C: 42 - MI CASA, MIS REGLAS

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Casa de Astrea Avalón.
Grecia-


-Dos semanas en ese lugar, y Apollo ya había conseguido una gran amiga. Cassandra, sorprendentemente, se había comportado como la madre del año. El rubio pensó que habían cambiado a su madre en el tren antes de llegar a Grecia mientras él dormía, pero cuando escuchó sin querer una conversación entre su abuela y su madre, entendió que solo había sido una regla que Astrea le había planteado a la rubia.

"Su casa, sus reglas". Así que no debía ser grosera con su hijo en ningún momento; Cassandra no parecía tener problemas con aquello. Incluso interactuaba con Caya, cuando Apollo sabía perfectamente que su madre no era la especie de mujer que solía hablar con "él personal". Apenas y le hablaba a los elfos domésticos de su mansión, pero al menos se alegraba de que la pelinegra de ojos verdes tuviera un buen trato con su madre. Lo que menos quería era que le faltara el respeto.

Aun así, ambos jóvenes de la misma edad, al atardecer, solían salir a disfrutar del inmenso campo que los terrenos de su abuela le permitían. Grecia era... mágico; más que el mundo mágico que Apollo normalmente conocía.

Y sabía que mucho de eso, era por su compañía. En ese momento, se encontraba con Caya, en los jardines llenos de flores que la joven regaba y ayudaba a cuidar... al menos solo era Caya, Apollo todo el tiempo se mantuvo lejos de aquel jardín-

Caya: ¡Vamos, inténtalo! -sonrió-

Apollo: ¡No! -gritó desde la orilla que separaba el inicio del campo verde y el escalón para entrar a casa de su abuela- ¡Si lo hago, moriré!

Caya: ¿En serio eres así de alérgico? -sonrió divertida, acercándose al chico-

Apollo: No lo creerías. Odio la primavera por eso, no puedo estar cerca de las flores. -la miró llegar frente a él-

Caya: Que mal, en serio tenía ganas de enseñarte mis flores favoritas. Su olor es increíble. -sonrió-

Apollo: Mejor muéstrame de lejos cuales son. Eso también puede funcionar.

Caya: Bien, pero si en serio fueras mi amigo, te arriesgarías a superar tu alergia y adentrarte a las flores... a pesar de saber que puedes morir. -se cruzó de brazos divertida-

Apollo: Debería estar completamente loco para siquiera tocar una sola flor con mis manos, sabiendo que puedo morir. -imitó su acción-

-aunque el rubio rápidamente se sorprendió al darse cuenta de lo que había dicho, y de lo que hace unos años había hecho por la misma castaña que le robaba suspiros-

Caya: Tierra llamando a Apollo. -murmuró pasando su mano frente a los ojos del rubio-

-Apollo sacudió la cabeza, sorprendido al darse cuenta que incluso antes de saber que empezaba a ver de diferente forma a Hermione Granger, él ya se había arriesgado demasiado por ella-

Apollo: Perdón, ¿decías algo?

Caya: Te decía que si quieres dar un paseo alrededor del campo. -sonrió tímida- No quiero arriesgarte a morir en Grecia con un campo lleno de miles de flores. Así que te ofrezco una diferente experiencia.

Apollo: Mientras no me acerque al polen, todo bien. -sonrió-

-la ojiverde asintió, estirando tímidamente su mano hacia el rubio, quien con un poco de dudas, acepto aquello. Entrelazando sus manos, empezaron a caminar. Todo bajo la atenta mirada de Cassandra Avalón. Quien veía toda esa interacción de brazos cruzados, con una taza de té en su mano izquierda, la cual era cubierta aún por sus característicos guantes largos de seda que usaba-

 LOS SECRETOS DE AVALÓN  -  G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora