C: 4 - CRUJIENTES

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Hogwarts-


-Atlanta había recibido una carta de su madre, diciéndole que si no cumplía con mantener un perfil digno de su parte, podía despedirse de varios privilegios que la joven rubia tenía en esos momentos.

Aquello solo fue una advertencia, pero sin duda el ánimo de la niña había caído ese día del miércoles por la tarde... y todo gracias a su hermano mayor.

Apollo, quien se encontraba junto a un libro de cuentos de Beedle el Bardo, algo que apreciaba en esos momentos, ya que su madre jamás lo dejaba leer esa clase de lectura. Sin duda era algo que le hacía mucha ilusión.

Ningún niño se acercaba al pequeño rubio, nadie quería siquiera pensar en ser su amigo, o hacerlo enojar. Nadie quería meterse con él primogénito de la tan afamada, apreciada y purista familia Avalón... ninguno excepto un rubio de ojos grises.

El cual, así como él, estaba solo. Ambos sufriendo exactamente lo mismo con el tema de las amistades, pero uno más afectado que otro; Draco Malfoy se acercaba a pasos decididos y con la cabeza en alto hasta el otro rubio, quien se encontraba sentado debajo de un árbol, lejos de todos y atento a su lectura.

Cuando el ojigris quedó parado frente al ojiazul, sonrió nervioso, queriendo evitar que el mismo resultado del Gran Comedor volviera a suceder-

Draco: Yo...

-Eso fue suficiente para que Apollo alzará su vista, analizando y juzgando con aquella mirada al rubio frente a él-

Draco: ¿Quieres unos dulces? -sonrió- Mamá me dio algunas bolsas antes de venir a Hogwarts, me quedan muchas aún. Podríamos compartirlas mientras nos conocemos.

Apollo: ¿Y por qué crees que yo quiero conocerte. -alzó una ceja-

Draco: Porque tengo dulces. -sonrió extendiendo la bolsa-

-Apollo rodó los ojos al escuchar eso, pero su madre no lo dejaba comer aquello, así que... ¿por qué no? Después podía volver a ignorar al niño-

Apollo: Siéntate, Malfoy.

-El rubio ojigris sonrió emocionado, sentándose a su lado sin importarle el pasto o la tierra, al fin tenía un amigo, y eso era lo único que le importaba.

Por otro lado, Apollo solo lo miró confundido. ¿Por qué quería estar con él? Ni el mismo Apollo se soportaba, pero ya era decisión del ojigris y no suya-

Draco: ¿Quieres ranas de chocolate, regaliz, diablillos de pimienta y...

Apollo: Dame los diablillos de pimienta. -sonrió-

 LOS SECRETOS DE AVALÓN  -  G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora