C: 72 - EL MOMENTO

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Hogwarts-



—Jurar que podían evitar a todos quienes los señalaban o insultaban, ya sea en voz baja o de frente, era una mentira. A pesar de que eran buenos ocultando sus sentimientos, ambos mellizos Avalón seguían siendo un par de mellizos de dieciséis años. Solo eran unos jóvenes, unos que solo querían disfrutar por primera vez la libertad.

No estaba Eros, al menos no con ellos, eso era lo mejor que podía pasarles.

Ahora podían amar sin preocupaciones a las chicas a quienes sus corazones habían elegido. Ahora podían practicar el deporte que tanto amaban mutuamente, incluso vestir como querían. Todo era bueno, a pesar de lo malo; y aunque vivían en un mejor mundo, donde su padre ya no manipulaba a su madre, se sentían incómodos al vivir ahora en el mundo donde ambos eran los más odiados.

Manejar a un gran grupo de jóvenes estudiantes que te odiaban era complicado, pero al menos Atlanta y Apollo se tenían el uno al otro.

Así que apenas se sentaron en su banca correspondiente, se tomaron de las manos bajo aquella mesa de madera-

Apollo: Descuida, se les pasara pronto. -susurró a su hermana-

Atlanta: Sé que no hay tanto problema con nuestra casa, pero en serio había encontrado la manera de ser una de las pocas Slytherin en ser amigable con todos y caerles bien. Que me vuelva a odiar por Eros es algo injusto. -murmuró ofendida-

Apollo: Te acostumbras algún día. -se encogió de hombros-

-a él todos lo odiaban, y eso que solo aventaba a estudiantes por las escaleras. Ahora que tenían un odio más fuerte para atacarlo, sentía que era injusto, pero aún así, tenía que pagar por las acciones injustas del idiota que le dio la vida-

Atlanta: ¿Cómo haces eso? -lo miró-

Apollo: ¿Qué cosa?

Atlanta: Siempre has odiado a Eros, y vives tu vida normal, como siempre, al menos es lo que veo. -suspiró- Yo apenas me entere de todo le tengo tanto odio, rencor y ganas de golpearlo al estilo muggle. Estoy llena de coraje, Rodolfo. ¿Cómo logras sonreír o mantenerte sereno incluso en una situación como esta?

Apollo: No estoy "sereno". -sonrió- Solo disfruto mi vida mientras él no está. El día en que lo tengs de frente, créeme, no dudaré en aventarle diez maldiciones.

Atlanta: Avísame cuando sea así, para ayudarte. -suspiró-

Apollo: Con mucho gusto, Atlantida. -sonrió-

-Atlanta rodó los ojos, sonriendo al escuchar aquel apodo que solamente su hermano le decía desde que tenía memoria. Pero al llevar su vista a la mesa de enfrente, específicamente la mesa de los Leones de Gryffindor, sonrió pícara al ver de reojo como una castaña no despegaba su mirada en su hermano mellizo-

Atlanta: Vaya, debes tener demasiado loca a Hermione como para que no te quite el ojo de encima. -murmuró burlona, dándole un pequeño codazo a su hermano-

Apollo: ¿Qué? -se sorprendió, y de inmediato su vista viajo a la chica sentada de frente a ellos-

-Hermione sonrió apenas aquella mirada azul se posó en sus ojos color avellanas. Ella sin duda estaba feliz de ser vista, y no pudo evitar suspirar.

 LOS SECRETOS DE AVALÓN  -  G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora