Capítulo 35

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Adriano

— ¿Dónde está Simone?— pregunta Lorenzo cuando María cuelga la llamada.

— Tiene asuntos que resolver.

— ¿Qué clase de asuntos?— pregunta molesto. — No me dijo nada.

— Ha ido a hablar con alguien— lo evado. — Vayamos dentro.

Camino dentro de la sala de reuniones de Constantino. Mi tío, caminando a mis espaldas, siguiendo cada paso que doy, y tras nosotros se unen a la reunión Cláudio Bonani, jefe de la Sacra Corona Unita; Bernardo Fiore, jefe de la Ndrangheta de Calabria; y Augusto D'Angelo, de Casamonica. Solo falta Vito Rossi como representante de los grupos del norte.

Cada uno ocupamos los asientos con nuestros respectivos acompañantes cerca, a la espera de la intervención de nuestro anfitrión. Fue extraño que Constantino nos convocara para hoy y tan temprano, aún más con un mensaje a medianoche solicitando una reunión. El mencionado entra en la sala y se sienta junto a su hijo y su hermano Enzo, el cual nos repara a todos minuciosamente.

Siempre tuve curiosidad hacia él, es el más pequeño de la familia, nos llevamos pocos años, y parece muy calculador y calmado. Ahora es cuando entiendo porque Gabriella lo quiere de su lado, es de esas personas a las que no se les escapa nada pero tampoco deja ver cuánto le interesa algún factor.

Frio; calculador.

— Gracias por venir.

— No agradezcas, me estás quitando tiempo de mis hijas— se ríe Bonani y no puedo evitar rodas los ojos. Este tipo no respira sin mencionar a esas niñas...

— Hay un asunto del que debo poneros al día, bueno, los Aglieri también tienen parte en esto— lo miro frunciendo las cejas, no entiendo a qué se refiere. — Seré breve... Mi hermano Sabino no está muerto.

Miro a Luca, que sonríe cuando le alzo una ceja, pero no dices nada, cambia su atención al resto de hombres sorprendidos alrededor de la mesa. Nadie lo cree, las expresiones que lanzan nuestros aliados no dejan lugar a dudas.

Al menos me alivia saber que quizá Gabriella si tenía razón y solo se necesita poner la semilla para que Constantino tome impulso.

— Eso es imposible — se queja D'Angelo apoyando los codos sobre la mesa. — Estuve en el funeral.

— Parece que no, mi hija lo ha tenido en frente, — gesticula con su mano mientras habla, — ayer también he hablado con un hombre, el cual lo ha visto en España y habló con él. Tenía mis dudas, como podrán tener todos, pero ya no, mi fuente de información es fiable.

— Estamos buscándolo por todo el territorio, hemos puesto en aviso a todos nuestros contactos para socavar información— interviene su hijo.

— Adriano ya está al tanto, fue el primero con el que habló, Gabriella.

— También estamos buscando— confirmo.

— ¿Hay algún problema con ello?— sospecha Fiore.

— Fingió su muerte, obviamente pasa algo— es Bonani quién le responde. — ¿No es así, Constantino?

— No te equivocas, Claudio— responde Enzo en lugar de su hermano con una sonrisa. — Y viniendo de alguien como Sabino— hace una pausa chasqueando la lengua y sonríe, — no puede ser nada bueno. Siempre fue un gran hijo de puta aunque supiera ocultarlo.

La mirada mortal que le lanza Constantino solo hace que se amplíe su sonrisa, parece que entre ellos hay algún tipo de tensión respecto al tema, las miradas que se lanzan dicen más de lo que el reto podemos interpretar. El consigliere de los Vitale está más que listo para una confrontación con su hermano, sin embargo, Luca decide interferir antes de que si tío abra la boca.

Inevitable DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora