Capítulo 4

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Adriano.

— ¿Me lo vas a decir? — Fabrizio pregunta por... ¿Décima?¿Septuagésima vez quizá?

— No

Respiro, ha pasado una semana y no ha parado con las mismas preguntas. Sabía que mi hermano era exasperante, pero no tan insistente. Aun tenia fe en que se aburriera y olvidase el tema.

— ¿La conozco?

— Puede— bufo cansado.

Fabrizio sacude a nuestro primo que a diferencia de él está haciendo su trabajo. Simone, tan aburrido como yo, tira la pluma sobre el escritorio y me mira soltando un suspiro.

— Ves, Simone, eso ya es más que un no. Conseguiré el nombre.

— Sigue soñando — no he abierto la boca en una semana y no lo haré ahora, al menos con él.

Tuve la mala suerte que tras abandonar la habitación de la abogada y dirigirme a nuestra villa a las afueras de la ciudad, mi querido hermano y mi primo estaban listos para comenzar un trio con una pelirroja en medio del salón, pensaban montar una pequeña fiesta mientras yo dormía, pero para su sorpresa no había ni llagado a casa y no estaba borracho como ellos para decir tonterías.

— Sigue trabajando — me veo obligado a regañarlo porque no aparta la mirada de mí.

— No tengo nada que hacer.

— Siempre hay algo que hacer. ¿Hablaste con Lorenzo?

— Sí, están buscando al antonegra responsable — saca el móvil y se pone a teclear, cosa que solo hace que molestarme.

— ¿Aun seguís en ese punto? Creía que ya lo teníais, fui lo suficientemente claro.

— Lorenzo sospechaba que alguien más estaba implicado, lo dejamos actuar y le estamos vigilando.

—¿Y ha habido avances?

— Tenemos tres, solo nos queda saber para quien nos han traicionado.

— Deja tanto misterio, los quiero aquí esta noche— suelto los papeles que tenía en la mano. — Necesito relajarme.

— ¿La chica del sábado no te dejó satisfecho?

Gruño a mi hermano, solo hace que burlarse mientras se levanta animado. Mi primo y yo seguimos sus pasos.

— ¿Quién era la chica?- Esta vez es Simone que ha tenido la decencia de no preguntar ni una sola vez.

— La abogada de Benavides.

— Que cabrón- silva.

— ¿¡¿A él si se lo dices?!? — Se molesta mi hermano. — Eres un desgraciado.

— Habla tú envidia, Fabrizio, la chica no te dio la atención que buscabas.

— Vete a la mierda, Simone— sisea. —¿Cómo fue?

— El chófer qué nos puso el hotel me comentó que le aprecio raro que nuestra acompañante pasease sola a esa hora sin conocer la ciudad, me dijo por dónde fue y no tarde en dar con ella.

— ¿Y ya está? ¿Así de caballeroso eres ahora? — mi hermano tiene esa mirada de que no se cree una mierda, pero esta vez es verdad.

— No hubo mucho más, pocas palabras y mucho sexo.

— Suena fácil- comenta Simone.

— Cuando volvamos a reunirnos con Antonio pide que la traiga, si es así de sencillo nosotros también podremos probarla— Fabrizio medita y se dirige a nuestro primo. — Tu decías que parecía que se acostaba con el jefe.

Inevitable DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora