C: 71 - PENSARLO MUCHO

951 116 35
                                    

Hogwarts-


Una semana había pasado, y en aquella semana el único tema para hablar era sobre los Avalón, y sí, los mellizos Avalón estaban en boca de todos; la mayoría de estudiantes ahora, además de tenerles miedo, los odiaban.

Y todo por Eros Avalón.

Atlanta no tomaba en cuenta aquello, la rubia estaba más emocionada al saber que sería el primer año en el que podía dar a conocer su amor por su pelinegra sin temor a sus padres o esos ridículos deberes que debía hacer.

Pero no, Atlanta Avalón ahora era una chica libre, y era por eso que esperaba afuera de la sala común de los Leones a posiblemente el amor de su vida-

Emily: ¿Tanto tarde? -preguntó la ojimarron apenas salió de su sala común y observó con cara de aburrimiento a su rubia favorita-

Atlanta: Solo un poco, aun debo acostumbrarme a todo esto. -sonrió,  acercándose a su chica- ¿Estás lista?

Emily: Depende, ¿qué haremos, Avalón? -alzó una ceja, mirando a la ojiazul con los ojos entrecerrados-

Atlanta: Solo sígueme. -le guiñó un ojo-

-después de eso, Atlanta tomó la mano de Emily Agreste y ambas bajaron las escaleras de la Torre.

Mientras tanto, Hermione Granger se encontraba terminando su primer proyecto que le habían dejado hace dos días. La profesora Mcgonagall era exigente, y ella era amante de los deberes, así que en lugar de estresarse, estaba emocionada.

Ginny Weasley, quien estaba sentada en su cama frente a ella, solo miraba el reloj de la mesita de noche de la castaña y después a su mejor amiga. Solo esperaba que Hermione se acordara de que tenía que salir en media hora.

Aun así, la pelirroja decidió prevenir que lamentar. No le agradaban los Avalón, pero no podía hacer nada, sus compañeras de habitación estaban demasiado cultivadas por ambos rubios, solo le quedaba unirse a ellas y apoyarlas en sus futuras relaciones-

Ginny: Hermione. -expresó, llamando la atención de la castaña, quien sólo emitió un sonido de garganta para hacerle saber a la pelirroja que la escuchaba-

-Ginny Weasley suspiró rendida, sí, sabía que era imposible sacar a Hermione del mundo del estudio y las tareas, pero como buena amiga, tenía una misión que completar-

Ginny: ¿Ya viste la hora? -se cruzó de brazos-

-Hermione frunció el ceño al escuchar aquello y, confundida, giró su vista a su reloj-

Hermione: Son las cuatro en punto. -comentó, antes de por fin girar su vista a su otra mejor amiga- ¿Por qué...

Ginny: ¿No tenías algo que hacer en media hora? -alzó una ceja-

-y en ese momento, el rostro de Hermione palideció. Se levantó de golpe de aquella cama suya, la cual dejó con sus libros, pergaminos, pluma y tintas encima. Sin pensar más en aquello, corrió hacía su armario para sacar la ropa que había elegido un día antes.

 LOS SECRETOS DE AVALÓN  -  G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora