C: 96 - LENGÜETAZOS DE HIPOGRIFO

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Hogwarts-
Campo de Quidditch-


—Ambos equipos de quidditch salieron al campo en medio de apoteósicos gritos de ánimo y abucheos. Uno de los extremos del estadio era una masa roja y dorada; el otro, un mar verde y plateado.

Muchos alumnos de Hufflepuff y Ravenclaw habían tomado también partido. Aun así, en medio de los gritos y aplausos, Apollo distinguió entre aquella multitud roja, a su novia, quien ondeaba dos pequeñas bamderitas verdes y plateadas con el escudo de Slytherin; en sus mejillas tenía pintadas dos líneas horizontales color verde, para cubrirse del frío que aún quedaba por el Invierno que poco a poco se iba, la bufanda de la casa de Salazar Slytherin cubría el cuello de la chica que hacía latir el corazón del rubio.

Apollo sonrió enternecido, sin duda el jugar quidditch, y tener a Hermione Granger apoyándolo y alentandolo a pesar de jugar contra su propia casa, era algo que lo hacía sumamente feliz.

Pero al escuchar una pequeña risa a su lado, se giró a ver a su hermana, quien sonreía divertida mientras tenía su vista justo donde él observaba anteriormente-

Apollo: ¿Qué sucede? -preguntó confundido-

Atlanta: Tengo a la mejor novia del mundo, solo eso. -respondió feliz-

-Apollo, confundido, se giró una vez más para ver a los Gryffindor, y no tardo en distinguir a su cuñada, quien, justo como Hermione, era de los pocos, por no decir sólo tres, estudiantes que se veían entre esa multitud de colores rojos y dorado, con su claro apoyo a las serpientes de Slytherin.

Apollo frunció el ceño al ver a su cuñada, perplejo de lo que veía, pensó en que sin duda esa chica era el complemento perfecto para su hermana; Emily Agreste estaba a lado de Hermione, al igual que ella con las mejillas pintadas de verde, pero sosteniendo en su mano una sola banderita, con el gorro y la bufanda de la casa de Slytherin, y en su otra mano, un cartel con una fina letra que decía: "No importa que sea contra mi casa, Avalón. Si pierdes, no hay récompense de nuit".

Apollo en serio intentó descifrar una y otra vez aquellas palabras, y rendido, miró a su hermana-

Apollo: ¿Qué dice? ¿A qué se refiere?

Atlanta: Nada de lo que debas enterarte, hermanito. -sonrió inocente-

-Apollo estaba a punto de insistir para saber lo que decía ese cartel, pero al ver a Madame Hooch, quien hacía de árbitro y ya estaba preparada para soltar las pelotas de la caja, suspiró rendido, caminando hacía su equipo junto a su hermana-

Hooch: Estrechen la mano, capitanes. -indicó mirando a ambos representantes de cada equipo que se encontraban a sus lados-

-Apollo miró a ambos, reteniendo una risa al ver como Urquhart le trituraba los dedos a Harry en un fuerte apretón, logrando hacer que el azabache cerrará los ojos, intentando soportar el dolor-

Hooch: Monten sus escobas. -miró a todos- Atentos al silbato. Tres… dos... uno…

-Y tan pronto sonó el silbato, Apollo y los demás se impulsaron con una fuerte patada en el helado suelo y echaron a volar.

Apollo recorrió el perímetro del campo antes de iniciar con el plan estratégico que Urquhart le había indicado a ambos hermanos minutos antes en los vestidores-

Urquhart: ¡Bien, como lo practicamos...

Apollo: ¿De qué diablos estás hablando, Urquhart? ¡No entrenamos contigo y el equipo ningún día! -expresó llegando en su escoba a su lado derecho-

 LOS SECRETOS DE AVALÓN  -  G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora