriella Vitale lleva años lejos de sus raíces, libre del yugo del deber para con la familia. Disfrutando de su vida cómoda y relajada, intentando olvidar aquello de lo qu...