C: 121 - GOLPE DE REALIDAD

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Mágico Museo Griego.
Templo de zona restringida-

-El aire gélido y cortante del limbo griego seguía envolviendo a Hermione, Caya y Emily mientras observaban el espejo de oro antiguo, incrustado con piedras preciosas que brillaban débilmente en la oscuridad.

El templo alrededor de ellas, majestuoso y decadente, se estiraba hasta el infinito, con sus columnas dóricas cubiertas por el humo negro que serpenteaba con una malicia silenciosa. La nieve caía con furia, cubriendo el mármol del suelo y amortiguando los pasos de las tres mujeres.

Hermione, con el corazón acelerado, sintió cómo su garganta se cerraba. La figura en el espejo, delgada y masculina, descansaba contra una de las columnas lejanas, temblando de frío. Aunque la distancia entre ellos parecía infinita, sabía que lo había reconocido-

Hermione: ¡Apollo! -gritó una vez más con desesperación, su voz atravesando el espacio gélido-

-Apollo, dentro del reflejo, alzó la cabeza bruscamente al escuchar su nombre.

Sus ojos, vacíos y llenos de desolación, buscaron a Hermione, pero no la encontró. Sus labios se movieron, murmurando algo que no podían oír, y miró en todas direcciones, confundido y alarmado. Hermione volvió a llamarlo, pero él seguía sin poder verla-

Caya: ¡Apollo! -también gritó, dando un paso al frente, sus manos temblorosas apretando el borde de su capa. Y luego Emily, con la voz quebrada-

Emily: ¡Apollo! ¡Estamos aquí! -exclamó con urgencia, intentando mantener la calma mientras sentía cómo su corazón palpitaba desenfrenado-

-Pero nada. Él seguía perdido, incapaz de encontrarlas en esa oscuridad abrumadora.

De repente, el espejo titiló, y la imagen cambió. Ahora, era una mujer la que aparecía en el reflejo, una figura femenina de cabellera larga y rubia, algo sucia y enredada, con una túnica blanca estilo griego.

Estaba parada en la nieve, exhausta, sus ojos brillaban con una mezcla de terror y esperanza. Emily jadeó al verla-

Emily: ¡Es Atlanta! -expreso con incredulidad. Se giró hacia su mejor amiga y la chica se lentes, con la desesperación pintada en su rostro- ¡Si Apollo era el otro, entonces ella... debe ser Atlanta!

-Emily no dudó más y gritó el nombre de su amada con toda la fuerza de sus pulmones-

Emily: ¡Atlanta! ¡Atlanta, mírame!

-La silueta en el espejo se detuvo, paralizada, y su cabeza se alzó lentamente.

Parecía confundida, perdida en esa eternidad blanca. Pero Emily continuó, su voz temblando de emoción-

Emily:¡Estamos aquí! ¡Voy a sacarte de ahí! -ella temblaba de pies a cabeza, su voz llena de una mezcla de alegría, terror y esperanza renovada- ¡Te lo prometo, te traeremos de vuelta!

-Atlanta finalmente giró por completo, buscando desesperadamente de dónde venía la voz.

Sus ojos, vacíos por el tiempo que había pasado en ese horrible lugar, de repente encontraron el reflejo de Emily, y por un segundo, pareció que el mundo había dejado de girar-

Atlanta: Emily... -susurró perpleja, y comenzó a correr hacia el espejo-

-Su túnica revoloteando detrás de ella como un fantasma atrapado en la tormenta de nieve. Sus lágrimas eran visibles incluso a través del reflejo-

Emily: ¡Corre, Atlanta, corre! -le gritaba, con palabras de aliento, sus manos apretando el espejo como si pudiera alcanzarla- ¡Ya casi estás aquí!

-Atlanta, con el corazón desbocado, se acercaba cada vez más, los pies hundiéndose en la nieve pesada, sus manos extendiéndose hacia el cristal, tan cerca de cruzar, de tocar a Emily.

 LOS SECRETOS DE AVALÓN  -  G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora