La familia Avalón tiene secretos, uno importante es sobre aquella niña de cabello corto y rubio; a quien todo mundo parecía tratarla como un chico más.
Su vida siendo de las más prestigiosas: Tenía dinero, poder, era sangre pura y su familia era de...
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Hogwarts-
-Atlanta sonreía emocionada, divertida y burlona; todo mientras caminaba con la frente en alto hasta su tonto hermano.
Quien estaba al fondo de la sala común, sentado frente a la ventana y mirando al Calamar Gigante. La rubia menor sonrió feliz, dejando tres pedazos de pergaminos sobre el marco de la ventana, asustando un poco a Apollo, quien se giró rápido para mirar quién había interrumpido su paz.
Y cuando vio a su hermana, solo rodó sus ojos, sorbiendo su nariz roja y regresando su vista al agua que estaba del otro lado de aquella resistente ventana-
Atlanta: Buenas noches a ti también, perdedor. -sonrió divertida-
Apollo: ¿Qué quieres, Atlanta? -rodó los ojos-
Atlanta: A ver. -fingió pensar- Ya soy las diez de la noche y, justo el momento perfecto para darle fin a nuestra apuesta.
-Y en ese momento, Apollo abrió sus ojos, perplejo y asustado al recordar aquello. ¿Cómo se le había olvidado esa tonta apuesta? Por Merlín, estaba seguro de que podía ganarla, solo debía amenazar a algunas niñas de primer año y lo conseguiría.
Pero toda la tarde estuvo tan ocupado peleando con Hermione Dientuda Granger, que se olvidó de eso-
Apollo: No se vale, me olvide.
Atlanta: ¿Con qué? ¿Mirando a Cali? -murmuró divertida mirando al Calamar Gigante-
Apollo: No.
Atlanta: ¿Entonces?
Apollo: Yo... peleé con la Dientuda Granger en la tarde y vine aquí para leer, le quite mi cuento. -sonrió mostrando aquel pequeño libro que tenía en sus piernas-
Atlanta: ¿Con Granger? ¿Por qué? Ella es linda y amable, deberías conocerla.
Apollo: Prefiero besarle el trasero a Filch que conocer a esa impura. -rodó los ojos-
Atlanta: Entonces ve a besarselo, eres un idiota. -rodó los ojos-
Apollo: Ya, ya, olvida eso. De todos modos... no creo poder conseguir las lechuzas en tan poco tiempo.
