Gabriella
El timbre suena, no una, ni dos veces, más de las que me gustaría oírlo. Quien sea que este al otro lado quiere despojarme del cómodo y cálido mundo de los sueños, pero intento resistir enterrando la cara en la almohada y empujando al duro cuerpo que descansa junto a mí.
— Abre...
— No...— gruñe de vuelta.
— Adriano...
Bufa sonoramente y sonrío cuando se levanta de la cama buscando su ropa interior antes de ir a abrir mostrando ese maravilloso cuerpo que Dios le dio. La voz de su hermano resuena cuando abre y un molesto Adriano vuelve a la habitación para vestirse.
— Gabriella, Fabrizio ha traído cornertti.
Como un resorte, me siento en mí la cama, no puedo contener la sonrisa tonta que se instala en mi cara, pero culpare al golpe. Miro a Adriano abotonando sus pantalones de traje frente al espejo y le robo la camisa antes de correr hacia la cocina con el llamando por mí.
— Mi Aglieri favorito— saludo a Fabrizio.
— Ya te dijo mi hermano que traje el desayuno, ¿verdad?
— Noo, ¿cómo crees así?
— Fingiré que no es interés.
— Gabriella, necesito la camisa— dice Adriano agarrando el vaso que su hermano le tiende.
— Bien— tomo su chaqueta, que ha dejado descansando en la silla junto a mí al llegar a la barra de la cocina, y hago un cambio sin ninguna vergüenza, mientras Fabrizio mira para otro lado, aunque un poco tarde, sé que me ha visto las tetas.— ¿Mejor?
— Quiero estrangularte.
Toma la camisa de malagana, colocándola bruscamente sobre sus hombros y se la abotona.
— Esto es para ti — Fabrizio finge ignorar la situación mientras deja otro vaso frente a mí y abre una caja con deliciosos dulces.
— Te quiero. — Aunque cambio de idea cuando soy un trago y escupo el contenido de mi vaso de cartón quitando la tapadera. — ¿Qué es esto?
Fabrizio se apresura a limpiar mi desastre con servilletas de papel mientras intercambio mi mirada de él al líquido con indignación
— Leí que las personas con conmociones cerebrales no debían tomar café y te compre manzanilla— explica.
— No tengo una conmoción, ni siquiera dolor de cabeza, solo me duele el golpe cuando lo toco. Puedo beber café perfectamente.
— ¿Eres médico?
— Tu tampoco.
Adriano intenta contener la sonrisa mientras toma un dulce y arrastra su vaso hacia mí, tomando la manzanilla en su lugar después.
— ¿Has llamado a María?— cambia de conversación ignorando que lo miro con evidentes ojos de corazón. — Ha estado discutiendo con Simone, pero finalmente ya tienen fecha para la boda, quizá deberías ayudarla un poco.
— Si, lo haré. Aunque aquí el experto en organización de eventos es Fabrizio.
— Ya hice suficiente una vez y fue un desastre, no me pidas que vuelva a organizar nada.
— No fuiste un factor determinante en que todo se fuera a la mierda, sabes.
— Es verdad, fue culpa de Gabriella por dejarse apuñalar— suspira aliviado mirando a su hermano— y tuya que permitirse que nos lloviesen disparos.
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Inevitable Destino
RandomUn mundo en que la sangre se paga con sangre, la palabra del capo es la ley. Gabriella Vitale lleva años lejos de sus raíces, libre del yugo del deber para con la familia. Disfrutando de su vida cómoda y relajada, intentando olvidar aquello de lo qu...