Capítulo 22

124 10 2
                                    

Gabriella.

Cargo la bandeja fuera de la habitación y se la entrego a la enfermera que pasa con el carrito por el pasillo, la chica me da una sonrisa y continua con su tarea, la veo alejarse por el corredor solitario hasta que se pierde en otra habitación.

Volteo y choco contra un duro pecho, voy a disculparme, pero al levantar la vista me encuentro con la cara de Adriano que me mira fijamente durante unos segundos en los que ninguno dice nada y las intenciones de disculparme se evaporan. Entrecierra los ojos en mí dirección e intento rodearlo, sin embargo, su mano rodea mi brazo derecho impidiéndolo y quedo parada a su lado con él hablando junto a mí oído.

—Dime la verdad, ¿Qué haces aquí, Gabriella?— sus ojos marrones con ese tono que les hace parecer ámbar en algunas ocasiones recorren mi rostro. — No me trago tu preocupación. Ni te pega ir de buena samaritana.

— Realmente estoy aquí por Fabrizio— intento liberar el brazo pero Adriano intensifica su agarre.

—No te creo.

—El me cae bien, no ha sido tan cabrón como tú, hasta fue simpático.

— Sigo sin creerte y menos con los últimos acontecimientos, eres rencorosa, no creas que me he olvidado.

— Está bien, necesito algo de tí.

— Sabía que no era desinteresado—deja una caricia en mi mejilla utilizando su mano libre y huele mi pelo.

—Necesito tu ayuda—miro mi brazo intentando que me suelte, pero al no hacerlo busco alrededor, en el blanco pasillo del hospital, quizá ver a alguien le haga comportarse, pero es en vano. — y creo que hasta podríamos llegar a un acuerdo.

— ¿Mi ayuda?— repite sin creérselo y asiento. —Sei molto intelligente, ma non voglio giocare (Eres muy inteligente, pero no quiero jugar.)— pronuncia las palabras tensando la mandíbula.

—No es un juego— cansada de la cercanía que me obliga a mantener lo manoteo con mi otra mano logrando liberarme y me giro para enfrentarlo mientras guarda las manos de vuelta en sus bolsillos. — Necesito que me ayudes a buscar a alguien.

— ¿Y por qué no se lo pides a tu padre?

— Te creía más listo, Adriano.

— No me malinterpretes, solo quiero una explicación lógica al comportamiento de ambos.

— No quiero tener nada que ver con él, no necesitas saber más— respondo y enarca una ceja. —Entonces me pensaré si ayudarte, déjame sopesarlo— intenta marcharse pero ahora soy yo quien le bloquea el paso.

— Te estoy valorando como una opción y eso que no te conozco, así que imagina cuánto me está costando pedirte ayuda.

— ¿Y Luca?

— Luca dice que ya me está ayudando, pero todos sabemos que va a mantenerme al margen encuentre lo que encuentre, — hago una pausa mirándolo a ojos y me hace un gesto girando su muñeca en círculos, lo que interpretó como que siga hablando. —No quiero eso, quiero saber quién es y por qué lo hizo. Incluso como se enteró de todo el asunto—añado rápidamente.

— ¿Tiene algo que ver con la carta?

—Tu cómo sabes... — me detengo ante su expresión incrédula.

— ¿Otra vez creyéndome estúpido? Simone iba a informar sobre todo. Quizá tú seas la ingenua aquí.

— Vale, lo merezco— estrecho los ojos mientras lo miro. — Simone estaba principalmente para espiar. Captado.

Inevitable DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora