C: 122 - DECISIONES DIFÍCILES Y REGAÑOS MATERNALES

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Casa Avalón.
Grecia-



—El frío aire de la madrugada acariciaba sus rostros mientras las tres jóvenes, Caya, Hermione y Emily, permanecían en el umbral de la casa de Astrea Avalón, despidiéndose de Cassandra, Lily, Astrea y Nikos.

La luna, ya alta en el cielo, lanzaba destellos plateados que se reflejaban sobre el vasto campo nevado que rodeaba la casa, cubriendo el terreno con una fina capa de luz. La nieve reciente cubría las flores que aún permanecían firmes, creando un contraste entre el colorido escondido y el frío blanco que dominaba la escena.

Astrea, con su porte firme y solemne, se adelantó primero, sus ojos azules como el cielo se clavaron en las tres jóvenes con una mezcla de orgullo y preocupación. Llevaba una capa oscura que ondeaba ligeramente con el viento, y su mano derecha se posó sobre el hombro de Caya, su nieta. El momento era crucial, no solo por lo que el viaje significaba, sino también por lo que las jóvenes se disponían a enfrentar-

Astrea: Recuerden. -comentó la mujer con voz firme, pero cálida- El Monte Olimpo no es solo un lugar físico. Es un lugar cargado de magia antigua, de secretos guardados por siglos. Respeten cada paso que den. La montaña probará su determinación, pero también les dará respuestas si saben escucharlas.

-Caya asintió con la cabeza, su mente aún enmarañada por todo lo que había descubierto en las últimas dos semanas desde que robaron en el Mágico Museo Griego: su verdadera identidad, su linaje, su conexión con los Avalón, el lugar donde estaban cautivos.

Era difícil asimilarlo todo, pero no había tiempo para detenerse. Los secretos familiares y la misteriosa desaparición de Apollo y Atlanta dependían de lo que encontraran en el Olimpo.

Hermione, con los ojos brillantes a pesar del cansancio, lanzó una mirada firme a Astrea. Sabía que, aunque era extranjera en esta tierra, la magia que recorría Grecia la aceptaba tanto como lo hacía con las hijas de su propio suelo-

Hermione: Haremos lo necesario, Astrea. Llegaremos al templo de los dioses, y encontraremos las respuestas. -aseguró, con la voz firme que tanto la caracterizaba-

-Lily, con su expresión serena y sus ojos amables, se acercó a Hermione, colocando sus manos sobre las de la joven-

Lily: Hermione, tienes un don, no solo de la magia, sino de la sabiduría. Usa tu intelecto, pero escucha también a tu corazón. -le sonrió- A veces las respuestas no están en los libros, sino en lo que sientes aquí. -comentó, tocando su pecho suavemente-

-Hermione esbozó una leve sonrisa. Aunque estaba acostumbrada a resolver problemas con lógica, entendía que este viaje requeriría más que eso. Estaba preparada, o al menos, quería estarlo.

Cassandra se acercó a Emily, sus ojos llenos de comprensión y afecto. Emily, con su cabello oscuro suelto y sus cejas ligeramente arqueadas, parecía más tranquila de lo que en realidad estaba-

Cassandra: Emily, hija... -comenzó la rubia- Sé que eres fuerte, y tu valentía te ha traído hasta aquí, pero también debes saber cuándo apoyarte en quienes te rodean. -la miró fijamente- Este viaje no es uno que puedas hacer sola, así que no tengas miedo de depender de las personas que están a tu lado.

-Emily, con una sonrisa torpe pero agradecida, asintió-

Emily: Lo sé, Cassandra. No podría haber llegado hasta aquí sin Caya y Hermione, y sé que el resto del camino no será diferente. Pero agradezco tus palabras, porque, honestamente… a veces olvido que está bien pedir ayuda.

-Nikos, de pie ligeramente detrás de las mujeres, observaba a su nieta con una mezcla de nostalgia y orgullo.

Su bigote canoso se movía ligeramente cuando sonreía, y su postura, siempre erguida, reflejaba la fortaleza que había pasado de generación en generación-

 LOS SECRETOS DE AVALÓN  -  G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora