Capítulo 17

112 7 1
                                    

Adriano

El teléfono suena en mi bolsillo y al sacarlo, en la pantalla veo una llamada de Simone, me disculpo con las personas que estamos reunidos Fabrizio y yo y salgo a la terraza para hablar, él puede encargarse solo frente a la Comisión y los Rossi, confiaría incluso si hubiera venido solo.

— ¿Qué ha pasado?

Necesito que me mandes el número de quién coordina la seguridad en el exterior, Fabrizio no me lo ha enviado aún.

— Repito. ¿Ha pasado algo?

—Aún no lo tengo muy claro.

— ¿Qué significa eso? ¿Debería preocuparme?

— Alguien le entregó una carta a María, y cuando Gabriella la ha abierto se ha largado hasta el baño corriendo, creo que saco hasta el alma.

— ¿Quién es María?

— La amiga de Gabriella, la rubia esa.

—Ya. ¿Y qué pone en la carta?

— Eso es lo extraño, solo pone " bienvenida a casa, pajarito."

—No veo nada malo.

— Yo tampoco, pero parece que tú prometida si, además quiere que ignore el tema. Y como te imaginarás, eso me atrae todavía más.

—Te lo envío ahora mismo, llama a seguridad, investiga, pero a ella hazle creer que lo vas a dejar pasar. Me encargaré de todo más tarde, mientras tanto estas en ello.

— ¿Crees que es lo correcto?

—Creo que si preguntamos vamos a darnos contra un muro. Deja que sea ella la que caiga poco a poco. Si ve que la presionas se esforzará para no hablar.

—Está bien.

— Informaré a mí hermano también, quizá con lo charlatán que es pueda sonsacarle algo.

—Lo intentaré con la amiga también.

— Okay, ella debe saberlo.

—Son como la uña y la mugre— murmura Simone.

—Tengo que volver a la reunión, llámame si ocurre algo.

Mi primo se despide, le envío lo que acordé y deslizo mi teléfono en el bolsillo del pantalón. Camino al interior donde encuentro a mí hermano amenazando a Vito Rossi, mientas los demás se mantienen tranquilos, demostrando un apoyo silencioso.

— No digas estupideces, el cabrón de tu hijo es el culpable de todo— mi hermano palmea la mesa enfadado.— Los chicos confesaron y pienso cobrarme todas las que nos ha jugado.

Ocupo el lugar junto a Fabrizio, entre él y cabeza de la familia Bonani. Mientras me siento no aparto la mirada de Vito Rossi que no luce ni una pizca de afectado.

— Guido lleva semanas en el norte, no intentes ensuciar su imagen con tales mentiras.

— Que esté en el norte no le libra de manejar a sus hombres, a no ser que sea usted quién realmente lo está haciendo— dice Constantino en la otra punta de la mesa.— Quizá la frágil paz que existe entre su familia y la Comisión este pendiendo de un hilo.

— Mi familia no ha interferido en vuestros asuntos, hem...

— Como yo lo veo asaltar y robar en nuestras rutas es interferir. Aliarse con los franceses también— lo interrumpo de su sarta de mentiras.— Tenemos testigos, a mí parecer esto es traición. Si su hijo también está traicionando a su familia...— dejo la frase en el aire captando su atención— debería solucionarlo, nos está causando problemas a todos.

Inevitable DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora