Inevitable Destino

Capítulo 62

Adriano

El pecho de Gabriella asciende y desciendo lentamente, su rostro está completamente en calma mientras duerme, aunque mis ojos no abandonan el feo golpe que toma color en su sien derecha. Al parecer, lo recibió al caer cuando perdió el conocimiento, o eso es lo que cuenta su familia.

— ¿Estáis seguros de que está bien?— Pregunta mi hermano por segunda vez.

— Un médico la revisó, está todo bien— le responde Constantino. — Deja de dudar de mi palabra.

Recorro con la mirada la habitación masculina con poca decoración, Luca Vitale fuma en una silla junto a su escritorio, mientras el resto observamos a su hermana junto a la cama. El lugar es amplio, pero seis hombres dentro de ella son un incordio y menguan considerablemente el espacio.

— ¿Cómo pasó?— Lorenzo abre la ventana del lateral para que el humo de Luca salga y este asiente con la cabeza en reconocimiento. — Porque sin ofender, me resulta raro que tu hija venga a visitarte, no es un secreto el odio mutuo que os procesáis.

— Maté a mi padre.

— Cállate, Enzo. — Pide su hermano.

— No voy a contar los detalles, aún que tampoco hay muchos, solo diré que lleva años siendo un desgraciado y todo tiene un límite, — ignora a su hermano y continúa hablando—, se desvaneció en el pasillo al volver al interior de la casa. Quitaros la idea de que alguien la atacó. Apartando que el viejo lo hizo verbalmente.

— Es preocupante que mates a tu propio padre— Lorenzo está comprobando el terreno, desconfía de Constantino, por qué no hacerlo de su hermano también...

— Uno se cansa de los maltratos, las agresiones, las palabras...— los ojos castaños de Enzo Vitale no pierden los de mi tío, están libres de arrepentimiento. — Muchos años tratando de obviarlo y seguir a adelante, pero llega un punto que no eres solo tú. Era con toda la familia y, siendo sincero, él no sabía ocupar su verdadero lugar. He apretado el gatillo porque me siento liberado, alguien como mi padre no debería seguir pisando está tierra.

— Estás exagerando— se mofa mi tío.

— No lo hace— Constantino defiende a su hermano, sin ser un idiota por una vez en mucho tiempo. — Mi padre solo era amoroso con su mujer y su primogénito, el resto debíamos estar a su sombra y eso siempre ha sido un problema. Todos siempre han estado maravillados con la historia de su pronta retirada y nadie sabe que fue el gran inicio de su declive. Quizá hasta podría haber ayudado a Sabino a nuestras espaldas.

— ¿Y por qué no apretaste tú el gatillo antes?— Lo cuestiono.

— Respeto.

— Mi hermano a pesar de sus años aún cree que podría haberse ganado el imposible y ansiado respeto paterno.

Hay patrones que se repiten y conductas que no cambian. Parece que la búsqueda de aprobación es herencia familiar...

— Eso parece justo lo que ocurre con tu sobrino— Fabrizio verbaliza los pensamientos que rondan mi cabeza inclinando su cabeza hacia Luca.

— Lo que ocurre es que no deberías estar aquí— Luca expulsa el humo mirando con odio a mí hermano. — Nadie te ha llamado.

— Vete a la mierda, Luca.

— Casi me olvido de la facilidad con la que te enfadas.

— Y yo de lo idiota que eres.

— Estamos un poco tensos— decido intervenir antes de que inicie la discusión—, lo importante es que Gabriella despierte y nos de algunas respuestas. Lo demás podéis resolverlo en otro momento.