C: 80 - ALUMNO EN DEPRESIÓN

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Hogwarts-

-Al anochecer de aquel primer día de clases de regreso de vacaciones, Regulus Black se encontraba caminando fuera del Gran Comedor, con el pensamiento de buscar al rubio que no había visto todo el día. Se le había hecho extraño, y más al saber que debían empezar a practicar.

Así que apenas el hombre joven visualizo a la melliza de Apollo, se acercó de forma cauteloso a aquella rubia que miraba embobada a la pelinegra que tenía a lado-

Regulus: Buenas noches, Señorita Agreste. Mini McKinnon. -pronunció con voz amigable-

-ambas se sorprendieron al ver a su nuevo profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras frente a ellas, pero aún así, sonrieron-

Emily: Profesor, Black. -lo miró-

Atlanta: ¿Se le ofrece algo? -lo miró confundida-

Regulus: De hecho sí. -la miró- Quería preguntar por la ausencia de su hermano. ¿Sabe dónde está Apollo?

Atlanta: No, lo siento. -suspiró- Esta mañana estábamos bien, hasta que Harry llegó a él antes del desayuno y no volví a verlo. -confesó-

-tanto Emily como Regulus se quedaron confundidos al escuchar eso. Ambos habían visto al joven azabache en las clases, a pesar de que se veía pensativo y un poco distante, estuvo presente.

¿Entonces dónde estaba Apollo?-

Regulus: ¿No lo ha buscado?

Atlanta: Señor Black, me agrada. -sonrió amable- Pero si Apollo desaparece es porque está mal y quiere su espacio, créame, hasta yo siento lo que él siente. -lo miró-

Regulus: ¿Y qué siente? -la miró serio, pero curioso-

Atlanta: Decepción. -ladeo la cabeza- Algo que le importaba muchísimo debió haber salido mal como para que se sienta así.

Regulus: Entiendo. -suspiró-

Atlanta: Puede buscarlo si quiere. De seguro esta en su habitación, en la sala común de Slytherin. Ya sabe cómo funciona todo allá, después de todo es un ex Slytherin.

Regulus: Creo que le haré caso a ese consejo, Mini McKinnon. -asintió- Disculpen las molestias, pueden seguir en... lo suyo. -sonrió-

Emily: ¿Gracias? -asintió confundida-

-aun así, cuando el hombre se fue hacia los pasillos que daban a las Mazmorras, Emily miró a Atlanta. Quizá apenas empezaba a tratar a su cuñado, pero incluso ella había visto a su mejor amiga preocupada en la mayoría de clases que compartieron ese día con las serpientes. Y la castaña, al no ver a su rubio presumido, estaba que se moría.

Quizá podía sacar información para hacerle saber a quizá una de las personas que más se preocupan por ese ojiazul-

Emily: ¿Sientes lo que Apollo siente? -la miró fijamente-

Atlanta: Cosa de mellizos. -se encogió de hombros- No lo entenderías.

Emily: ¿Existe la conexión de mellizos? -pregunto una vez más-

-Atlanta asintió, sonriendo, aunque al seguir sintiendo aquella sensación de estrés, decepción y tristeza, suspiró-

Atlanta: No sé cómo es posible, pero sí. Contigo estoy feliz, demasiado. -sonrió sincera- Pero cuando pienso y me concentro en Apollo solo es... vacío. -confesó- Como si su felicidad estuviera en el borde de un peñasco.

 LOS SECRETOS DE AVALÓN  -  G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora