Gabriella
Miro al rededor del despacho, los rostros de las personas que me rodean en busca de un indicio de que esto es una broma, pero sus gestos son serios y la ansiedad empieza a ganarme.
Un nudo se empieza a formar en mi garganta una vez acompañado de la familiar sensación de vértigo, es como estar en un edificio de cincuenta plantas y mirar al vacío.
A esto se refería Luca. Ha pedido algo a lo cual me iba a negar. Seguro que él lo sabía aunque no quisiera decírmelo, hizo lo que estaba en su mano para ahorrarme este momento. Definitivamente soy tonta.
— ¿Tan difícil es que hagas como que no existo?
— Que insistencia con eso... Eres mi hija y te he buscado durante mucho tiempo, me importas, Gabriella— la sonrisa lobuna de mi padre me hace dudar de sus palabras, no sería una sorpresa que me arrojara a los leones con tal de salvar su pellejo.
— No pienso casarme.
Aprieta la mandíbula tanto que su músculo tiene un tic, pero da una calada a su cigarro y me mira con su típica cara de póker.
— Lo harás, sabes que no tienes opción por mucho que insistas. Y más te vale estar a la altura, son socios con los que no me gustaría romper el contacto.
— Para ti jamás podría estar a la altura, ni antes ni ahora, nunca— bufo sarcastica— ¿Y a qué se debe todo esto? — me cruzo de brazos odiando repentinamente el olor a tabaco. —Al menos merezco una explicación.
— Negocios, que más explicaciones necesitas, es una razón obvia.
— O sea que me cambias por cuatro cabras y una alfombra. Estupendo.
— ¿Qué? — Me mira inclinándose hacia adelante hasta apoyar sus antebrazos en el escritorio.
— Nada, olvídalo.
— Bien, llamaré para que te ayuden a prepararte para esta noche.
— ¿Cómo que para esta noche? — me aterra la idea de que ya tenga hasta un altar preparado.
— Es la cena para presentar a Isabella. Ella también se casará— interrumpe Enzo a mí espalda. — Como parte de la familia debes asistir.
Maravilloso.
Isabella, la hija de Sabino, solo de pensar en ella se me revuelve el estómago, es como si la asquerosa presencia de su padre aún llenase este mundo.
Años sin verla y los sentimientos desagradables siguen ahí. Dios, esa carita de niña buena ocultando a una zorra manipuladora con voz de angelito.
— Dante te acompañará a tu habitación.
— No—mi padre a medio levantarse de su silla me mira enarcando una ceja. — Me quedaré en la de Luca. Demasiado de ella
— Te quedarás en la tuya.
— Que no pienso volver ahí— ese sitio está lleno de recuerdos de mi madre, me sentiría ahogada, y si todo está como lo dejamos, en ella estará toda su esencia, cada rincón elegido por la mujer más maravillosa que conocía.
— Ya veo que sigues igual de terca... — mi padre me mira pensativo, pero sé que comprende. — Está libre la de al lado de Enzo, puedes quedártela, iba a ser para un invitado que no vendrá.
Dante me hace un gesto para que lo siga, juntos abandonamos el despacho en silencio. Un silencio que me veo obligada a romper.
— Oye... Siento haberte drogado— muerdo mi labio y el chico me mira aún enfadado.
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Inevitable Destino
RandomUn mundo en que la sangre se paga con sangre, la palabra del capo es la ley. Gabriella Vitale lleva años lejos de sus raíces, libre del yugo del deber para con la familia. Disfrutando de su vida cómoda y relajada, intentando olvidar aquello de lo qu...