Capítulo 28

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AVISO

Es un capitulo algo más largo que los anteriores. en él se marca mucho la personalidad de Adriano con su familia o con quien le interesa (Gabriella), ya que con las personas ajenas siempre se mostrará más duro.

Disfruten del capítulo:) 

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Adriano

Pulso el botón y apoyo los codos sobre la encimera viendo cómo la máquina empieza a hacer ruidos y el líquido oscuro e intenso se desliza hasta la taza.

— Tres veces en una semana.

Me sobresalto con la voz a mi espalda y giro para ver a Fabricio con ropa de deporte acomodándose en uno de los taburetes altos.

— ¿Qué haces aquí? Ve a la cama.

—Esperar a que me pongas el desayuno.

—Tenemos una cocinera que se encargará de ello en una hora, cuando llegue. — Tomo mi taza de café y la deslizo hacia mi hermano. — Acaba y vete a descansar o te arrastrare de vuelta.

— No seas aburrido, estoy cansado de no hacer absolutamente nada, una semana en casa y solo he contado las horas pasar— lleva el café a sus labios y hace una mueca— me siento un parásito.

— Siempre lo fuiste, es extraño que lo percibas tras veintiocho años.

— Já, já, já. Eres muuuuy gracioso.

Tuerzo los ojos y vuelvo a preparar un café para mí. En las últimas semanas he aumentado su consumo escandalosamente, tanto que otra vez volví a hacer uso de la máquina de mi hermano y eso me enfada. Sigue sin gustarme.

—Vete.

—No, no, no. Llevo horas despierto montando guardia en el salón— lo miro arrugando las cejas sin entender que mierdas le pasa ahora, no lo vi cuando pase por allí. — Pienso descubrir la mujer con la que has estado follando.

—Mujeres.

— No, Adriano, no. Tengo buen oído, es la misma y no me equivoco.

— Vete — aprieto los dientes cuando veo su sonrisa triunfal.

Sujeto la mirada de mí hermano durante lo que parecen horas y dos lentos y agónicos sorbos de café después, Gabriella aparece en la cocina vistiendo una de mis camisas. Mi hermano se atraganta y tose mientras ella se coloca a mi lado robando mi taza y bebiendo de ella.

— ¿Cómo estás, Fabrizio?— apoya la cadera en la barra de la cocina y centra su atención en mi hermano.

— Bien...— pasa su mirada de uno a otro volviendo a la mujer a mí lado. — ¿Qué haces aquí?

Debería reírme en su cara.

— Practicar para la noche de bodas— mi hermano vuelve a atragantarse y me sorprende la pasividad con la que Gabriella lo dice, — no quiero decepcionar.

— Esto no me lo esperaba.

— ¿Pensabas que tú hermano llegaría virgen al matrimonio?

Fabrizio niega riéndose y se muerde el labio antes de responder.

— Creía que Adriano no te gustaba.

— Para un polvo está bien, para un matrimonio es demasiado.

— Digamos que se acuesta con otras— Fabrizio golpetea el índice— ¿No te molestaría?

— Puede hacer lo que le dé la gana.

— Es tu prometido.

— Eso no sig...

Inevitable DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora