Capítulo 23

163 10 7
                                    

Gabriella

Paso toda la mañana jugando a las cartas con Fabrizio, que sus movimientos sean lentos y hayamos terminado jugando sobre su regazo, no quita que ambos tenemos mal perder y seamos muy competitivos, si no fuera por la interrupción de Adriano podríamos pasar el día entero jugando y peleando, creo que se libra de ser golpeado solo por estar convaleciente.

— ¡Estás abusando de un enfermo! — no puede levantar la voz, pero si lo hiciera, estaría gritando. —Solo me ganas porque los medicamentos están nublando mi razonamiento, eso es trampa.

—Admite que no sabes jugar, perdedor.

— ¿Que me he perdido ahora?— Adriano se para en la habitación junto a Fabrizio.

—! Tu hermano no sabe jugar a las cartas y me acusa de tramposa!

— ¡Estás haciendo trampa! Es imposible que me ganes, soy demasiado bueno.

—Baja de la nube, lo he hecho limpiamente.

—Calmaos los dos, esto es un hospital — interviene Simone con parsimonia, porque yo sí estoy utilizando un tono bastante alto para quedar por encima de las palabras de Fabrizio.— Molestáis al resto de enfermos.

—Que admita que soy mejor que él y aquí no ha pasado nada—levanto mis manos en un gesto de defensa.

—Ya entiendo porque en tu oficina dicen que eres un gremblin.

—Oye te lo conté para romper el hielo, no para que te burles, no es mi culpa que no sepas jugar.

—Solo les doy la razón, tramposa— suelta las cartas enfadado y continúa con sus insultos.— Bruja, manipuladora, men...

—Suficiente —zanja Adriano.— Simone, relevas a Gabriella, Gabriella, tú y yo vamos a ir de compras para una cena a la que me acompañaras esta noche.

—¿Qué? Tengo planes con María.

—Los pospones, esto es importante y más si quieres retrasar la boda— enmarca una ceja en mi dirección a la espera de una respuesta mientras le lanzo una bonita mirada de odio.

Manipulador.

—Está bien, en marcha— me pongo de pie fingiendo un ánimo positivo que no me identifica y está a la vista que es falso, sin embargo no tengo muchas opciones tras oír lo del aplazamiento y tanto Simone como Adriano me miran sin ocultar la incredulidad mientras Fabrizio sonríe, pero actuó como si no tuviera nada que ver conmigo.

Recojo todas mis cosas excepto la baraja de cartas que la dejo para que se entretengan Simone y Fabrizio.

—Esas puedes quedártelas,— señalo la baraja sobre el lateral de la cama,—práctica en mi ausencia, quizá algún día puedas ganarme.

Fabrizio bufa ocultando una risa.

—Llévala a comer, o su maldad dominará ese pequeño cuerpo— dice Fabrizio sin mirarme poniendo su mejor cara de listillo.— Ya no la soporto más.

Le saco la lengua y abandono la habitación con su hermano pisándome los talones.

— ¿No has comido aun?- pregunta Adriano nada más salir al pasillo.

—Tomé un regaliz negro algo duro y masque un chicle hasta que perdió el sabor... —la desaprobación baña su rostro cuando los miro— ¿qué? querías que no se quedase solo y eso hice— me defiendo ante su gesto.

—¿Tampoco desayunaste?

—Nop.

—Gabriella ir a buscar algo, aunque sea a las máquinas del final del pasillo habrían sido máximo quince minutos, eso podías hacerlo.

Inevitable DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora